Olivia Lancaster siempre ha sido la hija perfecta: obediente, refinada y dispuesta a sacrificar su felicidad por el bienestar de su familia. Cuando una crisis financiera amenaza con destruir el imperio empresarial que su padre ha construido, Olivia accede a un matrimonio arreglado con Ethan Montgomery, el frío y misterioso magnate que podría salvarlos de la ruina.
Ethan no está interesado en el amor. Para él, el matrimonio es solo un acuerdo de negocios, una forma de asegurarse el control absoluto sobre la empresa de los Lancaster. Sin embargo, lo que comienza como una relación puramente contractual pronto se convierte en algo mucho más intenso. Olivia despierta en él un deseo que jamás imaginó sentir, un anhelo que desafía todas las reglas que se ha impuesto a sí mismo.
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Capitulo 24
Olivia se encontraba en la sala de estar, mirando a través de la ventana mientras la lluvia caía sin piedad sobre la ciudad. Las luces de los edificios parpadeaban en la oscuridad, pero en su interior había una tormenta aún más intensa. La atmósfera en el apartamento había cambiado drásticamente en los últimos días, como si un aire de desafío y tensión flotara entre ella y Ethan. Las cosas que habían prometido dejar atrás parecían regresar, como sombras acechando en la oscuridad.
Un movimiento en la puerta la sacó de sus pensamientos. Ethan entró, su figura alta y poderosa proyectando una confianza que la inquietaba. Sus ojos oscuros brillaban con una mezcla de deseo y determinación, un recordatorio constante de la tensión que había crecido entre ellos.
—¿Estás lista? —preguntó, con una sonrisa que prometía diversión, pero que también tenía un matiz de desafío.
—¿Lista para qué? —replicó Olivia, cruzando los brazos sobre su pecho, sintiendo cómo la resistencia se apoderaba de ella.
—Para jugar —dijo, acercándose con un paso decidido. El aire entre ellos se cargó de una energía eléctrica que hizo que su corazón latiera más rápido.
Olivia arqueó una ceja, intrigada y a la vez cautelosa. Sabía que Ethan tenía una forma de jugar con los límites, pero esta vez había algo diferente en su tono, algo que la impulsaba a participar.
—¿A qué tipo de juego te refieres? —preguntó, un destello de curiosidad asomando en su voz.
Él sonrió, y ese gesto la hizo sentir tanto emoción como incertidumbre.
—Un juego de seducción, de manipulación —dijo, sus palabras salpicadas de una promesa tentadora—. Te aseguro que no será fácil, pero quiero que sepas que estoy dispuesto a llevarte al límite.
El corazón de Olivia se disparó. Sabía que el juego podría ser peligroso, pero no podía resistir la tentación de explorar esta nueva dinámica con él. La idea de seducirlo y a la vez ser seducida era algo que la atraía poderosamente.
—¿Y qué ganaré si acepto jugar? —inquirió, desafiando su mirada.
Ethan se inclinó hacia adelante, la intensidad en su mirada enviándole escalofríos a través de la columna vertebral.
—Ganarás mi atención total. Y si juegas bien, tal vez descubras partes de mí que no has visto antes —respondió, su voz suave y profunda, como un susurro tentador que prometía mucho más.
—¿Y si pierdo? —preguntó, consciente de que el peligro de la manipulación se cernía sobre ellos.
—No hay opción de perder —aseguró, acercándose aún más—. Solo hay formas de ganar o de salir con más preguntas.
Olivia tragó saliva, el pulso acelerado por la emoción del desafío. La idea de lanzarse a un juego con Ethan, de explorar sus límites y ver hasta dónde podían llegar, le resultaba irresistible.
—Está bien —dijo finalmente, su voz un susurro decidido—. Estoy dentro.
Una chispa brilló en los ojos de Ethan mientras sonreía, como si hubiera conseguido lo que quería.
