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Desiree

Desiree

Status: En proceso
Genre:Romance / Mujer poderosa / Mafia / Diferencia de edad / Pareja destinada / El Ascenso de la Reina
Popularitas:15.5k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Jess Queen

Tercera parte! En emisión asique no se desesperen que vamos a paso lento pero seguro. Escribo con mucho amor asi que espero lo mismo de ustedes 🖤

NovelToon tiene autorización de Jess Queen para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 16

Mientras la camioneta se acerca a la mansión, Dean me informa de lo que ocurrió afuera. La madre del bebé se negó a entregarlo, y tuvieron que quitárselo a la fuerza. Mi padre, sin embargo, le aseguró que solo sería por un momento, que el bebé estaría bien y que yo solo quería conocerlo.

—¿Les quitaste los dispositivos? —pregunto, asegurándome de que no haya forma de que esa mujer llame a las autoridades. No quiero cargar con la muerte de la madre de mi hermano.

—Por supuesto, Dess. —Dean asiente con seguridad—. Mis chicos se quedarán con ellos hasta que decidas devolver al niño.

El bebé agarra mi dedo con su pequeña mano, mirándome primero a mí y luego a Dean. Hace una pequeña mueca que parece una sonrisa. Tiene el cabello rubio y poco abundante, la piel blanca y las mejillas rosadas. Se ve sano, demasiado para lo que esperaba.

—Eres igualito a nuestro progenitor —le susurro, observando cada uno de sus rasgos—. Espero que seas mejor hombre que él. Pero no te preocupes, estaré aquí para verte convertirte en uno.

—Te queda bien —comenta Dean con una sonrisa burlona, insinuando que me sienta bien tener un hijo en brazos.

—Dean, tendré hijos cuando tú te canses de saltar de cama en cama —le respondo, devolviéndole la sonrisa.

—O sea... nunca —se ríe, soltando una carcajada—. Lo bueno de esto es que en Nueva York tendré carne fresca los días de descanso.

La camioneta se detiene, y detrás de nosotros llegan Vlad, Theo y uno de los chicos de Dean en sus motos. Dean me ayuda a bajar, retomando su postura de guardaespaldas. El amigo simpático desaparece en cuanto estamos cerca de Vlad y Theo.

Intento acomodar mejor al bebé en mis brazos mientras las puertas de la mansión se abren para mí. Nunca tengo que esperar, siempre lo hacen al instante.

—Ya quiero verte con mis hijos en brazos —susurra Vlad al pasar junto a mí, pero al estar Dean cerca, se limita a sonreír con discreción.

—Tendrá que esperar mucho para eso, esposo —le respondo sin mirarlo.

Al entrar, todos los que estaban en la sala voltean a verme. Mi madre abre los ojos sorprendida al notar lo que traigo en brazos.

—Voy a mi habitación. No quiero ser molestada —digo, dirigiéndome a las escaleras.

Antes de que pueda avanzar, mi madre me detiene suavemente, tomándome del brazo.

—Déjame verlo al menos —me pide, extendiendo las manos y sonriendo al verlo—. Es idéntico a ti cuando eras bebé, Dess.

Mis tías se acercan también, curiosas por ver al pequeño de cerca.

—Hiciste lo correcto, cariño. El bebé no tiene la culpa de nada —comenta mi tío Eliot, cuando le paso el bebé a mi madre.

No le respondo. Estoy demasiado molesta con él. Se le pasaron demasiadas cosas importantes al no decirme nada sobre la boda de mi padre, el embarazo y el nacimiento de mi hermano. No puedo perdonárselo.

—Tú me fallaste —le digo en voz baja, pero lo suficientemente fuerte para que todos lo oigan—. Me ocultaste algo importante, y por eso estoy molesta contigo. Vas a retirar a tus hombres de la casa de mi padre. En unas horas llegará nuevo personal. Ya no te necesito.

Mi madre y mi tía Emilie arquean las cejas, sorprendidas por mis palabras. Enderezo mi espalda y levanto el mentón. Mi madre no sabía que yo había pedido a Eliot que cuidara de mi padre.

—¿Algo que quieras decirme? —pregunta mi madre, con ese tono que usa cuando quiere respuestas rápidas. Todos en la sala se dispersan, pero Eliot se queda, esperando una explicación.

—Nada que te importe, madre —le respondo con frialdad—. Ahora, si no es molestia, devuélveme a mi hermano. Quiero estar con él. Dámelo.

Mi madre suspira y me entrega al bebé con cuidado.

—Vamos, pequeño siniestro —le susurro al niño—. Tenemos mucho de qué hablar.

