Luego de morir Oriana entra a una de las últimas novelas que leyó. Amor sin barreras.
Una historia la cual le había parecido un poco patética la verdad, pero le encantaba ver cómo las cosas a la villana nunca le salían bien.
¿Podrá Oriana cambiar la suerte de nuestra jodida villana, sabiendo que de eso mismo depende su vida?
Nueva historia, odienme, critiquenme, pero está historia la llevo pensando desde hace un tiempo. Iré subiendo capítulo hasta que me acomode con la trama de las otra dos. Prometo no dejarlas colgadas. Bueno dicho esto... Empecemos .
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capítulo 24
En el salón, nadie daba crédito a lo que estaban viendo. La mujer no solo los estaba atacando con increíble destreza, sino que además, al crear dos espadas de hielo, comenzó a contraatacar a los bandidos. Pronto su prometido se unió a ella, y llamando la atención de todos, exclamó:
—Cariño, ¿por qué siempre tienes que quedarte con toda la diversión?
La joven sonrió de lado y, lanzándole una de sus espadas al muchacho, ambos arremetieron contra los bandidos sin piedad. Fabián, Luis y Manuel, al ver esto, rápidamente se unieron a ellos y, tomando las espadas de los hombres malheridos en el suelo, enfrentaron a los atacantes que aún quedaban.
Al llegar a la entrada, Leonor vio a los soldados haciendo todo lo posible por protegerla, pero los bandidos eran muchos. Sin pensarlo dos veces, miró a Mauricio y dijo:
—Son demasiados...
—No puedes... Aún no te has recuperado.
—Estaré bien. Solo mantente a mi lado...
Sin más, Leonor cerró los ojos...
Y como si una fuerza se apoderara de su cuerpo, se elevó del suelo. Alzó los brazos y las nubes comenzaron a formarse; rayos y relámpagos iluminaron el campo de batalla. Nadie podía creer lo que veía. Tan pronto como los soldados se retiraron para resguardarse de los rayos, Leonor abrió los ojos y, extendiendo sus manos, cientos de mariposas se posaron sobre los bandidos, dejándolos petrificados en el suelo.
Los soldados que aún quedaban estaban tan sorprendidos que intentaron continuar el ataque, pero la voz de Leonor los detuvo:
—Arréstenlos. Luego averiguaremos quién los contrató.
Manuel, Fabián, Luis y todos los presentes estaban impactados. Al ver que los soldados no reaccionaban, Manuel intervino:
—Ya escucharon a mi prima. Enciérrenlos a todos.
Luis, al ver la gran cantidad de enemigos, comentó:
—Iré con ellos, primo. En cuanto sepa algo, te informaré.
Manuel asintió, y luego observó cómo Leonor descendía lentamente. Mauricio la sostuvo en sus brazos y preguntó:
—¿Cómo te encuentras?
—Estoy bien, solo algo cansada.
—Muy bien, te llevaré a descansar…
—No. Aún no han anunciado su compromiso, y creo que el motivo de este ataque fue precisamente ese. No quiero que él también pase por esto.
Mauricio la miró con tristeza, recordando el porqué aún era su prometida y no su esposa. Finalmente, asintió con comprensión.
—Príncipe Manuel, mi prometida tiene razón. Creo que lo mejor será continuar con la ceremonia y luego ayudaremos a resolver este asunto.
Manuel los miró agradecido.
—Gracias... por todo.
—Somos familia. Sé que tú harías lo mismo por mí.
Él asintió. Aunque llevaba años sin verla, Leonor siempre había sido una buena amiga, y en su niñez incluso lo ayudó a defenderse de quienes querían hacerle daño.
Una vez que todo se calmó y el grupo volvió a entrar, Camila se acercó a Leonor y preguntó:
—¿Te encuentras bien?
Leonor la miró y, al notar la genuina preocupación en sus ojos, asintió.
—Sí, alteza...
Camila tomó sus manos con afecto y dijo:
—Por favor, dime por mi nombre. Eres mi heroína.
Leonor sonrió y respondió:
—Muy bien, pero solo si tú haces lo mismo.
Camila asintió, impresionada por el valor con que esa chica había enfrentado a tantos hombres. Su prometido y su tío, que estaban a su lado, la observaban con el ceño fruncido.
Manuel, al ver que su prima se había robado la atención de su prometida, quiso intervenir, pero la emperatriz llegó en ese momento, y llamando la atención de todos, prácticamente gritó:
—¡Muchachita insolente! ¿Cómo te atreves a arriesgar tu vida así? ¿Sabes lo que hubiera pasado si algo malo te ocurría? ¡Mi hermana me habría matado! ¿Acaso quieres matarme del susto?
Leonor sonrió por la actitud de su tía.
—Ya, tía... No fue nada.
—¿¡Qué no fue nada!? Ya veremos qué dice Maribel cuando se entere...
El emperador Diego, al ver que su esposa quería seguir regañando a su sobrina, se acercó para calmarla.
—Ya, cariño. Luego la regañas. Ahora debemos terminar con esta fiesta...
—¡Pero la fiesta quedó arruinada! ¡Mira a nuestros invitados, están aterrorizados!
Todos miraron hacia dentro. La emperatriz tenía razón. Entonces, Oriana intervino:
—La emperatriz tiene razón. Creo que es mejor dejar este evento para otro día...
—¿Y darte tiempo a que te arrepientas? ¡Ni de chiste! Aquí no ha pasado nada. ¡Que pongan música! Después de una pausa, seguimos donde nos quedamos...
Oriana quiso sonreír al ver su actitud, pero al notar lo preocupado que estaba, se acercó.
—Tranquilo, ya no tengo dudas. Pero creo que tu madre tiene razón...
—Pero... yo me quiero comprometer hoy.
Todos quedaron impresionados, no solo por su actitud, sino por lo que acababa de decir. ¿Quién habría pensado que llegaría una mujer capaz de amarrarlo de esa manera?
La emperatriz, al escucharlo, sonrió.
—Cielo, quiero que este día sea especial para ambos. Por eso insisto en que es mejor dejarlo para otro día...
—Pero... Está bien.
Camila sonrió por la actitud de Manuel y agregó:
—La próxima fiesta que hagamos ya será la de casamiento.
Todos la miraron y ella continuó:
—Todos sabían a qué venían esta noche. No me parece lógico hacer otra fiesta de compromiso. ¿No creen que es mejor celebrar directamente nuestras nupcias?
1 no dijeron que otro poder tenía escondido la protagonista y porque no sabían cómo lo tomarían como si algo malo se aproximara
2 la relación de sus padres se supone que está mal visto que estén juntos pero no están ¿casados?