Cora Montilla de 23 años, una estudiante de 4to año de medicina que deja su sueño de ser doctora por causa de un enamorado que la estafa quitándole todo.
Casi en la ruina, Cora debe lidiar con los deudores de su ex enamorado, no tiene idea como saldar esa deuda que no es de ella, hasta que conoce a un chico no muy agraciado físicamente pero con mucho dinero, quién fue humillado por sus amigos y al querer impresionarlos a ellos y a la chica que le gusta, ve a Cora sentada en una plaza, y le ofrece una tentadora propuesta, pagarle para que se haga pasar por su novia el Día de Los Enamorados.
Fue un éxito total en dividendos para Cora, y de allí surgió su emprendimiento ser “Novia en Alquiler”, un negocio que la sustentó por tres años y quería retirarse y retomar su sueño de graduarse de doctora con el dinero ya ahorrado pero ante de su retiro fue alquilada y se metió con alguien que no debía y será perseguida por Franco D´amico Guerra.
¿Ahora que le ocurrirá a Cora?
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24. De Venezuela es!
...***...
🎶Mi niña morena, mi niña morena,
Mi niña morena, de Venezuela es...
Mírala, mírala, mírala
No me la vayan a tocar
Mírala, mírala, mírala,
Mírala, mírala
Porque es mi niña consentida🎶
^^^Oscar D'León FT. Zona 7 & Mazucamba^^^
...***...
...CORA...
Sentimos el camión parar me removí somnolienta me di cuenta que estaba acostada en el pecho de Franco, me puse nerviosa y me cuestioné en que momento se acomodó y quedé rendida encima de él y se me vino a la mente lo que aconteció el día anterior.
Salimos de la cabina y entramos a un pequeño restaurante para comer algo e ir al baño, y luego emprendimos nuestro viaje hasta que llegamos cerca de Verona, y tomamos otro camión para ir hasta la ciudad.
Fuimos a la dirección que me dio Massimo, tiene un primo que se llama Adriano que está en Verona y trabaja en un club nocturno, y que nos podría dar hospedaje e inclusive trabajo por unos días hasta llegar a Milán y de allí partir a Florencia. El chico ya no esperaba con entusiasmo y que ya tenía todo listo para nosotros.
—Adriano: Acá pueden estar el tiempo que ustedes necesiten. Los jefes son muy buenas personas, de hecho uno de ellos están por venir ya que los quieren conocer—, nos dice Adriano mostrando la habitación cuando bajamos de ella que queda en la azotea del club que por cierto que es un local de música latina.
Bajamos al local y ya estaba uno de los dueños y comenzó hablar en español, de hecho el acento era venezolano. Yo me emocioné porque iba a conocer un paisano. Adriano le habló en español.
—Adriano: Jefe aquí están las personas que nos recomendó mi primo Massimo en Como. Ellos son Franco y Cora—, les dijo y el trigueño alzó la mirada hacia nosotros, y sonrió.
—Alán: Un piacere Alán Mantés, benvenuto a Morena Dance Tropical (Un placer Alán Mantés, bienvenidos a Morena Dance Tropical)—, nos extiende la mano.
El primero en contestar el saludo fue Franco en español.
—Franco: Un placer, Franco y gracias por la oportunidad—, dijo serio.
—Alán: Hablas español que bien. Y tú?—, me mira y a la vez me recobra con la vista.
—Cora: Soy Cora, un placer... De que parte de Venezuela eres?—, pregunté una vez.
—Alán: Wao!, Eres venezolana, una paisana —asentí— soy de Caracas, y tú?—, preguntó pícaro.
—Cora: De los Llanos, estado Guárico pero tengo muchos años en Caracas—, le dije emocionada y a la vez con nostalgia al recordar que tal vez no podré ir pronto a mi país.
—Alán: Una mujer de temple de tierras calientes... Interesante...—, esbozó una sonrisa con más pircadía.
Yo le devuelvo la sonrisa porque sé que los caraqueños son muy pícaros y enamorados, pero que no le gustó para nada fue a Franco, el bizcochito italiano cambió de expresión, creo que aún piensa que fue coqueteo por mi parte pero no es así o tal vez está pensando que soy una zorra, bueno en verdad no esperaba otra cosa, pues él así lo piensa apesar que me duele, y no sé por qué?.
Alán nos mostró el club, y dijo que es un local de música latina, y cada día rinde un tributo a la música tropical como la venezolana, dominicana, puertorriqueña, cubana, colombiana y demás. Además nos preguntó que si tenemos experiencia en este tipo de negocio. Por mi parte le dije que sí, pues tengo experiencia en barman, mesera y bailarina. En pocas palabras de "utilitis" cuando estudiaba medicina trabajaba en un club nocturno en Caracas.
—Alán: Así es... Las venezolanas son arrechas, guerreras y echadas Pa' lante—, dijo a tomar mi mentón suavemente.
Y de inmediato aparté su mano en esa zona, pues vi como Franco quería matar a Alán y fingió una tos para que se diera cuenta que está presente entre nosotros. El trigueño se giró y lo vio de pie a cabeza llevándose una mano en la barbilla.
—Alán: Y tú... Que experiencias tienes? Ya!, No me digas —tronó los dedos—, de guachiman—, le dijo al golpear su duro pecho.
El bizcocho italiano cambió de expresión y con el ceño fruncido.
—Franco: Guachi qué?—, preguntó con extrañeza.
—Adriano: Guachiman, en pocas palabras de seguridad—, le susurró.
Contuve mi risa a pesar que Franco habla perfectamente el español, y que su madre es venezolana aún desconoce ciertas expresiones, dialectos y modismos de nuestro país.
