**Saga Vannecelli**
Uzziel Vannecelli, futuro líder de la organización italiana, es un hombre carente de empatía, caracterizado por rasgos psicopáticos. Su único vínculo emocional verdadero radica en su familia. Desde su infancia, ha sentido una conexión especial con Ángela Müller, hija del sublíder alemán. La inocencia y pureza de Ángela lo obsesionan, llevándolo a desear despojarla de su esencia pura. Por otro lado, Ángela anhela consagrarse a Dios y, en dos meses, tiene planes de convertirse en monja. La pregunta que prevalece es si Ángela logrará cumplir su vocación religiosa o si Uzziel interpondrá su camino. ¿Quién prevalecerá en esta contienda: el bien o el mal?
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Capítulo 14 Niña mala
Uzziel Vannecelli
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-La veo salir de la habitación mientras toco mi labio, que está roto por su mordida. Solo me saboreo; casi no me controlo, quería hacerla mía de una vez y acabar con este deseo que siento por ella. Cuando por fin la tenga, sé que perderé el interés por ella y estaré tranquilo, pero no soy un violador y hacerla a las malas no será divertido. Me levanto de la cama y noto que mi amigo está despierto, por lo que me dirijo al baño a masturbarme en su nombre.
Al día siguiente, me levanto temprano para hacer ejercicio. Desde mi posición, observo a Ángela sentarse; luce radiante en ese vestido verde, aunque un poco corto, lo que resalta la belleza de sus piernas. Ella comienza a mirar en mi dirección, por lo que decido desviar la mirada. En ese momento, noto que el hombre que le había ofrecido la chaqueta la está observando. Aprieto mi puño y me dirijo hacia él. Al percatarse de mi presencia, le propino un golpe en la cabeza con mi arma, haciendo que caiga al suelo. Lo percibo asustado, suplicando, pero recargo mi arma y le disparo en la cabeza tres veces. Al hacerlo, noto la mirada de los otros escoltas que corren hacia mí. Les digo- Esto es lo que les sucederá si se atreven a mirar lo que es mío.
-Todos responden al unísono-Sí, señor.
- Guardo mi arma en la espalda y subo hasta donde está Ángela. Ella me observa, visiblemente alarmada, y me pregunta- ¿Qué ocurre? ¿Esos ruidos fueron disparos?
- La tomé de la muñeca y le dije- ¿Por qué llevas un vestido tan corto? ¿Acaso pretendes llamar la atención de otros hombres? ¿Acaso has olvidado que tenías la intención de ser monja? Ahora pareces querer ser provocadora.
- Ella me respondió con una bofetada y dijo- Respétame, maniático. Estoy vestida así porque no tengo más ropa; este es el único atuendo que encontré.
- ¿Me acaba de dar una cachetada? La llevo en mis hombros mientras ella grita que la suelte. La conduzco hasta mi habitación, donde la dejo caer sobre la cama. Me dirijo hacia la puerta y le coloco el seguro. Al girarme, veo su mirada aterrorizada y le digo- ¿Cómo te atreves a golpearme?
- Ella me responde-No voy a permitir que me faltes al respeto. Si no deseas que use esta ropa, entonces cómprame otra.
- Ella se levanta de la cama para ir hacia la puerta, pero yo la jalo, arrastrándola hacia la cama. La coloco de espaldas en mis piernas mientras ella patalea como una niña pequeña. Subo su vestido y observo sus glúteos; esa panty se ve tan sexy y provocativa. Comienzo a nalguearla mientras ella grita que la suelte. Nalgueo más fuerte y veo cómo sus glúteos se tornan rojos. La escucho llorar y decirme lo mucho que me detesta, lo cual me llena de gracia, así que nalgueo aún más fuerte.Esto está provocando una erección.le digo- esto es para que aprendas a nunca volver a levantarme la mano. Solo lo permitiré cuando tengamos sexo.
-La suelto, ella se levanta, noto sus ojos rojos mientras las lágrimas caen. Ella se baja el vestido, se soba los glúteos que son redondos y hermosos. Les tengo tanto deseo de probarlos. Me levanto hacia ella y ella comienza a caminar hacia atrás hasta chocar con la puerta. Me dice -Voy a hacer que te arrepientas.
-Con una sonrisa sutil, le pregunto- ¿Qué planeas hacer? ¿Vas a golpearme nuevamente? Porque si lo haces, te trataré con la misma severidad por haber actuado como niña mala.
- Ella muerde su labio mientras sus ojos se humedecen. Comienzo a tocar sus piernas mientras ella aprieta los ojos, porque es difícil que me pida que la haga mía. Sé que ella lo desea; noté cómo me miraba ayer cuando estaba sin camisa. Comienzo a subir mi mano hasta llegar a su zona. Ella coloca su mano deteniéndome, pero con mi mano la quito, mientras que la otra llega hasta su zona donde comienzo a tocarla. Puedo escuchar cómo me pide que pare, pero yo comienzo a mover mi mano. Hasta que comienzo a escuchar suaves gemidos. Escuchar mi nombre entre esos sonidos provoca en mí un deseo abrumador. En cuestión de segundos, ella alcanza el clímax en mi mano, y al retirarla, me doy cuenta de que está cubierta de su esencia. Lamo mi mano, saboreando su aroma, encontrado en ello un placer que disfruto. Ella me mira, asustada, y le digo- Sé que te gusto. Solo debes suplicarme que te haga mía y te llevaré a un placer que te encantará.
-En ese momento, ella abre la puerta y sale corriendo. Sé que caerá muy pronto. Me dirijo al baño para darme una buena ducha.
Después de dos horas, recibo una videollamada de Bruno. Al contestar, me pregunta cómo van las cosas con la monja.
-Le respondo- Voy bien, incluso más de lo que esperaba.
-Él se ríe y comenta-Entonces, el secuestro fue todo un éxito.
-A lo que le digo-Sí, definitivamente lo fue. -En ese momento, se queda en silencio por unos segundos, mirando hacia otro lado. Le pregunto-¿Bruno, qué sucede?.
-Él responde-Te hablo después.
-Levanto una ceja y reitero- ¿Bruno?.
-Él dice-Aquí está Cataleya.
-Luego, me cuelga la llamada. Pienso para mí mismo: Maldita sea, ¿acaso esa caprichosa escucharia todo?. -