Vlad no me sigue. Se sienta en el sofá junto a su madre, abrazándola. Subo las escaleras con cuidado, asegurándome de no tropezar, y cuando llego a mi habitación, me siento en la cama. El bebé me observa con sus ojos verdes y brillantes. Acaricio su mejilla, sus manitas y su suave cabello. Es precioso, y sí, se parece mucho a mí, solo que su nariz y los ángulos de sus ojos son ligeramente diferentes, como si tuvieran una forma más achinada.

Le envío un mensaje a mi tío Connor para que suba, y minutos después golpea mi puerta con suavidad. Autorizo en voz baja que pase.

—¿Qué necesitas, cariño? —Se sienta en el borde de la cama y veo lo atractivo que es todavía, a sus cuarenta y tantos.

—Tranquilo, ya no insistiré en que te busques una novia si es lo que te preocupa. —Le sonrío y finge alivio soltando un suspiro—. Necesito dos favores.

—Tú pide, sabes que te complaceré, pequeña.

Lo veo sacar su móvil del bolsillo y me mira atento, esperando a que le diga lo que necesito.

Hace las llamadas que debe para reunir a cien hombres que inmediatamente se suban a un avión e instalen en el rancho de mi padre. Compro la parte del campo que Derek puso a la venta y contrato al arquitecto que hizo esta casa para que haga una exactamente igual cerca de la casa de mi padre. Además, pido que amurallen la mansión para mayor seguridad.

—¿Algo más? —pregunta mi tío, mientras recuesto al bebé en mi cama. Ya ha pasado media hora y la madre de mi hermano debe estar como loca.

Le envío un mensaje a Dean para que vaya por la madre y me siento junto a mi tío, que sonríe.

—Quiero que consigas a una mujer de tu entera confianza, con las habilidades necesarias para cuidar a mi hermano. Que no tenga hijos y pueda quedarse a tiempo completo con él. No confío en nadie, y lo sabes. Mi padre es un idiota, y a esa mujer no la conozco. Quiero que mandes a hacer un objeto que siempre pueda llevar puesto para saber su ubicación exacta.

—Lo que mi princesa mande es una orden.

Asiente y se pone de pie.

—No quiero que mi madre lo sepa, esto es entre tú y yo.

Se acerca a mí y me abraza, quedándose un momento así, disfrutando el momento.

—Un día me gustaría tener una hija o un hijo como tú, pequeña. Tienes todo lo que se necesita para el puesto que pronto vas a ocupar, y estoy muy orgulloso de la mujer en la que te has convertido. Me gusta que cuides de tu hermano, a pesar de que tu padre sea un completo idiota.

—Gracias, tío. Pero para tener hijos necesitas una esposa, y hasta ahora no te veo muy entusiasmado con la idea.

Suelta una risita baja y me aferro más a él.

—No te hagas ilusiones, pero estoy viendo a una mujer que me tiene loco. Quizá la próxima, si no lo arruino todo, la conozcas.

Me separo de él con los ojos bien abiertos y le sonrío. Connor es el hermano de mi tía Roisin y el hijo de mi abuelo Declan (Con quien no comparto sangre, pero lo amo como si la tuviera), y hasta donde sé, no ha tenido suerte con las mujeres.

—Eso me hace muy feliz, tío. ¡Ya quiero conocerla!— Exclamo con alegría.

Sacude la cabeza y pone un dedo en su boca, recordándome que mi hermano está dormido y puedo despertarlo..

—¿Ya quieres conocerla, eh? No te emociones tanto —dice Connor, soltando una pequeña risa mientras se levanta de la cama.

Le lanzo una mirada curiosa mientras acomodo al bebé, quien parece profundamente dormido, completamente ajeno a nuestra conversación.

—Lo siento, tío, pero ya sabes cómo soy, quiero saberlo todo. Y tú manteniéndome en secreto algo tan grande como una posible novia... eso no te lo paso fácilmente.

Connor sacude la cabeza y se ríe suavemente mientras me observa, con ese  cariño que siempre he visto en él.

—Sabes que te contaré más, pero por ahora... —Se inclina un poco hacia mí y baja la voz—. Esto se queda entre nosotros, ¿de acuerdo?

—Lo prometo. —Sonrío con complicidad, sabiendo que Connor es una de las pocas personas en las que puedo confiar por completo.

Se acerca al bebé y le da una suave caricia en la cabeza antes de retroceder y suspirar.

—Es un buen niño. Cuidarlo esta muy bien, Dess, lo harás mejor que nadie.

Dean golpea la puerta y Connor se pone a la tarea de cumplir con lo que le pedí, dejándome sola con mi jefe de seguridad.