Adriano nos hizo entrega de nuestras ropas incluyendo ropa íntima, y uno de ellas unos uniformes. A Franco le hizo entrega de un traje y a mí un vestido de lentejuelas negro corto y ceñido al cuerpo. Franco le toca la puerta y yo en la barra.
La primera noche fue espectacular y la clientela fue muy buena, y más las propinas que me dejaron por atender la barra y atendí algunas mesas casi al final de la noche.
Al siguiente día, antes de que se abriera el club, una de las bailarinas se cayó de las escaleras y cayó sentada. Inmediatamente la atendí solo fue una contusión pero el golpe fue fuerte y deberá quedarse en cama por varios días. Le dije que debe hacerse unas rayos X para ver si hay dislocación aunque a simple vista no la hay.
En eso entraron Alán y Emmanuel, socios y dueños del club. Al ver que Diana está en esa condición, sin mediar palabras Emmanuel me dijo.
—Emmanuel: Tomará su lugar, me dijo Alán que eres bailarina no?, repasa la coreografía, hoy es tributo a la salsa venezolana—, me dijo el puertorriqueño.
Sin más nada que decir, Valeria quien es la coreógrafa me puso al tanto de los pasos y tiempo del baile a la velocidad de la luz, gracias a Dios que me dió buena habilidad en el baile, sino estuviera pérdida en la pista. Agotada subí a la habitación de la azotea, Franco no estaba, me duché, me vestí y me maquillé.
Bajé al club y hoy estaba repleto de personas, y la mayoría de nacionalidad venezolana.
Iba empezar mi número con otras dos. La canción era Mírala de Oscar D'León FT. Zona 7 & Mazucamba, una combinación de salsa y reguetón. Y comenzó a sonar la música y mis caderas comenzaron a tongonarse de un lado a otro.
🎶Mi niña morena, mi niña morena,
Mi niña morena, de Venezuela es
Como te quiero te quiero hija bella
Tu es, lo, lo eh, lo eh.
Mi niña morena, mi niña morena,
Mi niña morena, de Venezuela es
Como te quiero te quiero hija bella
Tu es, lo, lo eh, lo eh.
Mírala, mírala, mírala
No me la vayan a tocar
Mírala, mírala, mírala,
Mírala, mírala
Porque es mi niña consentida.
Mírala, mírala, mírala
No me la vayan a tocar
Mírala, mírala, mírala,
Mírala, mírala
Porque es mi niña consentida.🎶
La ovación de los presentes era de total euforia. Los silbidos de los hombres era muy frenéticos y la mujeres no se quedaban atrás.
Casi culminar mi número, vi a Franco al cruzar del umbral de la puerta cuando vio toda esa euforia del público y al verme en el escenario el pelinegro quedó pasmado, no podía creer lo que veía, sus ojos iban y venían al ritmo de mi meneo de las caderas con un sexy morenazo pero el último tiempo del baile lo culminamos en el tubo, en donde daba paseos alrededor del tubo, giros cortos con balanceos ocasionales de mi cuerpo y caderas hasta culminar con una suspensión y giros con la cabeza hacia abajo.
Al terminar mi show con las demás bailarinas, Franco se me acercó al escenario y prácticamente me cargó al bajarme de la tarima pero fue de manera posesiva que no comprendí esa actitud.
—Cora: Qué te pasa Franco?—, trato de soltarme ya me sostiene de mi cintura, él estaba tratando de ocultar mi cuerpo con el suyo.
—Franco: Eso te pregunto, qué haces, bailando de esa forma?—, preguntó molesto.
—Cora: Es un baile y sueltamé—, le exijo.
Mientras que estamos discutiendo, fuimos interrumpidos por Alán a felicitarme por el show. A regañadientes Franco me soltó pero no sé movió del sitio para escuchar lo que me estaba diciendo Alán, y me dijo que un cliente quería conocerme en el Vip y me sorprendió y me generó algo de desconfianza y de una vez le reiteré que era para otra cosa de índole sexual, le dije tajante que no prestaba servicios sexuales. De forma inmediata sentí cuando Franco tomó mi mano entrelazando a la suya, y Alán se nos quedó viendo y me garantizó que este club no es de ese tipo de negocios que él no permite ese tipo de servicios en el Morena Dance Tropical, y que tendría todo el tiempo seguridad en la Vip. Vi seriedad al asunto y acepté pero al entrar al salón Vip noté algo extraño, que me hizo perder la visión y el conocimiento.
Un olor olor nauseabundo me despertó de ese dolor de cabeza. Estaba atada de manos y pies. Mis manos en el espaldar de la silla y mis pies amarrados en los literales de las patas de la misma.
Comencé a quejarme y gritar pidiendo ayuda hasta que una sombra que al parecer era de un hombre salió del umbral de la puerta y se me acercó con esa voz ronca con ese español neutro.
—Desconocido: Al fin despierta conejita—, me dice.
Alcé mis ojos y tratando ver su rostro estaba procesando esa voz familiar, y más la palabra "conejita".
—Cora: Cone... Quién eres? —abrí mis ojos como platos—, eres tú, Román—, afirmé al verlo más claro y cerca de mí rostro.
—Román: Si, soy yo... Que bien me recuerdas. Ahora la cosa se pondrá mejor—, ríe ladeado y hace un ademán con ambas manos.
—Cora: Sueltamé bastardo—, espeté.
Me tomó de los cabellos y trató en besarme frenéticamente me sentí asqueada por sus besos y no perdí tiempo al morder y romper sus labios, y su fuerte mano conecto con mi cara dejando mi mejilla arder.
Luego de tres largos años lo veo cara a cara, al hombre que me desgració mi vida, Román Rengifo.