—Perfecto. Pero recuerda, Olivia, este no es un juego fácil. Las emociones pueden volverse complicadas, y las reglas pueden cambiar en cualquier momento.
—Lo sé —respondió, su tono desafiante—. Pero estoy dispuesta a asumir ese riesgo.
Ethan extendió su mano, y ella tomó la suya con determinación. Mientras se miraban, una mezcla de seducción y tensión llenaba la habitación.
La noche se volvió un escenario, un terreno donde ambos podrían explorar sus deseos y secretos ocultos. Ethan la llevó a un mundo de seducción peligrosa, donde las miradas tenían significados ocultos y cada palabra podía ser una trampa.
Olivia se sintió como una marioneta en manos de un hábil titiritero, pero también como una actriz en un escenario, lista para interpretar su papel. A medida que avanzaban, las emociones se intensificaban.
Pronto se encontraron en un bar exclusivo, donde la música suave se entrelazaba con risas y murmullos. Las luces tenues creaban un ambiente perfecto para el juego que estaban a punto de jugar.
Ethan la miró con una sonrisa que la desarmaba.
—Vamos a empezar. Recuerda, hay que seducir y a la vez manipular. Cada movimiento cuenta.
Olivia sintió una oleada de adrenalina. A medida que se movían por la pista de baile, sintió cómo la tensión crecía. Ethan la guiaba con firmeza, y cada paso que daban juntos era una declaración de intenciones.
En el fondo, sabía que jugar con el corazón de Ethan era un riesgo. Pero la emoción de estar tan cerca de él, de sentir su deseo ardiendo bajo la superficie, la impulsaba a seguir adelante. A medida que se lanzaban en este juego, las reglas se volvían difusas, y pronto se dio cuenta de que cada mirada, cada roce, cada risa era una promesa de que estaban a punto de cruzar una línea que podría cambiarlo todo.
La noche se tornó una mezcla de risas, seducción y provocación. Ambos estaban atrapados en un tira y afloja, un juego peligroso que desafiaba sus corazones.
Cuando las luces del bar se atenuaron y la música se volvió más intensa, Olivia sintió que la atracción entre ellos alcanzaba un punto de ebullición. La tensión entre el deseo y la manipulación era palpable, y cada susurro y roce la acercaban más al borde de lo desconocido.
Y en ese momento, mientras bailaban entre sombras y promesas, se dio cuenta de que este juego con Ethan no solo jugaría con sus corazones, sino que también revelaría sus secretos más oscuros y profundos, llevándolos a un límite que nunca imaginaron.
Olivia y Ethan continuaron su danza, cada movimiento entrelazando sus cuerpos con una tensión que superaba la simple atracción. La música pulsaba a su alrededor, envolviéndolos en un ambiente cargado de expectación. Ella podía sentir el calor de su cuerpo cerca del suyo, una promesa de lo que estaba por venir.
Ethan la miraba con un fuego en sus ojos que la desarmaba, y cada vez que sus manos se rozaban, un escalofrío recorría su columna vertebral. Con cada giro, se dio cuenta de que el juego estaba más allá de la seducción; era una prueba de resistencia, un desafío a su voluntad.
—¿Estás lista para lo que viene? —preguntó Ethan, su voz un murmullo bajo que le hizo vibrar el estómago.
Olivia tragó saliva, sintiendo que el desafío se intensificaba. Era una pregunta simple, pero las implicaciones eran enormes. Sabía que se estaba adentrando en un territorio desconocido, uno donde el deseo y la manipulación podían llevarlos a lugares oscuros.
—No lo sé —respondió, su tono oscilando entre la valentía y la vulnerabilidad—. Pero estoy dispuesta a descubrirlo.
Ethan sonrió, un destello de satisfacción en su mirada. —Eso me gusta. La incertidumbre puede ser tan emocionante como el deseo mismo.
Con un giro repentino, la atrajo hacia él, sus labios apenas a unos centímetros de distancia. La conexión entre ellos era eléctrica, una chispa que podría encender un fuego incontrolable. En ese instante, Olivia sintió que todo lo que habían construido hasta ahora estaba en juego.
