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Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Status: Terminada
Genre:Escuela / Comedia / Brujas / Reencarnación / Mundo de fantasía / Completas
Popularitas:5k
Nilai: 5
nombre de autor: Stephanie_$77

Reencarné como la villana y el príncipe quiere matarme. Mi solución: volverme tan poderosa que nadie se atreva a intentarlo. El problema: la supuesta "heroína" es en realidad una manipuladora que controla las emociones de todos. Ahora, debo luchar contra mi destino y todo un reino que me odia por una mentira.

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Promesas y Nuevos Comienzos

La mañana bañaba Eldoria con una luz suave y dorada. En el patio principal, la caravana del norte se preparaba para la partida. El duque Viktor, con el rostro marcado por el cansancio y la preocupación, supervisaba los preparativos con una seriedad inusual. En un carruaje especialmente acondicionado con colchones y mantas, yacía Irina, aún sumida en su sueño reparador. Su respiración era regular y profunda, un pequeño susurro de vida que era el único consuelo para su padre.

El pequeño príncipe Elías se acercó al carruaje. Se veía diferente. La inocencia de días anteriores había sido reemplazada por una determinación solemne. Con mucho cuidado, como si fuera a romperla, colocó sobre la manta, junto a la mano de Irina, una pequeña figura de madera tallada: una rana, tosca pero llena de carácter.

"Para que recuerde a las cantantes desafinadas", murmuró, con una sonrisa triste.

El duque Viktor se acercó a él.

"Príncipe Elías",dijo, su voz era áspera por la falta de sueño, pero su mirada era amable. "Gracias por cuidar de mi hija."

Elías alzó la vista hacia él, y luego hacia la ventana del carruaje donde estaba Irina. Sus pequeños puños se apretaron a los costados.

"Su Gracia...no la cuidé bien. Me quedé paralizado. Ella... ella lo hizo todo." Su voz tembló ligeramente, pero la mantuvo firme. "Pero le doy mi palabra, como futuro rey de Eldoria y como... como su amigo, que no volverá a pasar."

Hizo una pausa, inhaló hondo y declaró con una convicción que resonó en el silencio del patio:

"Voy a entrenar.Voy a ser fuerte. No solo para mi reino, sino para ser un escudo digno de ella. Un día, seré un guerrero que pueda protegerla de verdad, para que ella no tenga que cargar sola con todo otra vez."

El duque Viktor lo miró, conmovido. Vio la chispa de un hombre en los ojos de ese niño de siete años. No eran palabras vacías. Era un juramento forjado en la culpa y el admirar.

"Así será, Alteza", asintió Viktor con solemnidad. "Ella estará orgullosa."

El rey Osric se acercó para la despedida final.

"Viktor,el camino está despejado. La Serpiente Dorada está neutralizada, y nuestros reinos son ahora más que aliados; somos hermanos, gracias al valor de esa pequeña heroína." Extendió su mano.

El duque la estrechó con fuerza. "El honor es nuestro, Osric. Que esta paz dure generaciones."

No hacían falta más palabras. La mirada entre los dos gobernantes lo decía todo: una lealtad sellada con la sangre y el sacrificio de una niña.

Con un último saludo, el duque Viktor subió al carruaje. La caravana se puso en movimiento, las ruedas crujiendo sobre el empedrado. Elías se quedó mirando hasta que el carruaje se convirtió en un punto en el horizonte, su promesa ardiendo como un fuego recién encendido en su corazón.

Dentro del carruaje, Viktor tomó la mano de su hija, notando la pequeña rana de madera.

"¿Lo oíste,pequeña nevada?", susurró, acariciándole el pelo. "Has conseguido más de lo que cualquier diplomático soñaría. Has traído la paz a los reinos... y has inspirado a un futuro rey a ser mejor."

Irina, en su sueño, no respondió. Pero una paz profunda, la primera verdadera paz desde su reencarnación, parecía haberse instalado en sus facciones. La amenaza inmediata había pasado. Su padre estaba a salvo. Y había ganado aliados valiosos.

El camino a casa era largo, pero por primera vez, el futuro no se veía como una sentencia de muerte, sino como una posibilidad llena de esperanza. Y en el corazón de un reino vecino, un joven príncipe comenzaba su propio viaje, decidido a ser fuerte para la niña que había cambiado su mundo sin siquiera despertar.

Las noticias viajan más rápido que los carruajes. La noticia de la captura de la Serpiente Dorada y del heroísmo de la joven duquesa había precedido su llegada, pero mezclada con rumores de heridas y peligro. Por eso, cuando la caravana cruzó las puertas del castillo Sokolov, una multitud ansiosa los esperaba en el patio principal.

