En el lujoso mundo de los negocios, donde el poder y la codicia son la regla, surge una historia de amor llena de traiciones, celos y secretos ocultos. "Sombras de Pasión" narra la vida de Sofía Valente, una joven mujer independiente y decidida, que lucha por cumplir sus sueños en un mundo controlado por hombres de hierro. A lo largo de la novela, su vida se entrelazará con la de Gabriel Ríos, un empresario frío, calculador y exitoso, cuya única pasión parece ser el dinero y el control.
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Capítulo 5: Entre las Sombras del Poder
La noche había caído con fuerza sobre la ciudad, y las luces de los rascacielos se reflejaban en las ventanas de la oficina de Gabriel, creando un espectáculo de destellos metálicos. La silueta de Sofía, aún tensa después de la última reunión, estaba inmóvil frente al ventanal, observando el horizonte. La ciudad nunca dormía, igual que los pensamientos que la atormentaban.
Habían pasado tres días desde que Gabriel le hizo su oferta, y aunque había intentado mantenerse ocupada con los preparativos de su próxima colección, su mente no la dejaba descansar. Todo lo que podía pensar era en las palabras de Gabriel, en el control que él deseaba sobre su empresa, y en la advertencia sutil pero clara de Lucas.
**"No es el tipo que juega limpio."**
Era difícil ignorar la advertencia de alguien tan cercano a Gabriel. Lucas siempre había sido un hombre prudente, pero su desconfianza hacia su jefe era algo que no podía dejar de tomar en cuenta. Sin embargo, lo que más la perturbaba era el creciente deseo que sentía por él. Aunque sabía que su relación con Gabriel era compleja, también había algo innegable entre ellos, algo que ni siquiera ella podía comprender completamente.
Un golpeteo suave la sacó de sus pensamientos. La puerta de la oficina se abrió y apareció Lucas, su amigo de toda la vida, con una expresión de preocupación que rara vez mostraba. Su presencia siempre había sido una especie de ancla en su vida, alguien en quien podía confiar, especialmente en esos momentos oscuros.
—Sofía —dijo, su tono más suave de lo habitual—, he estado pensando mucho en todo esto. ¿Estás bien?
Sofía giró lentamente, mirándolo con una expresión cansada.
—No estoy segura, Lucas. Todo esto está... desmoronándose.
Lucas se acercó, su mirada fija en la de ella. Había una preocupación genuina en sus ojos, pero también una chispa de irritación, como si quisiera sacarla de su tormento mental.
—No te hagas esto, Sofía. Lo que Gabriel está ofreciendo no es una oportunidad; es un riesgo. Y yo no quiero verte atrapada en su juego.
Sofía respiró profundamente y miró la ventana. No podía dejar de pensar en lo que significaba realmente esa oferta de Gabriel. **Un 30% de participación**, sí, pero a qué precio. Su independencia, su libertad creativa... quizás hasta su alma empresarial. Y lo peor de todo era que, a pesar de todo, no podía evitar sentirse atraída por el poder que emanaba de él.
—No sé si puedo darme el lujo de decir que no, Lucas. Esta es la única oportunidad que tengo para llevar *Valente* al siguiente nivel. Y, honestamente, a veces pienso que Gabriel puede ser mi única opción.
Lucas frunció el ceño, cruzando los brazos.
—Tu única opción, Sofía, ¿o la única que te conviene por miedo a lo desconocido? Estás en control, pero te has olvidado de la persona que eres, de por qué empezaste esto en primer lugar. Lo que te hace única es tu visión, no lo que él te ofrece.
Sofía lo miró con seriedad. Sabía que Lucas tenía razón en muchos aspectos, pero la presión de la realidad empresarial era innegable. Cada día que pasaba, la sensación de estar al borde del colapso la invadía. Si no aceptaba la oferta de Gabriel, ¿qué quedaría para *Valente*?