—Pero recuerda, Olivia, —continuó él, su voz profunda y cargada de advertencia—. este juego tiene sus reglas. Las emociones son volátiles, y lo que comienza como un desafío puede transformarse en algo mucho más profundo.
—¿Y qué pasa si no puedo manejarlo? —inquirió, su voz casi un susurro, la inquietud y la emoción entrelazándose en su interior.
—Entonces tendrías que decidir si estás dispuesta a seguir o no —respondió, su mirada fija en la suya—. Pero si decides quedarte, prepárate para sentir cada una de esas emociones intensamente.
Mientras la música resonaba en sus oídos, Olivia sintió que su corazón latía al ritmo de la conversación. ¿Era esto lo que realmente quería? ¿Derribar las paredes que había construido alrededor de su corazón?
Sin pensarlo, se acercó más a él, sus labios a un instante de los de Ethan. —Estoy dispuesta a correr el riesgo —declaró, con una resolución que la sorprendió incluso a ella misma.
La sonrisa de Ethan se amplió, revelando un lado juguetón que le era inconfundible. —Entonces juguemos, Olivia. Vamos a ver qué tan lejos podemos llevar esto.
Se movieron por la pista, el ritmo de la música guiándolos, y cada paso los acercaba más a una línea que sabían que no podían cruzar sin consecuencias. La tensión aumentaba, y el aire se llenaba de la promesa de lo que estaba por venir.
De repente, Ethan la detuvo, su expresión seria. —¿Estás segura de esto? No quiero que te sientas presionada.
Olivia lo miró, su corazón golpeando con fuerza. —He estado sintiendo esto por tanto tiempo. Quiero saber qué hay entre nosotros, Ethan. Quiero explorar cada parte de ti.
La mirada de Ethan se suavizó, pero había un destello de advertencia en sus ojos. —Tienes que entender que esto puede volverse complicado. Una vez que empecemos, no hay vuelta atrás.
—Lo sé. Pero estoy dispuesta a enfrentar lo que venga. —A medida que hablaba, se sintió más segura. Había algo liberador en aceptar sus propios deseos, en entregarse a la química que crecía entre ellos.
Ethan asintió, un aire de determinación en su postura. —Bien. Entonces hagámoslo.
Se acercó a ella, sus labios finalmente tocando los de Olivia en un beso que encendió todas las promesas no dichas. Fue un beso apasionado, lleno de deseo y urgencia, un fuego que había estado esperando a ser avivado. El mundo a su alrededor se desvaneció, y solo existieron ellos dos en ese momento.
La conexión entre ellos se profundizó con cada roce, cada susurro y cada caricia. Era un juego de seducción, pero también una exploración de su vulnerabilidad. Mientras sus labios se movían en perfecta sincronía, se dieron cuenta de que estaban más allá de las reglas que habían establecido; estaban al borde de algo que podría cambiar sus vidas para siempre.
Cuando se separaron, ambos respiraban con dificultad, sus frentes tocándose mientras el silencio entre ellos se llenaba de promesas.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Olivia, su voz entrecortada por la intensidad del momento.
—Ahora, —dijo Ethan, con una sonrisa traviesa—. comenzamos a jugar.
Con esa declaración, la noche se convirtió en un juego de emociones, secretos y deseo, donde cada movimiento, cada mirada, y cada beso eran un paso más cerca de la entrega total. Olivia supo que estaban en un camino peligroso, pero la emoción de lo desconocido la mantenía cautivada. Y así, se lanzaron a un juego que no solo pondría a prueba sus corazones, sino también los lazos que los unían en una danza peligrosa y apasionada.
ADEMÁS QUIERO REITERAR, QUE ESTA MUUUUUUY BIEN ESCRITA. GRACIASSSSSSS A LA AUTORA POR ESTA HISTORIA Y FELICITACIONES