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Complejo De Amigos

Complejo De Amigos

Status: Terminada
Genre:Completas / Harén / Maltrato Emocional / Malentendidos / Dejar escapar al amor / Juego del gato y el ratón / Mujer despreciada
Popularitas:3.2k
Nilai: 5
nombre de autor: valeria isabel leguizamon

son amigos de la infancia se quieren como hermanos pero ella siente algo más que una amistad ¿un amor no correspondido por él?

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capitulo 4 la realidad

El día comenzó como cualquier otro. Amelia se despertó temprano, como de costumbre, y preparó su mochila con las tareas pendientes y los libros. Pero algo dentro de ella, una sensación incómoda, persistente, le decía que no sería un día normal. Desde el encuentro con Axel y Stiven en el parque, Amelia había estado con la mente ocupada, preguntándose qué significaba todo aquello. El cambio en Axel la desconcertaba, pero también despertaba en ella una sensación que no había experimentado en mucho tiempo: la sensación de ser vista, de ser importante. Sin embargo, la sombra de Stiven, su amigo de la niñez, la acechaba.

A medida que pasaban las horas, Amelia notaba cómo su ánimo se desvanecía poco a poco. Stiven seguía mostrándose distante, a veces cruel, y aunque intentaba comprenderlo, no lograba entender el porqué de su cambio. La situación empeoró cuando escuchó unas voces que la hicieron detenerse en seco al pasar cerca del vestíbulo.

— ¿Viste a Amelia hoy? Qué patética — escuchó a Stiven decir con una risa burlona.

Amelia no sabía si debía seguir caminando o si debía enfrentarse a lo que acababa de escuchar. ¿Cómo podía Stiven hablar de ella así? Su mejor amigo, la persona en la que más confiaba, estaba burlándose de ella, como si ya no le importara. El dolor se instaló en su pecho, como una punzada afilada, pero Amelia decidió no darles el gusto de mostrar su tristeza. No iba a llorar por él.

Sin embargo, el golpe de realidad la alcanzó cuando escuchó la risa de Stiven mezclada con las voces de otros chicos. Sabía que lo estaban haciendo a propósito, que se estaban burlando de ella para reírse. Sintió cómo la rabia y la frustración empezaban a crecer dentro de ella, empujándola a hacer algo impulsivo. ¿Por qué Stiven hacía eso? ¿Qué había pasado para que se comportara de esa manera?

En su prisa por alejarse de las risas, Amelia comenzó a caminar más rápido, sin mirar por dónde iba. Su mente estaba demasiado ocupada con los pensamientos oscuros que Stiven había sembrado en ella, y no se dio cuenta de que alguien venía de frente.

En un segundo, el golpe fue inevitable. Amelia tropezó con alguien y, antes de poder reaccionar, se vio caída en el suelo, atónita. Pero lo que más la sorprendió fue que la persona con la que había chocado no era un compañero cualquiera. Era Axel.

— ¡Ay! — exclamó él, cayendo de espaldas con un leve gruñido.

Amelia, rápidamente avergonzada por la situación, se levantó apresuradamente, su rostro encendido de vergüenza. Axel, con una sonrisa torcida, la miró, pero en sus ojos había algo que hacía que la incomodidad de Amelia disminuyera un poco.

— Vaya, parece que tu día no está siendo el mejor, ¿eh? — comentó Axel, mientras se incorporaba y se sacudía la ropa. Aunque su tono era ligeramente juguetón, su mirada era cálida.

Amelia intentó sonreír, pero la frustración seguía pesando en su pecho. No podía sacarse de la cabeza las palabras de Stiven. A pesar de que Axel estaba allí, ella no podía dejar de sentirse herida por lo que acababa de escuchar.

— Lo siento mucho — dijo rápidamente, con voz baja. — No estaba mirando por dónde iba.

Axel la observó por un momento, notando la tristeza en sus ojos. Sabía que algo más estaba pasando. A pesar de la manera despreocupada con la que había hablado, ahora podía ver que no se trataba solo de un accidente. Amelia estaba luchando con algo, y él quería entender qué era.

— No te preocupes. Estoy bien — respondió Axel, levantándose y estirándose. — Pero parece que algo te tiene muy distraída. ¿Te pasa algo?

