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ESCANDALO, POR UNA BOFETADA A UN EMPLEADO
No se sabía cómo es que había filtrado el video del restaurante francés donde se podía ver a Martina Kendal entrar en un arranque inexplicable de ira y abofetear al pobre mesero del lugar.
Esto no fue lo peor; lo peor fue cuando algunos de los comensales presentes hicieron comentarios afirmativos de que así habían sucedido los hechos.
No tardaron en llegar los comentarios de los internautas, censurando los actos de Martina Kendall, ya que uno de los presentes describió las palabras que ella le había dicho al mesero. La mayoría de los internautas eran gente de a pie, por supuesto, personas trabajadoras, que no conciliaban con esos niños ricos que solo estaban dispuestos a humillar a las personas trabajadoras como ellos.
Por lo cual invadieron Internet con todo tipo de información sobre el problema con el chico del restaurante, acusando al propietario de la compañía de construcciones Kendall de permisivo y mal padre por no prestar atención a su mimada y mal educada hija.
Todo esto causó un gran revuelo, en un país donde todo vale por el que dirán. Por supuesto que su empresa comenzó a sufrir descalabros económicos en cuestión de horas.
Varios contratos que ya tenía en las manos se le fueron como agua por el drenaje.
Estaba tan enojado con su estúpida hija, que quería ir a dejarla sin lengua. Ya le había dicho muchas veces que Cam Cox era una muy mala influencia, que esa chica no era realmente lo que representaba, que solamente estaba fingiendo, representando un personaje ante la sociedad, pero no le importó su advertencia. Ahora estaba hasta el cuello metida en este problema, no solo en lo del mesero, sino en los insultos cometidos a la otra niña.
Que no sabía que los Cox tenían una hija adoptiva, eso es lo que menos le interesa, pero lo que importa es que den una declaración rápidamente sobre lo que sucedió y se disculpe con el mesero, o esto no parará y su reputación como empresario va a ir a un pozo junto con su gozo.
—Señor Kendall, ya los de relaciones públicas han analizado el impacto de lo que está sucediendo y lo mejor es que su hija vaya y se disculpe con el mesero de ese restaurante; además, recuerde que no es un restaurante cualquiera, no olvide a quien pertenece— le comentó su secretario.
—Se perfectamente de quien ese lugar y será un gran problema, si lo ofendemos, entonces si no podre levantarme del suelo, si lo hago enojar— el Sr. Kendal decidió mandar llamar a su hija a su oficina.
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Una hora después apareció Martina Kendall en la oficina de la corporación de la constructora de su padre.
—Padre, me has llamado, ¿dime que necesitas? No terminó de preguntar cuando recibió una fuerte bofetada por parte de su padre en la mejilla derecha.
—Te advertí demasiadas veces que te alejaras de esa chica de la familia Cox, que era una mala influencia, pero no me hiciste caso; ahora mira en el lío en que estamos, por culpa de sus problemas, estamos perdiendo mucho dinero.
—Camy, no tiene la culpa, ella es tan buena y tan ingenua que esa chica plebeya la engaño…—
—Te ha metido en un gran problema y todavía la defiendes, de verdad, no puedo creer que seas mi hija; vas a ir a disculparte con el mesero al que golpeaste después y ya veremos qué más harás para poder arreglar este gran lío.
Mariana estaba furiosa por la bofetada que le habían dado, edemas de la vergüenza que tendría que pasar al ir a pedir disculpas a un camarero cualquiera, ella, que era una señorita refinada y bien educada de una familia rica, todo por culpa de Keira Perry
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Después de conseguir la disculpa del camarero, regresó a su casa Mariana, tan furiosa que comenzó a insultar a sus propios sirvientes y romper cosas. Su mamá, que estaba de su parte, no comprendía porque su esposo había hecho eso. Era humillar demasiado a su propia hija.
Por otro lado, el departamento de relaciones públicas tenía una conferencia de prensa en la cual se presentarían Keira y Martina juntas, mostrándose como buenas amigas, como si nunca hubiera existido esa discusión donde Martina la insultaba.
El Sr. Kendall sabía que solo tenía que ir a casa de los Cox y ver a la hija adoptiva y decirle que hiciera eso. Él era más rico que los Cox, de hecho, si no fuera por él no recibirían algunos contratos, así que no veía ningún problema en que la obligaran a aparecer en la conferencia de prensa.
Nunca imaginé lo que le esperaría.