Un sexy genio y su mejor amigo. Pondrán el mundo de cabeza para conquistar a sus amores. Esas dos hermosas jóvenes fueron escogidas por ellos desde su niñez, pero no están dispuestas a ceder tan fácilmente y lucharán por cambiar el rumbo de su destino. Sin contar que estos dos leones territoriales no están dispuestos a dejarlas escapar.
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CAPÍTULO 4
Dimitri se acercó a Luna y la tomó por los hombros, para verla directamente a los ojos.
Luna giró su rostro para evitar el contacto visual, pero Dimitri pegó su frente con la de ella y su respiración se mezcló con la de ella.
—¿En qué momento nos perdimos? Luna te amo, eres la mujer de mi vida.
Luna cerró los ojos para escapar de la mirada penetrante del sexy hombre frente a ella.
Pero tampoco quería seguir huyendo de él. Ya era momento, de enfrentar sus miedos y sus inseguridades.
—Dimitri, tu arrogancia y tu prepotencia se han metido entre nosotros. Entiende de una vez por todas. No eres un Tarásov, ni siquiera eres un mafioso. Eres un chico rico, decente y normal. Termina de aceptarte a ti mismo, para que los demás podamos hacerlo.
Dimitri sintió avergonzado por estas palabras. Él sintió su corazón romperse, al no ver, amor en la mirada de Luna. Al parecer, en algún momento, ella había dejado de amarlo.
Dimitri se alejó de ella y caminó hasta la ventana. En ese momento, un vacío se alojó en su pecho. Talvez, todo este esfuerzo por retenerla a su lado había sido en vano. Tal vez, el momento de dejarla ir y seguir su camino sin ella había llegado.
Dimitri fijó su mirada en el horizonte y tomó una gran bocanada de aire, antes de girarse hacia ella.
—Tienes razón Luna. Nada de esto tiene sentido. El amor no puede ser unilateral y es evidente que tú no me amas y con mi insistencia solo he logrado que me desprecies y que me aborrezcas y te pido perdón por eso. Pero no te preocupes, a partir de este día, dejaré de ser una sombra en tu vida.
Luna sintió un vacío en su corazón. Era verdad, que ella había luchado por alejarse de él, pero no podía negar, que no podía imaginar su vida, sin su mafioso de juguete al acecho.
Ella se acercó a él y trato de poner la mano en su hombro para consolarlo, pero Dimitri esquivó su cercanía y levantó las manos para mantener la distancia.
—Tranquila Luna, tú solo dijiste lo que sientes y tienes razón. Ahora busquemos nuestros celulares a ver si hay señal. Necesitaremos ayuda para salir de aquí.
Dimitri revisó su bolsillo, sacó su teléfono y comenzó a caminar por la cabaña sosteniendo el celular en lo alto para tratar de encontrar señal, pero era inútil.
Luna caminaba detrás de él, tratando de hablarle. Ella sabía que lo había lastimado con sus palabras y quería retractarse, pero Dimitri ignoró sus intenciones.
—Dimi —le susurró ella en un tono de súplica, pero Dimitri había decidido dejarla ir.
Dimitri subió al piso de arriba, pero tampoco había señal, entonces volvió al piso de abajo y observó a Luna.
—Salgamos de aquí. Tal vez, si nos quedamos cerca de la carretera, podemos encontrar ayuda —dijo Dimitri caminando hacia la puerta de la cabaña.
Pero Luna no quería irse, no sin tener la oportunidad de disculparse por sus duras palabras. Entonces ella se acercó a la chimenea y comenzó a buscar la manera de encenderla.
Dimitri salió de la cabaña y al darse cuenta de que ella se había quedado atrás, regresó hacia el interior.
—¿Qué haces Luna? Debemos aprovechar que aún hay luz solar para buscar ayuda. Si te molestan los zapatos, puedo cargarte hasta allá.
Luna ignoró sus palabras y aplaudió por haber logrado encender la chimenea.
Dimitri le mostró una sonrisa amarga, una con la que trataba de disimular el derrumbe en su interior.
Ella estaba tan hermosa, un poco despeinada, y a la vez elegante con su vestido, a pesar de estar algo desarreglado.
Luna caminó hacia la ventana y miró hacia el cielo, antes de responderle.
—No, Dimi. Mira esas nubes, parece que en realidad va a llover. ¿Te imaginas, que nos agarre la lluvia ahí afuera? No tenemos ropa para cambiarnos y podemos enfermar. Mejor ven, vamos a disfrutar de un poco de calor. Mañana nos vamos.
Dimitri, incrédulo se acercó a la ventana. Él se sorprendió al ver como las nubes negras se aproximaban hacia ellos.
Dimitri se pasó las manos por la cara y negó con la cabeza. Definitivamente, que el universo conspiraba en su contra. Ahora que él ha decidido dejarla ir y olvidarse de ella, una tormenta se acerca y los dejará ahí aislados y solos.
Pero igual él se alejará de ella. Entonces, tomó su celular y caminó hacia las escaleras para subir al piso de arriba.
—Ok, Luna. Disfruta del fuego. Estaré arriba, trata de descansar. Mañana a primera hora nos vamos.
Luna solo asintió y acomodó su vestido para sentarse junto al fuego.
Dimitri se sentó junto a la ventana y observaba las primeras gotas de lluvia caer. Poco a poco la lluvia se fue intensificando. Dimitri se abrigó y sacó su celular. Él observaba las fotos de Luna en su galería y besaba la pantalla antes de ir borrando una a una.
Mientras tanto, Luna maldecía su gran bocota. Ella solo quería hacerlo sentir mal, como venganza por la vergüenza que paso en su boda. Pero jamás contó con que él tomara esta actitud de derrota y resignación. Pero ahora era ella, la que no estaba dispuesta a dejarlo ir.
De pronto, un gran estruendo se escuchó. Al parecer un relámpago cayó muy cerca y Luna no perdió tiempo en correr escaleras arriba.
Dimitri sonrió al escuchar el sonido de los tacones, golpear las escaleras. Sabía que ella le temía a los relámpagos.
—Te llamas Luna y le tienes miedo al cielo. Ja, ja, ja. Qué ironía. —le dijo Dimitri, sin moverse, no girarse a verla. Él sintió el aroma de su perfume invadiendo la habitación.
Luna ignoró sus palabras. Ella llegó hasta él y lo abrazó por la espalda.
Dimitri cerró los ojos al sentir los latidos del corazón de Luna rebotar en su espalda y el calor de su cuerpo alrededor de su cuello y ni hablar de su agitada respiración en su oído, lo que evidenciaba que ella había corrido hasta él.
—Dimitri, no quiero estar sola. Además, aquí está haciendo mucho frío. Ven acompáñame a la chimenea. Ahí espacio para los dos.
Dimitri sintió su cuerpo erizarse al escuchar esos cálidos susurros en su oreja.
Más capítulos por favor 🙏.
Gracias.