LA FINCA

Para Martin fue una sorpresa tremenda, el saber que Anacleto era en realidad Dafquiel.

Pensó que era una locura, que este quisiera salvarlo, él no perdería nada de lo conseguido, por que lo rescataran e ir al cielo.

A Martin no le quedan más corazones puros en la finca, así que decide salir a un pueblo cercano a buscar, llegando allí encuentra a la joven con el corazón más puro que se haya visto, está joven tiene alrededor de 18 años y es una campesina hermosa.

Martin: Jovencita, cuál es tu nombre?

Jovencita: Lucrecia del sagrado corazón Ramírez López.

Martin: Un placer señorita, puedo saber dónde vive?

Lucrecia: Si señor, allá donde ve esos patos y pollos, está la choza de mis padres.

Martin: Muy bien, podrías llevarme con ellos, me gustaría platicar de algo.

Lucrecia: Si señor, sigame.

Martin sigue a Lucrecia y llegan a la choza, una vez allí le pide, que vaya por agua, en lo que los señores platican.

Ignacio: Dígame señor, pa que soy bueno.

Martin: Quiero que me dé, a su hija para trabajar en mi finca.

Ignacio: Pero cómo así?, Señor mi niña es la que cuida, a mis hijos chicos y ayuda a mi esposa.

Martin: Te la pondré fácil, todo este costal de monedas, a cambio de tu hija, sé que lo necesitas.

A Ignacio le brillaron los ojos al ver esa enorme riqueza, no sabía que podía tener tanto oro junto.

La ambición le nublo el juicio y decidió, que ese extraño se llevará a su hija, con la supuesta promesa de un trabajo.

Martin: Te aseguro, que estará bien.

Ignacio: Creo en usted, es muy buen señor.

Martin: Si, si, si, nos vamos.

Es así como Martin se lleva a Lucrecia, pero no para trabajar claro está, a Martin su suerte está por cambiar.

Llegando a la finca, la hace bajar al sótano, una vez ahí le golpea la cabeza y está cae desmayada.

El siguiente paso es asfixiarla y procede a sacar su corazón.

Tiene el corazón más puro y limpio que ha visto, estará esperando a que llegue Lord Black.

Mientras tanto en una cantina del pueblo, Ignacio toma agua ardiente e invita, rondas de cerveza a todos los presentes.

Ignacio: Cantinero, una ronda a todos mis amigos y salud por la riqueza que me dio mi hija

Todos: Salud.

En la mañana llegó a su casa, su esposa le pidió, para comprar comida, pan, leche, huevo, masa para tortillas y algunos vegetales.

Ignacio: No molestes, mujer toma está moneda y ve compra.

Lupe: Viejo eso es mucho dinero, de dónde lo sacaste?

Ignacio: No te importa, vete por la comida, pero ya, que tengo hambre.

Lupe va con don chucho, el señor de los abarrotes, pide lo que necesita y compra un poco de queso, justo al pagar ya la moneda era un enorme pedazo de carbón. Ella se sorprende, deja todo y va con Ignacio.

Lupe: Nacho ve tu moneda, es carbón.

Ignacio: De que hablas mujer?

Lupe le muestra el trozo de carbón, este al verlo va a ver sus monedas, ve que todas son carbón,

Furioso va hacia la policía, a reclamar que lo engañaron y que le dieron carbón en lugar de dinero, que fue Martin Rodríguez, quien lo estafo.

Los policías al oír el nombre de Martin, tomaron sus armas y fueron directo, a la finca.

Una vez en la entrada de la finca, llamaron a Martin.

Martin: Caballeros, que ocurre, que los trae a mi morada.

Policía: Este hombre fue a decir que usted lo estafo, que le dio carbón en lugar, de monedas de oro, así que venimos a investigar.

Martin: Pero le di oro, de que habla?

Ignacio: Mejor señor, tráigame a su nieto, él fue el que me estafo.

Martin: Qué nieto?, de que hablas? Yo te di oro por tu hija.

Ignacio: No señor, fue un joven de unos 25 y usted tiene muchos años más.

Rápidamente, Martin corrió a mirarse en un barril de agua y vio una imagen que lo horrorizo, su juventud había desaparecido, casi se vuelve loco. Se veía como un hombre de 65 años, incluso Mayor a la edad que tenía.

Martin: No, no puede ser, esto no está pasando.

Policía: El señor pide su oro real o que devuelva a su hija.

Martin: Su hija se fue a un mandado, al pueblo y no ha regresado, a lo mejor se fue con un novio.

Ignacio: No, mi hija no tiene novio, vivimos en el cerro, así que no platica ni con muchachas de su edad.

Policía: Señor entonces entregué el dinero, ya que no entregará a la joven.

Martin: Si pasen a mi despacho, le entregaré su dinero a este hombre.

Todos entran a la finca, una vez en el despacho, Martin abre su caja fuerte, al querer sacar dinero, ve que es carbón, entro en pánico y corrió al patio, comenzó a desenterrar sus costales, Pero vio solo carbón en ellos, ahora corrió al sótano y comenzó a llamar a Lord Black, pero este no aparecía, la desesperación hizo que no se diera cuenta de que los policias lo siguieron, y vieron la enorme cantidad de cuerpos desmembrados, metidos en costales, en una de las mesas, se encontraba, Lucrecia con el pecho abierto, Ignacio al verla corrió a pedirle perdón, mientras Martin gritaba, Lord Black.

Mandaron pedir refuerzos de otros pueblos, y es así como toda la gente se enteró de las barbaries que ese monstruo hacía, se llevaron detenidos a Joaquina, Beto, Juancho y otros más.

A Martin lo metieron, en carruaje aparte, pero al llegar a la estación de policia, este ya no estaba.

Excavaron, y encontraron. Los cuerpos de su primera esposa y sus 5 hijos, encontraron muchos más cuerpos en todo el patio, Nadie se dio cuenta de como llegaron ahí Pero saben que fue Martin.

Martín

Martin se había desmayado en el carruaje, al despertar estaba en la zona norte del cerro del diablo.

Martin: Qué hago a qui?

Lord Black: Bienvenido al pago de tu deuda.

Martin: Dijiste, que era tiempo indefinido mientras te diera corazones, además dónde está mi belleza y juventud?.

Lord Black: Déjame explicarte, los contratos con el charro, ya son inválidos, a mí solo pediste vida por tiempo indefinido y deshacerte del charro.

Martin: Pero cómo voy a pagar mi deuda, todo se vino abajo, ya no podré tener corazones para darte.

Lord Black: Martin, Martin, Martin, eres toda una calamidad, mira lo que haré.

Lord Black, chasquea los dedos y de pronto, a Martin comienza a cambiar su ropa y queda vestido exactamente igual al charro con una diferencia, él traía dos grilletes en las muñecas.

Lord Black: Ahora trabajarás para mí en lo que encuentras un nuevo incautó a quien embaucar y que tome tu lugar, y por cierto vivirás en la zona norte de este mismo cerro, bienvenido charro.

Unos días después, Romualdo, tomaba mezcal en la cantina, y en una parte obscura, vio a un hombre, y se acercó, este le dijo:

Hombre: Veo que está preocupado amigo.

Romualdo: Si, mi hijo está enfermo, y ya no me alcanza para la medicina, no sé que hacer, estoy aquí por que él, cantinero es muy buen amigo, pero solo me regaló un trago.

Hombre: Vaya predicamento, dime te gustaría tener dinero?

Romualdo: Si claro, a quien no?

Hombre: Déjame presentarme, Martin para servirte, Pero para los nuevos amigos llámame, CHARRO.

Y tú qué vas a pedir?

Fin