Dean entra, su presencia impone desde el primer momento. Tiene veintiséis años, grande y musculoso, con ese tipo de físico que podría intimidar a cualquiera. Sus brazos son gruesos y poderosos, fácilmente podrían derribar a alguien si quisiera. Su rostro es serio, con una mandíbula fuerte que a menudo se ve tensa, especialmente cuando algo lo molesta. Su cabello castaño oscuro está perfectamente peinado hacia atrás, y sus ojos, aunque normalmente son impenetrables, hoy parecen esconder algo más profundo. Atractivo, sin duda, pero esa mirada fría lo vuelve aún más inaccesible, como una fortaleza que nadie puede penetrar.

—Dess, la madre del niño espera abajo, se ve un poco alterada. —Su voz es firme, pero no puedo evitar notar el leve toque de impaciencia. Ya lo sabía, le dije que lo llevaría en una hora y han pasado casi cuarenta minutos desde ese plazo. No es sorpresa que esté molesta.

Dean se cruza de brazos, mostrándome ese lenguaje corporal que tan bien conozco, y su expresión, como siempre, es una pared en blanco. Pero llevo tiempo trabajando con él y sé que está esperando decirme algo más. Esa mirada, por más impasible que parezca, tiene una carga emocional detrás que no suele mostrar abiertamente.

—¿Algo que quieras decirme? —pregunto, sabiendo que algo lo incomoda.

Asiente y, aunque su rostro sigue siendo inexpresivo, noto que sus manos se tensan ligeramente. Está molesto.

—Tu esposo acaba de decirme que ya no necesitarás de mis cuidados y que, a partir de hoy, solo serás custodiada por los hombres de la Bratva. —Su tono es seco, pero sé que hay más bajo la superficie—. No me molesta eso, me molesta que no me lo hayas dicho tú misma, Dess. Creí que éramos amigos.

Frunzo el ceño, intentando procesar lo que acaba de decirme. ¿Qué demonios? Pienso mientras recojo al bebé con cuidado en mis brazos. Empiezo a caminar hacia la puerta, pero mi mente sigue atrapada en lo que acaba de decir Dean. La Bratva. ¿Vlad cree que puede venir a tomar decisiones sobre mis hombres sin consultarme?

—Yo no hablé nada de esto con Vlad —digo, y puedo sentir mi propio enojo creciendo—. No estaba enterada de nada. Tranquilo, no dejaré que mande en mis asuntos y mucho menos en mi personal. —Dean asiente, pero puedo ver la tensión en su mandíbula. Está molesto, y con razón. Lo he puesto en una posición incómoda sin querer.

Dean tiene razón en estar enojado, somos más que jefe y empleado, somos amigos hace mucho tiempo. Y ahora, Vlad, en su intento de controlarlo todo, ha pisado un terreno que no le corresponde. Esto es mío, mi vida, mi equipo, y él no tiene derecho a intervenir sin siquiera consultarme. Siento una chispa de rabia arder en mi pecho.

—Ahora, por favor, lleva a la madre de mi hermano al despacho. Quiero decirle unas palabras antes de que se marche y ya mas  tarde hablaremos de esto. —Lo observo y veo que se relaja un poco y asiente.

Dean me da una última mirada antes de irse a cumplir con mis demandas. Puedo ver que aún está herido por lo que ocurrió, y no lo culpo.

Una vez que Dean sale, me quedo en la habitación por un momento, sosteniendo al bebé mientras mi mente se inunda de pensamientos. ¿Qué carajo habrá pensado Vlad para meterse con mi gente? Él puede ser mi esposo, pero eso no le da derecho a tocar lo que es mío. Soy su esposa, pero de mis hombres me ocupo yo.

Empiezo a bajar las escaleras lentamente, sintiendo el peso de la situación sobre mis hombros. La casa está en silencio, demasiado tranquila. Parece que todos se han retirado a preparar sus maletas para el viaje a Las Vegas en unas horas. Pero mientras el mundo sigue moviéndose, yo tengo que hablar  con la madre de mi hermano.

Vlad no puede hacer esto.  ¿Qué pretende? ¿Demostrar su poder? ¿Hacerme sentir que no tengo control sobre mi propio entorno? Esa no es la relación que acepté. Si cree que puede decidir por mí, se está equivocando.

La rabia sube por mi pecho mientras pienso en lo que haré. No puedo dejar esto así. Vlad debe entender que no soy una simple esposa que obedece órdenes, debió hablar conmigo antes.

Cuando llego a la puerta del despacho, mi hermano comienza a quejarse, seguramente tiene hambre y extraña a su madre. Levanto la vista y ahí está Dean, alto e imponente como siempre, junto a Jack, ambos flanqueando las puertas dobles del despacho.

