Esta es una historia de amor que, bajo la óptica de la doctrina espírita, trata sobre la reencarnación y el destino. Narra la vida de Gael y Cristina, dos almas que se reencuentran en esta existencia y cuyos sentimientos serán puestos a prueba. Deberán superar varias adversidades para estar juntos, una de ellas es aceptar como su hijo la reencarnación de Mauro, alguien que causó mucho daño a la pareja y persiguió a Cristina, incluso después de su muerte
NovelToon tiene autorización de Amaruk Seta para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 22
Después de que su clase en la universidad terminara, Cristina sale corriendo a toda prisa. Tenía que tomar dos autobuses para llegar a su trabajo, donde entraba a las 14:00 horas y tenía una jornada de siete horas, saliendo a las 19:00 horas.
—¡Ay, Dios mío! Ojalá pueda tomar el autobús, me demoré demasiado en la cafetería —dice Cristina.
Marcelo la ve salir corriendo y decide seguir a Cristina, viendo allí una buena oportunidad para acercarse a ella. Cristina llega a la parada del autobús y, ansiosa, mira a su alrededor, pero el autobús no aparece...
—¡Ay, Dios mío! ¿Y ahora? ¿Qué hago? Gasté casi todo alquilando la habitación de la pensión, y pensar que yo... podría estar en casa de... Gael... Me pregunto, ¿él... estará pensando en mí? Después de todo, ese sueño, nuestros recuerdos... ¡Ay, Dios mío! ¡Este autobús! ¿Ya habrá pasado?
En ese momento, Marcelo para la moto cerca de Cristina, acelerándola.
—¿A dónde vas? Yo te llevo, ¡sube! —dice él.
—¿Yo? ¿Contigo? ¡Ubícate, tipo! ¡Contigo no voy ni a la esquina! —dice Cristina.
—¡Cris! Solo quiero ayudarte, dime, ¿a dónde vas? Por tu cara, veo que tienes prisa... —insiste Marcelo.
Cristina se siente tentada a aceptar el aventón, ya que había faltado al trabajo ese mes y llegar tarde ahora... Pero, al mismo tiempo, dudaba, pues sabía que Marcelo era amigo de Mauro, y que eran iguales.
Helena estaba al lado de Cristina en ese momento, inspirándola a no aceptar.
—¡Cristina, no vayas con él! ¡El autobús está llegando! Por favor... ¡No vayas! —dice ella.
En ese momento, el autobús aparece a lo lejos, haciendo que Cristina deje a Marcelo hablando solo.
—¿Prefieres ir en un transporte como ese, que ir conmigo? Yo...
—¡Ay, tú! ¡Permiso! No sé cuál es tu juego, pero ¡déjame en paz! —dice Cristina, subiendo al autobús justo cuando este se detiene.
Marcelo la mira con cara de rabia, molesto por ser nuevamente despreciado por Cristina.
—Si crees que vas a escapar de mí... ¡Estás muy equivocada! Muy equivocada de verdad. Cuando elijo a mi presa... No desisto fácilmente de ella —dice Marcelo, encendiendo la moto y arrancando.
En el autobús, Cristina descansa un poco. El vehículo está vacío. En el asiento a su lado, el espíritu de Helena también está sentada.
—Cristina, ten cuidado con ese chico, tiene pésimas intenciones contigo, ten cuidado, mucho cuidado... —dice Helena.
El pensamiento de Cristina está en Gael: aquellas memorias. Cristina piensa en cómo Gael la había salvado de tantos peligros, en cómo la había acogido en su casa, en cómo se habían llevado bien tan rápidamente...
—¿Será? ¿Será que es cosa del destino, que debemos encontrarnos y estar juntos? Con todo lo que ya he pasado en mi vida, tengo, en realidad, miedo... Parece que siempre me quedo sola, todos me abandonan, todos se van... Siempre me quedo sola... —eran los pensamientos de Cristina.
—No, querida, ¡no estás sola! ¡Tus padres, desde el otro plano, están animándote! Después de que tú y Gael se entreguen al sentimiento que tienen el uno por el otro, guardado desde vidas pasadas, ¡cree, amiga, cree en el amor! En la felicidad... —dice Helena.
Cristina baja del autobús y corre para tomar otro al otro lado de la calle. Con la prisa, no lo nota, pero estaba siendo seguida. Marcelo la seguía, para saber el lugar donde ella trabajaba, para mapear sus horarios... Solo que Cristina no lo vio, pero... Helena sí lo vio.
—¡Ese tipo! Está tramando algo... Emite una vibración muy negativa, proveniente de los malos pensamientos que guarda dentro de su corazón...
De pronto, Helena desaparece y reaparece al lado de Marcelo. Ella toca su moto, que se apaga.
Marcelo intenta encender la moto, pero no funciona.
—¡Maldita sea! ¡La voy a perder de vista! —dice él.
—Sí, la vas a perder de vista... ¡No voy a dejarte hacerle daño a esa joven! Te vas a quedar aquí un ratito, intentando hacer funcionar tu moto... —dice Helena.
Mientras tanto, en su consultorio, Gael piensa en Cristina. Recuerda la noche anterior, en la que cenaron juntos en el sushi, conversaron... Él recuerda también las coincidencias que tenían en común y la sensación de ya conocerse.
—Cristina, una joven con una historia muy sufrida... tan joven, ya pasando por tantas cosas... Yo... ¡Me siento mal por haberla dejado ir! A estas horas... A estas horas ya debe haber salido de la universidad... ¿Será de verdad que me estoy enamorando de ella? ¿Y que ella siente algo por mí? ¿Será que realmente existen las vidas pasadas y que estoy destinado a ella y ella a mí? ¿Pero qué pasa con Helena y yo? —se cuestiona.