"He regresado de las profundidades del infierno, un viaje oscuro y tortuoso, para reclamar lo que me pertenece. Soy Lucía Casanova, la única heredera de una dinastía marcada por la traición y el secreto. Mis enemigos pensaron que podían arrebatarme mi legado, pero no conocen la furia que despierta en mí la injusticia. Ahora, con cada paso que doy, el eco de mi venganza resuena más fuerte. ¡El tiempo de la redención ha llegado!"
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Capitulo XIII Entregados al placer
Punto de vista de Lucia
Desperté entre los brazos de Dimitri, no podía creer lo osada que había sido la noche anterior, mis mejillas se sonrojaron al imaginar todo lo que este hombre podía hacerme. Sacudí esos pensamientos y con cuidado salí de la cama, quería prepararle el desayuno, así que después de asearme fui a la cocina y estaba casi terminado el desayuno cuando escuché su sexi voz.
Voltee a verlo y mi corazón empezó a latir con rapidez, cruzamos algunas palabras para luego sentarnos a desayunar, estábamos conversando, aunque mi mente solo divagaba, la tensión en mi cuerpo se estaba haciendo cada vez más fuerte, las muchachas del bar donde trabaje me habían enseñado unas cuantas técnicas de seducción, así que puse en práctica la más común, hacer movimientos sensuales con la boca. Corte un trozo de fruta y lo lleve a mi boca de manera sensual llamando la atención de Dimitri quien me advirtió que no iba a poder controlarse, era lo que quería.
Cruzamos palabras, estaba siendo demasiado osada, algo que nunca antes había sido, los ojos de Dimitri se oscurecieron cuál noche sin estrellas, se acercó a mí agarrando mi mano, me pegó a su cuerpo siendo posesivo, me besó con intensidad haciéndome saber lo mucho que me deseaba, desbotono la camisa que llevaba puesta y recorrió cada centímetro de mi piel con sus manos. Por mi parte ayudé a que se quitará el suéter que llevaba puesto, al ver su pecho desnudo mi garganta se secó, mi deseo por él creció mucho más, empecé a acariciar cada parte de aquel musculoso torso. Sentí como me elevaba para hacerme rodear su cintura con mis piernas, con sus manos puestas sobre mis glúteos me llevo de vuelta a la habitación, donde me hizo sentir tanto placer que pensé explotaría, me llevo al cielo varias veces aquella mañana, fue mágico no sabía cómo expresar lo que estaba sintiendo.
Nos quedamos dormidos abrazados, nuestras respiraciones danzaban a un mismo ritmo y una nueva ilusión había nacido dentro de mí.
Era medio día cuando despertamos, al abrir mis ojos, vi su intensa mirada puesta sobre mí, “hola preciosa”. Dijo acariciando mi espalda.
“Hola”, respondí con timidez.
“Fue increíble estar contigo, eres tan hermosa”, dijo besando dulcemente mis labios.
“También me gustó estar contigo, pero ahora tengo miedo de que esto no funcione y arruinar nuestra amistad”. Dije con dudas.
“Eso no pasará, tú eres mía y no dejaré que te escapes”. Respondió con una sonrisa.
El día pasó rápido y era hora de volver a mi casa, aunque me sentía a gusto con Dimitri no podía abusar de su hospitalidad.
“No te vayas”, sus palabras sonaron en mis oídos como una dulce melodía.
“No quiero abusar de ti, por eso es mejor que vaya a mi casa y te dé espacio para pensar en nosotros”. Le dije con honestidad.
“No tengo nada que pensar, y si quieres abusar de mí, entonces hazlo que yo lo acepto gustoso”, estaba riendo cuando dijo aquellas palabras.
“Con que gracioso me salió el hombre”, dije con sarcasmo.
“Ven, mejor siéntate aquí, tenemos que hablar”, esas palabras me revolvieron todo por dentro, llevándome al día en el que Sebastián me dejó para irse a casar con otra.
“No es necesario, entiendo que lo ocurrido hoy fue algo fugaz”, dije sin mostrar sentimiento alguno. No me iba a ver débil delante de nadie nuevamente.
“¿Qué?, no, ¿de qué hablas?, para mí esto no es nada fugaz, yo quiero continuar contigo y que fortalezcamos este lazo que nos une”, Dimitri me sorprendió con sus palabras, realmente él quería continuar una relación conmigo. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, así que decidí sentarme junto a él algo apenada.
“Lo siento, pensé que no querías volver a verme”, le dije mirándolo a los ojos.
“Eso nunca va a pasar, no sabes lo feliz que me has hecho, hacer el amor contigo fue mucho mejor de lo que había imaginado”. Sus ojos brillaban mientras sus palabras fluían con sinceridad.
Nuestros labios se volvieron a unir en un suave beso, “eres insaciable”, comenté mientras él empezó a quitarme la ropa.
“Y a penas comienzo, nunca me cansaré de estar contigo así que te haré mía cada vez que pueda”, nos entregamos nuevamente al placer desmedido que se desbordaba por cada poro de nuestra piel. Esa noche la volví a pasar con Dimitri en su apartamento olvidando el mundo a mi alrededor.
Punto de vista de Dimitri
Mi mayor sueño se había hecho realidad, al fin había hecho mía a Lucia y no permitiría que nadie nos separara, sabía que debajo de esa fachada de mujer fuerte y sin sentimientos, había una mujer dulce que me haría subir al cielo y tocar las estrellas, esa manera de entregarse a mí, esa manera de permitir que la hiciera mía y la pasión con que lo hacía fue la prueba de que no me había equivocado con ella. Recordar su suave piel entre mis manos y la suavidad de la misma me llevaba a querer más de ella.
El fin de semana había terminado y era hora de volver a la realidad, el juicio contra la familia Lombardi estaba a punto de empezar, nuestro caso ya estaba armado y sería presentado ante un juez ese mismo día. Lleve a Lucia a su casa, ella debía cambiarse de ropa y prepararse para nuestra cita con el departamento de justicia, la demanda sería interpuesta y ya no habría marcha atrás, ahora mi trabajo era protegerla de esa familia y devolverle lo que era suyo y si para eso tenía que usar el nombre de mi familia y el poder que este representaba, entonces lo haría, por ella me sometería a la voluntad de los Ivanov.