La duquesa madre, con el rostro pálido y las manos temblorosas, fue la primera en acercarse. Detrás de ella, el príncipe Alexander, de siete años, intentaba mantener la compostura real, pero su inquietud era evidente en la forma en que apretaba los puños. Incluso el Rey y la Emperatriz Viuda estaban presentes, su presencia solemne añadiendo un peso adicional al momento.

Cuando el duque Viktor bajó del carruaje, cargando con infinita delicadeza el cuerpo dormido de Irina, el corazón de todos se hundió. La niña estaba pálida, con vendas asomando bajo la manga de su vestido, y colgaba inerte en los brazos de su padre.

Un grito ahogado escapó de los labios de la duquesa. "¡Irina! ¡Mi niña!" Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

Alexander dio un paso involuntario hacia adelante, su rostro de piedra agrietado por una genuina aflicción. "¿Está...?"

"Vive", dijo Viktor, su voz ronca por el cansancio y la emoción. "Solo duerme. El sanador dijo que es lo mejor."

Sin decir más, Viktor atravesó la corte en silencio y subió la escalinata hacia los aposentos de Irina. La siguió un séquito de miradas preocupadas: su esposa, el príncipe, los reyes... todos esperaban una explicación.

Después de tender a Irina en su cama, arroparla y asegurarse de que estaba cómoda, Viktor cerró la puerta con un suspiro profundo. Sabía que el momento había llegado. Bajó al salón principal, donde los ojos de todos se clavaron en él, expectantes.

"La Serpiente Dorada no era solo un desfalco", comenzó Viktor, de pie frente a la chimenea. "Era una conspiración que envolvía a ambos reinos. El rey Osric no era el enemigo, era un aliado."

Procedió a relatar la historia. Habló de la trampa, de la emboscada en el puesto comercial, de la cobardía de Loras al huir. Pero entonces, su narración tomó un giro cuidadosamente calculado.

"Loras huyó hacia el bosque. Irina... mi temeraria e increíble hija, lo vio. Y lo siguió." Hizo una pausa, dejando que el impacto de la imagen de una niña de cinco años persiguiendo a un criminal se asentara. "No sé de dónde sacó el valor. Supongo que... me vio en peligro y algo en ella estalló."

"¿Y entonces?", preguntó la duquesa, con la voz quebrada.

"Entonces, Loras usó un artefacto vil. Un silbato que enfureció a las bestias del bosque. Murmullos Escamosos, pero más grandes y venenosos." La mirada de Viktor se nubló con un recuerdo genuinamente doloroso. "Ellos... la alcanzaron primero. La mordieron. Pero ella... ella no se rindió."

Calló de nuevo, conteniendo la emoción. "Con la fuerza de la desesperación, con esa rabia que a veces la posee, logró defenderse. Y luego, herida y envenenada, tuvo la lucidez de usar a su yegua, Alba, para rastrear a Loras. Lo encontró inconsciente, quizás tropezó en su huida. Ella, con sus últimas fuerzas, lo ató a su caballo y se aseguró de no caer durante el regreso. Fue Alba quien nos la trajo de vuelta, con el traidor arrastrándose detrás."

El silencio en la sala era absoluto. La historia era tan increíble que solo podía ser cierta. La duquesa lloraba en silencio, una mezcla de horror y un orgullo feroz. El rey asentía, impresionado. La Emperatriz Viuda observaba con una mirada calculadora y respetuosa.

Alexander, sin embargo, miraba al duque con una intensidad febril. Algo en la historia no cuadraba del todo. ¿Una niña de cinco años, envenenada, derrotando a una manada de bestias y capturando a un hombre adulto? Su mente lógica luchaba por aceptarlo, pero la evidencia—Irina inconsciente arriba—era innegable. Solo podía concluir una cosa: Irina Sokolov era excepcional más allá de lo imaginable.

"Esa niña...", murmuró el Rey, rompiendo el silencio. "Tiene el corazón de un lobo del norte y la astucia de un zorro. Has criado a una heroína, Viktor."

El duque Viktor asintió, aceptando las palabras, pero su corazón guardaba el secreto más profundo: la imagen de su hija liberando un poder oscuro que desintegró hombres y bestias, y la promesa de un príncipe de otro reino de volverse fuerte para protegerla. La leyenda de Irina había nacido, pero su verdadero misterio solo lo conocían él, su yegua y los bosques de Eldoria.

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Nita S.R
Ya quiero leer la nueva temporada.
está historia me hizo recordar los procesos que muchos pasamos 😭😭
Monica Defalco
excelente!!!!!
Maria Phia
Me encantó! Ahora espero ansiosa la segunda temporada!! 💪
Alejandra Gonzalez
me gusto mucho, espero que luego salga la segunda temporada, felicitaciones al autor, mucho éxito en todo
Tania Sierra Galindo
Necesito esa temporada
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