SÉPTIMO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Soy hija de unos padres que viven de las apariencias y el egoísmo. Lo único bueno en mi vida es mi hermanita y lo único que busco es extender mis alas recortadas y volar. Conocí al primer amor de mi vida y a los pocos días lloro su partida. No creí que el mundo daría vueltas y me daría una enorme sorpresa. Ahora tendré un hijo y gané un enemigo tan caliente que me enloquece. No sé si lo quiero ahorcar o besar... o ambos.
Soy un cínico, ocultando todo mi tembloroso ser detrás de un muro de prejuicios y unas espinas de desconfianza. Eso es lo primero que aprendí en un mundo donde nadie da la cara por los más indefensos. Hasta que tuve una pequeña familia y una vez más la vida se encargó de arrebatármelos uno por uno. Ahora solo me queda mi ahijado y pelearé por él. No importa lo bella, exquisita y perfecta que sea mi oponente, no perderé mi corazón... o ¿ya lo perdí?
La historia de Lucy y Andy.
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ANDY (CAP. 18)
Yo solo asiento. Veo que los pequeños son tratados con cuidado y salgo de la propiedad. Frente a la sucia casa, hay dos. Una que se ve a punto de igualar a la de mi espalda y la otra que sus jardines son muy verdes. De la casa precaria, sale una niña corriendo y va a la casa bonita. Me acerco a esa casa. No me gusta cuando lastiman a los niños y si ella fue víctima intentaré ayudar. Llego a la ventana de la cocina y la veo luchando con un niño en el suelo. Entro sin pedir permiso y aparto al chico de ella.
*- ¡Hey! ¿Quién eres y qué haces en mi cas... ¡Agh!
No lo dejo terminar porque lo golpeo en el estómago y se vuelve a echar en el suelo. Me acerco a la niña y la giro, para ver si está bien. Agrando los ojos al ver que ella está más que bien, terminando de comer una galleta de chispas de chocolate. Sigo sorprendido, porque no está llorando y escucho una voz fuerte.
^ ¿Qué está pasando aquí?
Giro hacía la voz severa, al igual que los otros niños. Se acomodan y se paran recto, al menos el niño lo intenta. Al ver la fila de fusilamiento, lo mejor será acomodarme a su lado, ya que yo solo me invité a esta situación. Unos ojos verdes, similiares a los del niño me observan. Maldición, es su mamá. Imagino que será como esas mamás gritonas que se pelean por sus hijos. Suspiro, bajo la cabeza y espero tranquilo los gritos.
Me quedo en silencio, hasta que siento un codo huesudo en mi costado. Levanto la mirada y le niña me señala con la cabeza para que mire al frente. Al hacerlo, veo una gran fuente de galletas de chocolate, en las manos de la sra.
Ella se ríe al ver mis ojos grandes.
^ Vayan, lávense las manos y los quiero ver sentados en la encimera de la cocina cuando terminen.
Los otros dos niños corren y los sigo. Nos lavamos las manos y los vuelvo a seguir a la cocina. Ahí nos esperan 3 vasos con leche, junto a 2 pequeños platos con 2 galletas y 1 plato con 3. Automáticamente veo al niño y la niña empujarse por tomar el lugar con el botín más grande y yo me siento en el lugar más alejado. Miro las galletas y se ven tan ricas, que estiro mi mano para tomar una.
^ ¡Alto!
Me congelo y regreso mi mano a mi regazo. Los niños dejan de pelear y veo a la mamá tomar el plato con 3 galletas. Lo intercambia por el plato delante mio. Yo solo la miro sorprendido.
^ Uds ya comieron varios y él no. Compórtense o no habrá mas galletas.
Los niños se sientan y van comiendo mientras la mamá sigue mirándome y me insta a comer. Nunca había comido algo tan rico. Creo que aspiré las 3 galletas y los otros niños me miran con ojos bien abiertos. Tomo mi plato y vaso vacíos y me dirijo al caño a lavarlos. Termino y vuelvo a sentarme en el lugar que estuve. Ahora puedo ser regañado con felicidad. Estuvo muy rico todo.
^ Entonces, ¿quién eres, de dónde vienes y qué pasó?.