León es un reconocido diseñador de modas, famoso por su elegancia y su estilo impecable, un hombre dandi que vive rodeado de lujo y sofisticación. Su reputación como un hombre delicado y perfeccionista lo ha llevado a ser considerado gay .
Todo cambia cuando Sophia, una joven asistente recién llegada, entra en su vida , que cautiva a León de una manera que jamás había experimentado. Aunque ella parece un "bombón " su encanto va más allá de lo físico, y su aura de frescura e ingenuidad pone a León al borde de la desesperación.
A medida que trabajan juntos, la tensión entre ambos crece, una mezcla de deseo reprimido y una conexión que desafía las expectativas de ambos.
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Capítulo 17: Un Desfile de Sorpresas
Sophia y León caminaban por el pasillo del evento, rumbo al siguiente desfile, cuando ella no pudo evitar soltar una risa nerviosa.
—Te juro que estuve muriéndome de nervios —le confesó, mirando hacia el frente mientras sus pasos se volvían más ligeros.
León, con su habitual calma, la observó por un momento antes de responder, su voz llena de esa seguridad que siempre lo caracterizaba.
—No lo noté en absoluto —dijo, con una sonrisa que, para ella, se sintió como un halago disfrazado de indiferencia.
Sophia le devolvió la sonrisa, aunque con una pequeña mueca de sorpresa. Era increíble cómo León podía parecer tan distante, pero a la vez tan perceptivo.
Justo cuando estaban a punto de salir del área del desfile, la diseñadora se acercó rápidamente a Sophia, llamando su atención.
—¡Sophia! —la llamó con una sonrisa—. Hubiera querido regalarte ese conjunto, pero ya lo compraron. Lamento mucho no haberte podido dar algo de mi colección.
Sophia la miró, sorprendida por la amabilidad, pero rápidamente le restó importancia.
—No te preocupes —respondió, sonriendo cálidamente—. Me siento honrada de haber podido modelarlo.
Se despidió de la diseñadora y comenzó a caminar hacia León, quien ya la esperaba con Emperatriz en brazos. Lo que ella no sabía, sin embargo, era que León había sido el comprador del conjunto. Después del desfile, en un ataque de emoción por la forma en que Sophia había brillado en la pasarela, había decidido comprarlo para ella. Sin embargo, no tenía la intención de decirle nada al respecto... al menos, no aún.
Al llegar al hotel, León se adelantó un paso, como si estuviera anticipando lo que venía.
—Prepárate —le dijo, con una sonrisa enigmática—. El desfile de mañana será hermoso. Y tú también tienes que estar a la altura.
Sophia lo miró con curiosidad, sin saber qué esperar. Cuando entraron a su suite, León la condujo hacia un maniquí que había sido colocado en una esquina. Sobre él, un vestido negro ajustado brillaba bajo la luz tenue del lugar. El diseño era elegante y audaz, con los hombros caídos y una espalda profunda que dejaba ver un toque de sensualidad. La abertura en la pierna era atrevida, pero sofisticada.
Sophia se quedó sin palabras por un momento, observando el vestido en su totalidad. Era absolutamente impresionante, y ella no pudo evitar sentir una mezcla de admiración y sorpresa.
—Es... es un vestido demasiado sensual —dijo, sin poder ocultar su asombro.
León, con una sonrisa de satisfacción, se acercó a ella y le explicó.
—Lo diseñé para mi desfile, nuestro desfile . Lo que quiero es que tú lo uses. Con unos buenos accesorios, serás la mejor vestida, obviamente después de mí —añadió, con un tono juguetón pero seguro de sí mismo.
Sophia lo miró, completamente sorprendida. León nunca había sido tan directo con ella, y aunque se sentía halagada, no pudo evitar una pequeña punzada de nervios. El vestido era perfecto, pero ¿realmente ella estaba lista para llevarlo con tanta confianza?
—Lo haré —respondió, finalmente, con una sonrisa, dispuesta a enfrentarse a lo que fuera que León estuviera planeando para ella.
León la observó por un momento, su mirada calculadora pero llena de una admiración silenciosa. Había algo en ella que lo hacía querer mostrarle más, darle más. Y, sin saberlo, Sophia estaba comenzando a transformarse en la pieza clave de su desfile, no solo por su belleza, sino por la forma en que, sin quererlo, comenzaba a tocar una parte de él que nadie más había alcanzado.
Mientras ella se retiraba para prepararse, León se quedó mirando el vestido. Había algo en él que sabía que no solo era para el desfile, sino también para ella. Y, por alguna razón, su deseo de que Sophia fuera la mejor vestida del evento iba mucho más allá de la moda.