—Dess... —escucho la voz de Vlad, quien se acerca por detrás y me envuelve en un abrazo antes de besar mi cuello. La calidez de su gesto contrasta con el enojo que me quema por dentro, pero sé que no es el momento de un escándalo.

—Este es el pequeño Derek, mi hermanito. —Le sonrío, aunque quisiera gritarle por lo que ha hecho. Decido mantener la compostura—. ¿Quieres entrar al despacho conmigo? Su madre está adentro.

Asiente, y su mano se desliza por mi espalda hasta apoyarse en el centro, una muestra de caballerosidad que  jamás pierde.

—Claro, amor. —Sonríe mientras acaricia el cabello rubio de mi hermano.

Dean y Jack abren la puerta, y noto que Vlad lanza una mirada de desdén hacia ellos, aunque es en Dean donde se detiene por más tiempo, como si estuviera evaluándolo.

Dentro del despacho, Susan se pone de pie rápidamente. La mujer es hermosa, incluso en su estado actual de angustia. Rondando los treinta y tantos, su cabello rubio y bien cuidado cae en suaves ondas sobre sus hombros. Tiene el rostro fino, con facciones delicadas que, de no ser por los ojos enrojecidos e hinchados por el llanto, mostrarían su habitual belleza serena. Su piel clara contrasta con la palidez que el estrés le ha dejado, y sus manos tiemblan visiblemente mientras busca a su hijo con la mirada, incapaz de disimular la desesperación.

—Derek, mi niño —susurra con voz temblorosa, y el bebé busca con sus ojitos a su madre cuando la escucha. Me acerco a ella y le entrego a Derek, sintiendo cómo sus manos ansiosas lo reciben con un cuidado casi reverencial.

Susan parece aliviada momentáneamente, pero cuando intenta encaminarse a la salida, miro a Dean, quien cierra la puerta antes de que pueda dar un paso más.

—No tan rápido, Susan. Nosotras dos tenemos algo muy importante de qué hablar antes de que te vayas, así que ponte cómoda.

La invito a sentarse en el sofá frente a mí. Mi tono es firme, pero no hostil, aunque sé que para ella suena como una sentencia. Me siento primero, asegurándome de mantener el control de la situación, mientras Vlad se coloca a mi lado, entrelazando nuestras manos, un gesto casi simbólico de poder y unidad. Susan, en cambio, se ve incómoda, temerosa. Sus manos siguen temblando, y su mirada está clavada en Derek, como si el niño fuera su ancla en medio del caos.

—¿De qué quieres hablar conmigo y por qué me quitaron a mi hijo de mis brazos como si me lo fueran a robar? —pregunta, con una mezcla de temor y confusión en su voz.

Es evidente que no tiene ni idea de la situación en la que está metida, y mientras la observo, sé que esto no será nada fácil para ella.

Nos leemos pronto!

1
Zoila Mendoza
Bueno
Zoila Mendoza
Malo
Elvia Ramona Barreto
Qué está pasando ahora
Elvia Ramona Barreto
De aquí en adelante será otra vida
Elvia Ramona Barreto
Dereck es un hombre que no tiene empatia por nadie,solo le importa el y lo que sirve a el,que le den una buena patada en sus partes blandas y su trasero,que no vuelva a molestar a su hija
Elvia Ramona Barreto
Hermoso capítulo, me encantó
Elvia Ramona Barreto
Estoy feliz por la decisión, no hay lugar para el arrepentimiento, y serán felices para siempre
Elvia Ramona Barreto
excelente trabajo
Elvia Ramona Barreto
Wow!!! Parece que se las trae la pequeña jajaja.
Elvia Ramona Barreto
Me gusta como empezó, estoy entusiasmada sigo leyendo
Elvia Ramona Barreto
Yo creo que le tira Aiden,veremos más adelante
Elvia Ramona Barreto
Creo que será tan buena como la anterior
Maty Castro
Hola escritora cuál sería la otra novela aparte de esposa abandonada
Yanitza Aguirre
Hola Jess! cuando dices aquí dos novelas anteriores, se que una esposa abandona, y la otra cuál es?
Jaqueline Leiva
hola autora como estas k paso k no seguiste actualizando espero k estes bien
Jess Queen: Enero será un buen año..Volveré pronto
total 1 replies
Lennys Ariannys
muy alucinante
Kely Oteo Hernandez
execelente más capítulos por favor
Carmen Blanco
Excelente
Carmen Blanco
me encantó su elección al principio creí en aiden pero me decepcionó ares también pero no tanto el siempre dijo que era ara molestar a Aizen
Jacinta Quiroga Gonzalez
Bueno
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