Amelia dudó por un segundo. ¿Debería hablar con Axel sobre lo que había escuchado? ¿Debería contarle que Stiven la estaba lastimando, de la manera más cruel posible? La verdad era que Amelia no sabía si podía hacerlo. No estaba segura de si quería involucrar a Axel en sus problemas, especialmente cuando Stiven seguía siendo una parte importante de su vida.

— No es nada, realmente — dijo finalmente, intentando desviar la conversación. — Solo... cosas de la escuela.

Axel no la creyó, pero no insistió. Sabía que Amelia, aunque sincera, no solía hablar demasiado de lo que realmente sentía. Sin embargo, algo en él lo empujaba a querer entenderla, a ser una especie de apoyo en un momento en el que ella parecía tan perdida.

— Si alguna vez quieres hablar de algo, ya sabes dónde encontrarme — le dijo Axel, con una sonrisa sincera.

Amelia lo miró, sorprendida por su amabilidad. Era extraño. Axel, el chico rudo, el matón de la escuela, no se comportaba de la manera que ella pensaba que lo haría. Había algo en él que comenzaba a volverse confiable, algo que, aunque inusual, le resultaba reconfortante.

— Gracias, Axel — respondió ella, con una pequeña sonrisa. Por primera vez en el día, algo dentro de ella se relajó, aunque solo fuera un poco.

Pero antes de que pudieran decir algo más, el sonido de unos pasos apresurados interrumpió el momento. Amelia se giró rápidamente, y vio a Stiven acercándose, su rostro aún tenso, lleno de rabia contenida. Había algo en su caminar que hacía que Amelia sintiera una mezcla de miedo y tristeza.

— ¿Qué pasa aquí? — preguntó Stiven, su mirada fija en Axel con una hostilidad que no podía ocultar. — ¿Qué estás haciendo con ella?

Axel, al notar la tensión en el ambiente, se colocó de manera protectora frente a Amelia. No le gustaba cómo Stiven la trataba, y no iba a permitir que él se acercara de nuevo con esa actitud.

— Nada, solo estábamos hablando — respondió Axel, su tono más grave ahora. — No tienes que ponerte así.

Stiven lo miró de arriba abajo, con una mezcla de desprecio y furia. Sus ojos pasaron de Axel a Amelia, y entonces, con un suspiro cargado de frustración, soltó una última línea:

— Deberías saber que ella no necesita tu compasión. — La mirada de Stiven se clavó en Amelia, casi como si fuera un reproche. — No es más que una niña tonta.

Las palabras de Stiven fueron como un puñal, y Amelia sintió que algo dentro de ella se quebraba. Pero antes de que pudiera decir algo, Axel se adelantó, poniéndose frente a ella para protegerla.

— Ya basta, Stiven — dijo Axel, con una firmeza que dejó claro que no iba a tolerar más.

Stiven lo observó por un momento, pero no dijo nada más. Dio media vuelta y se alejó, dejando atrás un rastro de tensión y amargura. Amelia, con la cabeza baja, sintió que las lágrimas amenazaban con brotar. No quería seguir pasando por esto. No quería sentir que su amistad con Stiven se estaba desmoronando, pero la realidad era clara: ya no era el mismo.

Axel la miró, su expresión suavizada por un atisbo de preocupación.

— ¿Estás bien? — preguntó, su tono mucho más suave ahora.

Amelia asintió con la cabeza, aunque las palabras se quedaron atrapadas en su garganta. No podía ser que su amistad con Stiven hubiera llegado tan lejos como para destrozarse de esa manera. Pero algo en ella comenzaba a comprender que, por mucho que lo intentara, ya nada sería igual.

ese día termino por suerte para Amelia que se sentía mentalmente y emocionalmente agotada

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Bettzi Iseth Nieto Peralta
dale consistencia a ésta novela, solo veo a un bravucón y a una pendeja. y no tengo ni la mínima idea del porqué son así
valeria leguizamon: son así porque cuando el se dio cuenta de que siente algo por ella comenzo alejarse poco a poco se explica en los primeros capítulos
total 1 replies
Bettzi Iseth Nieto Peralta
uff, que molesta es ésa protagonista. busca testigos, a tus amigas, que le expliquen a tu mamá todo lo que Stiven te hace
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