En un tranquilo pueblo rodeado de montañas, Martín, un chico alto y reservado, siempre ha creído que su altura lo separa del mundo que lo rodea. Sofía, en cambio, pequeña pero llena de energía, ve el mundo desde una perspectiva completamente diferente. Un inesperado encuentro entre ellos hará que dos mundos opuestos se entrelacen de formas que ninguno imagina. Lo que comienza como un simple gesto de ayuda, pronto desatará emociones que pondrán a prueba sus propios límites. ¿Hasta dónde pueden llegar dos personas que ven la vida desde alturas tan distintas?
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Capítulo Extra 5: "Bajo la Lluvia de Verano"
El calor del verano había sido abrumador durante semanas. Los días eran largos y sofocantes, y el pequeño pueblo parecía atrapado en una quietud interminable. Pero aquella tarde, después de días de esperar, las nubes finalmente comenzaron a juntarse en el cielo, y una brisa fresca trajo consigo el olor a tierra mojada que anunciaba la inminente tormenta.
Sofía y Martín caminaban por el sendero que bordeaba los campos, disfrutando del cambio en el clima. El cielo, oscuro y pesado, prometía liberar pronto la tan ansiada lluvia. A lo lejos, se escuchaban los primeros truenos, aunque aún no había señales de las gotas.
— Siempre he amado las tormentas de verano — comentó Sofía, estirando los brazos hacia el cielo, como si quisiera alcanzar las nubes. — Me hacen sentir viva.
Martín, caminando a su lado, sonrió ante la energía de Sofía. A pesar de las diferencias obvias entre ellos —su altura, su forma de ver el mundo—, siempre encontraba fascinante cómo ella podía sacar belleza de los momentos más simples.
— A mí me ponían nervioso cuando era niño — confesó Martín, mirando hacia el horizonte. — No me gustaban los truenos ni las tormentas eléctricas.
— ¿Y ahora? — preguntó ella, mirándolo de reojo.
— Ahora, creo que he aprendido a apreciarlas — respondió él, con una sonrisa tranquila.
De repente, una gota solitaria cayó sobre la mejilla de Sofía, seguida rápidamente por muchas más. En cuestión de segundos, el cielo se desató en una torrencial lluvia de verano. Los dos quedaron empapados casi al instante, pero en lugar de buscar refugio, Sofía comenzó a reír, levantando los brazos y girando bajo la lluvia.
— ¡Vamos! — gritó, arrastrando a Martín de la mano hacia el centro del sendero.
Martín, aunque más reservado, no pudo evitar sonreír ante la espontaneidad de Sofía. Se dejó llevar por ella, y ambos corrieron bajo la lluvia, salpicando en los charcos que comenzaban a formarse en el suelo. Las gotas caían con fuerza, pero no les importaba. La sensación de libertad y el frescor de la tormenta los envolvía.
— ¡Estamos completamente empapados! — gritó Sofía entre risas.
— ¡Y no hay vuelta atrás ahora! — respondió Martín, mirando al cielo mientras la lluvia golpeaba su rostro.
Sofía detuvo su carrera repentina y lo miró fijamente, su respiración agitada por la emoción y la risa. Martín, aunque un poco desconcertado por el súbito cambio en su comportamiento, mantuvo la mirada.
— Martín, ¿alguna vez has sentido que un momento es perfecto tal y como es? — preguntó ella, con una sonrisa que mezclaba alegría y algo más profundo.
Él asintió, sabiendo exactamente a qué se refería. Bajo la lluvia torrencial, en medio del campo, en esa simplicidad, el momento se sentía eterno.
— Creo que este es uno de esos momentos — susurró ella.
Antes de que él pudiera responder, Sofía lo tomó por la mano y lo condujo hacia una pequeña cabaña abandonada que se encontraba al final del camino. A duras penas lograron llegar antes de que la tormenta arreciara aún más. La cabaña, aunque antigua, ofrecía el refugio justo para resguardarse del viento y la lluvia.
Se sentaron en el suelo de madera, mirando por la ventana mientras las gotas golpeaban con fuerza el vidrio. La lluvia caía con más intensidad, y los truenos resonaban a lo lejos, pero dentro de la cabaña todo parecía tranquilo.
— Me gusta la lluvia, porque siempre me recuerda que, a pesar de todo, siempre hay un momento de alivio — comentó Sofía, abrazando sus rodillas y mirando a Martín con una expresión serena.
— ¿Alivio? — preguntó él, mirándola con curiosidad.
— Sí. A veces, la vida se siente como un largo y caluroso verano, lleno de tensiones y cosas que no puedes controlar. Pero cuando llega la tormenta, es como si todo lo que has estado cargando se limpiara. Como si fuera una nueva oportunidad de comenzar.
Martín la miró en silencio durante unos segundos, asimilando sus palabras. Había algo en la forma en que Sofía veía el mundo que siempre lo sorprendía. Su capacidad de encontrar significado en los momentos más simples era algo que admiraba profundamente.
— Nunca lo había pensado de esa manera — admitió Martín.
— Pues ahora lo sabes — Sofía sonrió y le lanzó un guiño juguetón.
Pasaron el resto de la tarde en la cabaña, hablando sobre la vida, sus sueños, y riendo sobre anécdotas de su infancia. La tormenta, aunque violenta afuera, los había unido aún más en aquel pequeño refugio. Con cada trueno y rayo, la conexión entre ellos se hacía más fuerte, como si la lluvia limpiara cualquier duda o inseguridad que pudiera haber existido.
Finalmente, cuando la tormenta comenzó a amainar y solo quedaban las suaves gotas de la lluvia rezagada, decidieron que era momento de regresar. Salieron de la cabaña y, aunque empapados y un poco cansados, ambos sentían una ligereza en sus corazones que no habían experimentado antes.
Mientras caminaban de regreso al pueblo, bajo el cielo despejado que dejaba entrever los primeros rayos del atardecer, Sofía se detuvo un momento y miró a Martín.
— A veces, las tormentas son necesarias para poder ver el sol de nuevo — dijo ella suavemente.
Martín la miró, comprendiendo perfectamente lo que quería decir. Y aunque no respondió con palabras, su sonrisa y la forma en que apretó suavemente su mano fueron suficientes.
..."Bajo la Lluvia"...
...Bajo la lluvia, el mundo parece callar,...
...cada gota es un susurro, un sueño por despertar....
...El cielo llora lo que el corazón no sabe expresar,...
...y en el viento, los secretos comienzan a volar....
...La tormenta, un espejo de lo que sentimos,...
...nos recuerda que incluso en el caos, vivimos....
...Las nubes grises traen consigo la claridad,...
...como si en la lluvia encontráramos nuestra verdad....
...Bajo la lluvia, nos limpiamos del ayer,...
...dejando atrás lo que no podemos retener....
...Y cuando el sol vuelve a salir en el horizonte,...
...sabemos que hemos cruzado juntos un nuevo monte....
...Así, en la simplicidad de una tarde lluviosa,...
...la vida se muestra, cruda y hermosa....
...Porque a veces, solo bajo la tormenta,...
...encontramos la paz que el alma enfrenta....