Tras tener una buena vida, y morir al lado de su familia, Antonieta reencarna en Isabella, una joven destinada a morir y vivir en el sufrimiento.
Ella planea tomar venganza, y luego, buscar un amante y tener una buena vida, pero, el destino le tiene algo más preparado
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Nueva vida
En otro lugar, una mujer totalmente diferente a Isabella se encontraba también muriendo, Pero a diferencia de aquella chica que sufrió hasta su último aliento, la mujer estaba rodeada de sus seres queridos, quienes estaban llorando en silencio por su partida.
La mujer era Antonieta Roche, emperatriz del imperio Agalon.
La mujer que era por mucho la mejor usando la espada de su imperio, y la mejor usando magia de oscuridad, moría por la vejez.
Siempre defendió a su imperio de los invasores, y era la general de su propio ejército.
Aquella mujer guerrera nunca se dejó intimidar por sus enemigos, y desde que contrajo matrimonio con su esposo Santiago Roche, el amor de su vida y tomara el cargo de emperatriz, se mantuvo luchando por su gente.
Gracias a eso, ella logró conquistar otros territorios, y su imperio gracias a sus arduos esfuerzos, se convirtió en el más próspero.
Fue feliz con su esposo, pero nada dura para siempre, y su fiel y amoroso esposo tuvo que morir de una enfermedad pulmonar.
Eso la dejo muy triste y por esa razón nunca se casó, quedando así sola con sus tres hijos.
Cómo cada imperio tiene de costumbre, cuando muere el emperador, la emperatriz tiene que tomar un esposo, pues según dicen los nobles, una mujer por sí sola no puede gobernar un imperio tan grande como lo era Agalon.
Pero ella dejó en claro que no tomara un esposo y eso trajo muchas consecuencias, los nobles se rebelaron y quisieron darle un golpe de estado, y de paso matar a sus hijos, para que alguno de ellos sea quien gobierne.
Eso hizo que Antonieta se viera obligada a eliminar a los nobles culpables de esa rebelión.
Eso provocó el descontento de los ciudadanos, pero con hechos sinceros Antonieta logró que nuevamente el pueblo le vea con buenos ojos.
Durante los años siguientes, Antonieta preparó a sus hijos para que ellos sean iguales de fuertes que ella, y fue bueno, ya que antes de estar en su lecho de muerte, pudo dejar todo en orden, y eso incluye a sus hijos casados con buenas esposas.
Ella se sentía dichosa de haber vivido una buena vida, y tras bendecir a su familia, comenzó a cerrar sus ojos, con la esperanza de ver a su esposo en el más allá, pero lejos de reunirse con su esposo, Antonieta despierta en una cama en una habitación extraña para ella, cosa que es un poco preocupante.
Temerosa, ella se levanta de la cama y al hacerlo, se va de boca y cae al suelo.
Estando allí, un sin fin de recuerdos llegaron a ella, como si de una broma se tratara.
En cada uno de esos recuerdos, ve a una niña muy linda quien vivió hasta hacerse adulta bajo mucho sufrimiento.
Por eso recuerdo tan doloroso, Antonieta llora amargamente, y siente dolor en su corazón, pues era muy sensible con respecto al maltrato infantil.
Ella al finalizar los recuerdos, se sienta en el suelo, y al hacerlo ve que su estatura no es para nada como la recuerda.
Impactada, ella mira sus manos, y la ve pequeña.
“¿Caramba, qué está pasando aquí?
Se pregunta Antonieta con preocupación y un poco de temor.
En busca de respuestas, ella se levanta del piso, y se va hasta el baño, y allí en el espejo del lavado ve su reflejo, y al hacerlo quedó muda.
Resulta, que ella ya no es una mujer mayor, ahora es una niña pequeña como de 12 años, una que a pesar de su edad es muy hermosa.
“Esto debe de ser un sueño” asegura ella mientras pellizca su mano y al hacerlo, siente dolor, lo que significa que lo que ve es real.
Aun sin saber qué hacer, la mujer quien es ahora una niña se va hasta la habitación y allí comienza a dar vueltas de un lado a otro, como un ratón.
