La llegada de Emily a un territorio dominada por la Dinastía Vampirica puede desencadenar una serie de eventos que pondrán en peligro la estabilidad de los Lobos y el Poder de los Vampiros.
Los Vampiros deberán de tomar decisiones cruciales para proteger su territorio, en el mundo sobrenatural nada es lo que parece y las Alianzas pueden ser tan Frágiles ante el poder.
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NO TE DEVUELVAS
— Mierda — Alfa Eros mira a la loba, Emily estaba muy adolorida tenía sudor en la frente — Debes de irte de aquí, debes dé huir yo voy a entretener a los Vampiros, pero tú debes de huir — Dice Eros mientras mira con intensidad a la loba.
— Te pueden matar — Responde la Vampiresa entonces se escucha los pasos.
— Debes de irte Emily, debes dé irte.
— No pienso dejarte solo — Responde la Loba con determinación.
— Lo quieras o no lo debes de hacer Emily.
— Ya tengo la marca de un Alfa, no…
— Tienes mi marca, pero tienes que irte hasta Eclipse allí estarás protegida.
— Vamos conmigo, y si es necesario nos separamos en El camino, estamos perdiendo tiempo Alfa ya saben que soy una Loba plateada, pero quizás no sepan a qué manada pertenezco, vamos ya — Emily toma a Eros, ella pese al dolor y cuan lastimada este, tenía que salir con el Alfa de Allí, entonces Alfa Eros sigue los pasos de la loba, mientras ellos salen los Vampiros rodean en su totalidad la iglesia, pero ya ellos salieron, quizás la Diosa Luna los estaba guiando, ni bien salieron entregan el control a sus Lobos, pero entonces Darko vuelve a detenerse y Emily tuvo un mal presentimiento.
Eros vuelve en su forma humana — muérdeme, necesito una herida, ellos ya saben de ti, necesito que piensen que eres peligrosa, tanto que eres superior a mí.
La loba plateada niega con la cabeza, pero Eros asiente — Haslo, solo te estoy salvando.
Entonces la loba plateada, se acerca al Alfa con temor y sin dudar muerde a Eros en su abdomen, lo hizo con tanta fuerza que Eros había gruñido de dolor.
— Corre Emily, corre como aquella vez que llegaste buscando refugio, y pase lo que pase no te devuelvas, nunca lo hagas estando en Eclipse busca a Catalina y Larry directo, ten contigo agujas de acero, en el caso de que la Vampiresa te busque, defiéndete, pero no regreses hacia aquí, pase lo que pase Emily, yo voy a hacer que ellos se retrasen, no dejes que descubran de que Alfa es tu marca, mi Diosa me concedió qué no se perciba mi fragancia en ti, tienes la victoria en tus manos Emily, no te detengas y no retrocedas jamás, porque eres Débil y recién marcada, seguirás siendo débil durante tres días cachorra. La loba corría a través de la oscuridad, pero con su mente habitada por el Alfa.
— No puedes dejarlo Emily, regresa con el Alfa — dice ella dándole ventaja a la velocidad de los Vampiros creyendo que podría llegar a Eros nuevamente, entonces la Loba plateada se da la vuelta y vuelve a tomar el camino que la lleva nuevamente hasta dónde está Eros, pese a que aquella no era la orden del Alfa. Emily avanza con más rapidez, pero sintiendo el aliento de los vampiros en su nuca. Cada paso resonaba con pánico y desesperación mientras intentaba escapar de sus perseguidores sedientos de sangre y su condena para la guerra, había caído en poder de los Vampiros.
El Alfa se había sacrificado, deteniéndose para enfrentar a los vampiros y darle tiempo a huir, pero ahora se encontraba sola y atrapada en una trampa mortal, pero no se detuvo.
Entre tanto, Eros llama con la mente a la Vampiresa — ¿Dónde estás? Ven a mi Vampiresa — susurra el Alfa, pero la Vampiresa nunca apareció, entonces los Vampiros habían llegado hasta donde estaba Eros herido y en el suelo.
Pero otro grupo de vampiros se acercaban rápidamente, sus ojos brillando con malicia mientras rodeaban a la loba con una sonrisa siniestra en sus rostros. Sabían que ella no tenía escapatoria al regresar. La tensión en el aire era palpable, un estremecedor sentimiento de terror y angustia que envolvía a la loba en su cruel destino.
Eros por su parte no tuvo tiempo de fingir aquello no estaba en su genética, luchaba con ferocidad contra los vampiros, su rugido resonando en la noche mientras esperaba que Emily no cayera en las garras de los Vampiros, mientras El Rey Vampiro observaba con satisfacción, saboreando la victoria inminente. La loba se debatía en vano, sus ojos suplicantes buscando una salida que ya no existía aparentemente, ella debía de continuar, lo tenía que hacer.
La tensión entre los vampiros y la loba era insoportable, un juego mortal en el que el miedo y la desesperación se entrelazaban en una danza macabra. Y en medio de todo, el Alfa luchaba contra la oscuridad, dispuesto a arriesgarlo todo por el amor que sentía por la loba. Una batalla en la que la vida y la muerte se entrelazaban en un funesto destino.
— No puedes huir Loba, no debiste detenerte mucho menos volver — Entonces todo el bosque parece detenerse, la Luna se oculta y la tiniebla se apodera del lugar.
Una flecha de plata traspasa la espalda y el abdomen de Emily segundos después le colocan la plata en el cuello, en el lomo, la loba fue atrapada, la sangre brota, por supuesto ella estaba un poco débil aún por la marca.
— No podemos sacrificarla, está marcada — Dice un Vampiro qué carga a la Loba ya sumisa por la plata, Los Vampiros avanzan con ella a gran velocidad hacia el Territorio Vampírico.
— No importa, de todos modos la vamos a crucificar.
— Acaba de ser marcada, tenemos 3 días para destruirla, no olvidemos que ellas son débiles durante tres días después de la marca.
Por su parte Eros había vencido a los Vampiros, el Alfa mato a 9 Vampiros en total posteriormente Darko avanza a gran velocidad para cuidar la espalda de Emily, pero la fragancia de la Loba termina, Eros ve sangre en el suelo y allí se percata de que algo no está bien, la loba debía de estar más lejos que el punto de aquella sangre, entonces Eros tuvo un mal presentimiento.
— Emily ¿que hiciste? — el Lobo Alfa mira todo a su alrededor incluso la ausencia de la Vampiresa molestaba al Alfa, pero ahora mismo era la loba la que le importaba — Territorio Vampirico — Sentencia el Alfa, pero sus pasos se ven obligados a detenerse al ver a un hombre resaltando desde la oscuridad, con su mirada intensa carmesí.