**Gabriel…**
La mente de Sofía volvió a él, a su frío control, a esa intensidad que la hacía sentir tan pequeña y tan importante a la vez. Pero también, a esa parte de él que estaba llena de sombras. Nunca había conocido a alguien tan calculador, tan astuto, pero a la vez, tan magnético. Y eso era lo que más la aterraba.
—Lucas, no sé si puedo luchar contra esto —confesó con voz baja. —No sé si pueda mantener *Valente* a flote sin su ayuda. El dinero no es suficiente para sobrevivir en este mundo, y las conexiones que él ofrece son únicas.
Lucas suspiró, como si estuviera resignado a algo que no podía evitar.
—Sofía, no puedes dejar que el miedo te controle. Lo que estás considerando no es solo una inversión en tu empresa. Es una inversión en él. Y no creo que Gabriel tenga tus mejores intereses en mente. Todo lo que he visto de él me dice que es un hombre que juega a largo plazo, y no dudaría en usar sus cartas más poderosas para controlar la situación.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Sofía, levantando una ceja, aunque ya intuía la respuesta.
—Lo que quiero decir —continuó Lucas—, es que quizás Gabriel te está viendo como una pieza en su tablero de ajedrez. No solo como una empresaria. Piensa por un momento: si te hace un socio estratégico, y te ofrece lo que necesitas, ¿qué crees que va a pedir a cambio?
La pregunta quedó suspendida en el aire. **¿Qué pediría Gabriel?**
Sofía se apartó de la ventana y se dirigió hacia la mesa de trabajo. Sus dedos rozaron los papeles de la oferta, los documentos que había dejado de lado por días. Cada palabra parecía estar escrita con tinta invisible, una promesa de poder que traía consigo un precio oculto.
No quería que su vida se convirtiera en una herramienta en manos de un hombre como él, pero la tentación de ese poder, la promesa de elevar *Valente* a nuevas alturas, era demasiado fuerte.
**¿Estaba realmente dispuesta a perder todo lo que había construido por miedo a lo desconocido?**
En ese momento, su teléfono vibró en la mesa. El mensaje en la pantalla era breve, pero lo suficiente como para hacerle saltar el corazón en el pecho.
**"¿Nos vemos mañana a las 10? Tengo algo importante que decirte." — Gabriel.**
No necesitaba decir más. Su invitación era clara. Gabriel no solo quería concretar la negociación, sino que estaba preparándose para un movimiento decisivo. Y Sofía no podía evitar sentir que algo grande estaba por suceder.
—Es él, Lucas —dijo, sosteniendo el teléfono en la mano—. Está llamando a la puerta de nuevo.
Lucas suspiró profundamente, como si ya supiera lo que estaba por suceder. Se acercó a ella, apoyando una mano en su hombro.
—No dejes que te atrape en sus redes, Sofía. Si vas a ver a Gabriel mañana, asegúrate de estar lista para jugar el mismo juego. Porque si no estás preparada, te hará pedazos.
Sofía asintió en silencio, sintiendo cómo la duda se hacía más pesada sobre sus hombros. Sabía que su mundo estaba a punto de cambiar, pero no estaba segura si estaba preparada para los sacrificios que se avecinaban.
**Al día siguiente, a las 10:00 a.m., llegó la hora de la verdad.**
Gabriel esperaba, como siempre, en su oficina, con una expresión imperturbable que solo él sabía manejar. Había algo en su actitud que decía que tenía el control, que estaba disfrutando cada minuto de esta batalla. Pero Sofía, por primera vez, se dio cuenta de que su propia ambición podía ser tan poderosa como la de él.
Entró con paso firme, con la resolución de que esta vez no sería solo una negociación más. Esta vez, iba a exigir respuestas.
—"No voy a ser una marioneta en tu juego, Gabriel. Estoy aquí para ganar, no para perder."
Gabriel la miró con una sonrisa ladeada. Su mirada era fría, pero también, de algún modo, comprendía la decisión que Sofía estaba a punto de tomar.
—Lo veremos, Sofía —dijo, mientras la puerta se cerraba tras ella.