Con intención de investigar quién es, ella deja de caminar, y sale de la habitación en dónde está, y al hacerlo choca con alguien y ese alguien la hace caer para atrás.
—Isabella hija aquí estás, ya es hora de levantarse, tengo que presentarte a alguien— dice alguien, y ella mira a quien habla y ese hombre que habló, es por sus recuerdos su padre, quien también ayudó en su sufrimiento, bajo la manipulación de su nueva esposa.
Ella solo asiente y el hombre la ayuda a levantarse del piso y luego le ordena irse a lavar la cara y cambiarse de ropa, pues aún estaba en piyama.
Ella le hace caso y se regresa a su habitación, en dónde se da un baño rápido, y luego se pone un vestido cualquiera, por suerte cuando fue emperatriz, ella aprendió a valerse por sí misma, ya que cuando estaba en una guerra, no había allí comodidades de ningún tipo.
Cuando estuvo lista, salió de su habitación, y el hombre que es su padre, estaba aún ahí esperando por ella.
—¡Vamos!— dice el hombre y toma de manera delicada una de las pequeñas manos de su hija, quien aún no habla ni media palabra.
Ambos no mucho después, llegaron a la sala, en dónde estaba una mujer y una niña.
De manera inmediata, Antonieta sintió un escalofrío, ya que por los recuerdos de ese cuerpo, esas dos personas son quienes más daño le hacen.
“Si esta es una segunda vida, no voy a morir como Isabella, voy a luchar hasta el cansancio” piensa ella mientras terminan de llegar.
—Isabella hija, esta mujer que está aquí, será tu nueva madre, y está niña será tu hermana — dice el hombre con una sonrisa.
Isabella decide no quedarse cayada un minuto más, y dice.
—Si esa niña es tu hija, y esa es mi nueva mamá, ¿significa que tú tenías una amante al estar madre con vida?— preguntó ella de manera delicada y todos allí sienten vergüenza.
Fabio quiso decir algo, pero Rosana se le adelantó.
—Niña, veo que te faltan modales, yo prometo que te enseñaré a ser una niña con buenos valores— dice Rosana y ella solo se queda mirando.
—Hija, Nina no es mi hija de verdad, pero ahora será como una, sé buena niña— dice Fabio y la niña solo dice que sí con la cabeza, pues si dice todo lo que estaba pensando, se ganará un castigo.
Pasado ese momento, todos pasaron al comedor a desayunar, y allí todos charlaban mejor dicho, solo tres personas, ya que Antonieta, quien es ahora Isabella, estaba pensando que hacer para evitar todo lo que se avecina.
Ella llega a la conclusión, que lo mejor es hacer que la manden a un internado, lejos de esta mansión de víboras, cualquier lugar es mejor, que estar con ese par.
Al pensar en eso, una idea macabra se le ocurre, y la pondrá en plática cuánto antes, hará que aquella niña y su madre en su momento sean la burla de la sociedad.
Tal cosa hace que ella ríe con malicia, y Nina quien comía con torpeza a su lado, sintió un escalofrío al ver la sonrisa de aquella niña.
Cuando pasó el desayuno, cada quien se fue a sus funciones del día a día, y cómo era domingo, Isabella se dedicó solo a descansar y a conocer todo lo que le rodea.
Para el día siguiente, una empleada llegó a despertar a la niña, y le pidió cambiarse para ir a la escuela.
Ella al tener los recuerdos de aquella niña a la que le ocupa el cuerpo, supo enseguida qué hacer.
Media hora más tarde, ella estaba en la sala de estar esperando a su papá, quien luego de llevar a su hija a la escuela, irá al trabajo.
Pasó exactamente así, y durante todo el camino, el hombre platico con Isabella sobre su nueva esposa e hija, y le avisó que aquella niña iría a la escuela junto con ella y en el mismo salón de clase.
La pequeña solo guarda silencio, ya que tal parece que las cosas están marchando según sus recuerdos, pero con la diferencia de que ella no se quedará a sufrir, y va a buscar la manera de salir de esa escuela antes de que aquella niña del demonio haga su jugada maestra.
No planea ser la sufrida, y si alguien aquí sufrirá, serán aquellas dos víboras, y este hombre sí llega a mostrar que es malo.
la magia de su vida pasada