La Princesa Del Pirata

Malika estaba verdaderamente exhausta. Había sido un día muy agotador y ella necesitaba reponer fuerzas. Ares la condujo de regreso a la cabaña en la que habían pasado esas noches y en la que ella había estado durante esos meses. No querían quedarse en ese palacio infestado por la presencia desagradable de la inmundicia esparcida por quienes lo habían habitado durante años. Ellos sentían como un olor fétido producto de lo repulsivo de las almas de los reyes y sus secuaces.

En realidad ella solo quería destruirlo y comenzar a construir uno nuevo, ese era inhabitable a sus ojos.

Ambos se acostaron en la pequeña cama abrazados, sabían que la peor parte había pasado. Ya habían logrado derrotar a esos dos degenerados, ahora solo les quedaba cazar a las ratas desperdigadas, pero eso era sencillo en cierta manera. También debían visitar Antares, Ares debía poner orden en ese reino que después de todo era su herencia, aunque Malika sería la gran emperatriz de todo el mundo conocido.

En el palacio Mirco buscaba de manera incansable a Lina. Necesitaba encontrarla, decirle lo que realmente sentía y poder convertirla en su esposa en ese mismo momento de ser posible. La joven, que estaba cerca de él, pero sin ser vista decidió que era hora de dialogar.

¿Me buscabas? dijo una voz sensual detrás del apuesto capitán que la darse la vuelta sintió como su alma volvía a su cuerpo.

¡Oh! Aquí estas. Lina yo…te amo…he sido un idiota, pero no podía deshonrar a una mujer de esa manera, este mundo es complicado para ustedes si son rechazadas por un hombre, por más maldito que él sea, ella siempre tendrá la culpa y yo… no pudo seguir hablando ya que ella se tiró en sus brazos y lo besó con pasión.

Lina sentía que ese era el hombre correcto para pasar su vida juntos. Era íntegro, cualquier otro hubiera seguido su corazón y habría dejado a su prometida para casarse con la princesa, pero eso, en ese mundo donde la mujer era tan perjudicada no sería lo correcto. Habría dejado a su prometida en ridículo y ella quizá nunca habría podido casarse. Ahora que comprobaban que la susodicha era una más de las inmundicias de ese reino ya no se sentía en deuda. En realidad Mirco se sentía un idiota, él se había mantenido puro y casto esperando el día de su boda, se había enamorado de otra joven que lo correspondía, pero su sentido de lealtad le impedía buscar ese amor y su prometida era una cortesana más de las tantas que habían en ese lugar.

La princesa ni lerda ni perezosa, se llevó a su apuesto capitán a su habitación, esa noche ambos dejarían de ser puros y castos, después de todo en breve se casarían.

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La noche terminó y un nuevo día había dado inicio. Malika y Ares tenían que comenzar con su plan de reconstrucción. Ella venía de un mundo moderno, tenía grandes ideas, había muchas cosas que cambiar, comenzando por la condición de las personas más humildes.

Este era un mundo completamente desigual, él único lugar que había visto en que todos vivían con bastante igualdad era la isla de Ares y eso era porque allí no había nobles, todos eran personas del pueblo que habían construido un lindo lugar para vivir guiados por Ares a quien ellos eligieron como líder.

El primer paso fue destruir ese maldito castillo. Era un lugar demasiado ruin como para seguir en pie. Malika había citado a todos los nobles que quedaban allí, debía indicarles cuál era el nuevo orden de cosas.

Gracias a todos por venir dijo ella con la elegancia y entereza de una verdadera reina.

No entendemos qué es lo que hacemos en este lugar ¿Dónde está el Rey? ¿Dónde están todos? dijo uno de los nobles de más alto rango.

Bueno…todos están muertos fue la respuesta simple concisa y sincera de Malika que miraba a todos con una macabra sonrisa en la cara.

¿Qué? gritó el mismo duque barrigón molesto por lo que escuchaba Esto es grave, debemos verificar los hechos, buscar a los culpables, si los hay, y elegir a un nuevo líder dijo todo aceleradamente causando mayor confusión y conmoción entre los presentes.

Bueno, las cosas son sencillas, yo los eliminé a todos los espectadores la miraron aterrados, era claro que ella no era una princesa inútil como siempre se dijo y no van a elegir a nadie más, pues yo seré quien gobierne junto con mi prometido y muy pronto mi marido Ares todos la miraban con la boca abierta, más al ver al temido pirata posarse a su lado.

Ares era muy conocido por todos, el mundo entero sabía que él era el pirata más temido por todos, aquel al que buscaban para capturarlo y que había hundido infinidad de barcos.

¿Está loca? Otro noble soltó un grito despavorido _ No podemos dejar que una princesita inservible y un pirata nos gobiernen.

Pues…tienen dos opciones dijo ella mirando de manera severa a todos. De sus manos comenzaron a salir pequeñas chispas que eran completamente visibles para todos la primera es aceptar y dejar que el nuevo orden surja; la segunda es oponerse y morir en consecuencia ella hizo una pequeña demostración de su poder en ese momento dejando a todos mudos.

Habían escuchado las noticias el día anterior sobre lo ocurrido en el puerto, pero a ellos nada podía importarle menos que los plebeyos, y como creyeron que los piratas los estaban atacando, se limitaron a refugiarse en sus propios castillos sin importarles los otros, esa es la razón por la que no sabían bien qué había ocurrido. Después de todo no es como si vivieran cerca, cada uno estaba a unas horas de distancia del otro.

Tras esta amenaza, todos aceptaron aunque algunos solo fingieron, pensaron que soldado que huye sirve para otra batalla y ellos querían seguir viviendo.

En Antares las cosas se dieron un poco diferentes, una pequeña batalla se llevó a cabo, claro que los nobles debieron rendirse, y ellos tomaron el control.

Malika decidió poner a Aldric y Teresa como gobernantes de este lugar, siempre siguiendo las indicaciones de ella y Ares.

La prosperidad comenzó a surgir en lo ciudadanos comunes. Aquellos que no tenían oficio pudieron aprender uno, los que necesitaban un poco de ayuda para surgir la recibieron. Se crearon empleos nuevos y se potenció a todos aquellos que querían mejorar en sus trabajos.

No se perdonaba la delincuencia, ni los malos tratos, y por el contrario se premiaba a quienes luchaban día a día por salir adelante.

Todo parecía florecer en el nuevo orden que se había instaurado y la nueva edad había comenzado, tal y como la profecía lo había declarado. Las guerras se evitaron gracias a la pronta acción de Ares, y Malika tuvo que reconocer que al romper esa promesa logró que muchas vidas se salvaran y eso era lo más importante para ambos.

La boda fue triple, y se llevó a cabo con las tres mujeres embarazadas. Parecía que ninguna había podido esperar ni un poco. Aunque ellas eran inmensamente felices por esa situación, sus hijos se llevarían poco y crecerían todos juntos.

Los nobles que se oponían poco a poco debieron ser eliminados, y cuando todos vieron que era imposible vencerlos decidieron finalmente aceptar esa realidad nueva, después de todo no era tan malo, habían perdido algunos privilegios, pero por lo menos no la vida.