**Alexa** es una joven soñadora, inquieta y de alma libre, siempre anhelando encontrar el verdadero amor. Para ella, ese amor es como una burbuja que flota en los cielos, un refugio que le brinda seguridad y confianza, un lazo tan fuerte que no permite distancias entre almas gemelas. Sin embargo, su mundo idílico se ve sacudido por la llegada de **Sergio Méndez**, un hombre misterioso y arrogante que desconfía del amor y desafía todas sus creencias. A medida que Alexa se adentra en este torbellino emocional, comenzará a cuestionar la existencia del amor verdadero. ¿Logrará Alexa mantener su fe en los sueños del corazón, o se dejará arrastrar por la dura realidad que Sergio representa? La batalla entre el idealismo y el escepticismo está a punto de comenzar.
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Capitulo VI Aceptar su ofrecimiento
Los días pasaron y aún nadie llamaba a Alexa para un trabajo. La desesperación se estaba haciendo presente y ella no sabía qué hacer. Necesitaba desahogarse con sus amigas. Así que fue a buscar.
"Amiga, te estábamos esperando", dijo Irene alegremente.
Ellas quedaron en reunirse en la casa de Irene, era una casa bastante acogedora, su diseño minimalista la hacía sentir acogedora, ya que no estaba cargada de tantos adornos como lo era la mansión de los Méndez.
"Gracias por recibirme amiga, no sabes la falta que me hace hablar con ustedes", respondió Alexa con un tono de melancolía en su voz.
"Sabemos que estás triste. Mejor vamos a sentarnos y hablamos un rato", indico Lucia abrazando a su amiga.
"Es que no entiendo por qué no encuentro trabajo. Ya entregué mi hoja de vida por todos lados y nadie me ha llamado", explico Alexa al borde de la desesperación.
"Debes tener paciencia, pronto te llegará algo y si no, bueno regresamos a Europa y trabajas conmigo en la empresa de mi papá", dijo Irene animando a su amiga.
"Sabes que no me puedo ir, mis padres están aquí y no los puedo exponer a una vida incierta", explico Alexa desanimada.
"¿Qué era eso, otro que nos querías contar?", pregunto Lucia.
"La señora Ágata, la jefa de mis padres me ha propuesto que trabaje para ella en Diseños Méndez, pero no quiero trabajar junto a Sergio", manifestó Alexa angustiada.
"Sé que no es fácil para ti, pero ya los dos son adultos y lo más probable es que Sergio haya madurado", reflexionó Lucia buscando una solución al problema.
"No lo creo, pienso que es el mismo patán de siempre", respondió Alexa segura de sus palabras.
"Amiga, yo creo que deberías aceptar ese trabajo, recuerda que se necesita el dinero para arrancar nuestro emprendimiento y como no queremos que nuestros padres intervengan, nos toca buscar el dinero a nosotras mismas", explico Irene.
"Sé que necesitamos ese dinero y además ya no quiero que mis padres trabajen y la única manera de conseguirlo es con un trabajo", respondió Alexa resignada.
Estuvo con sus amigas casi todo el día, pero sus pensamientos divagaban entre lo que quería y lo que tenía, era una posición muy difícil para ella, sentirse entre la espada y la pared. Después de pensarlo todo el día decidió aceptar el trabajo que le ofrecía Ágata, sus padres ya habían sacrificado mucho por ella, ahora le tocaba a ella hacer algo por ellos. Se despidió de sus amigas y regreso a la mansión, con el ánimo por el suelo y su dignidad algo destrozada, respiro profundo y finalmente decidió entrar.
"Buenas tardes", saludo Alexa al encontrarse en la sala con la familia Méndez reunida.
"Buenas tardes, hija", respondió Ágata sonriendo.
"Buenas tardes", contesto Sergio mirando fijamente a Alexa.
"Disculpen, voy con mis padres", dijo Alexa caminando para la cocina.
"Hija, ven siéntate un momento con nosotros, me gustaría saber ¿cómo te sientes ahora que has regresado?", pregunto Ágata mirando a Alexa detenerse.
"No quiero incomodar, mejor hablamos cuando usted esté sola", respondió Alexa con amabilidad.
"Mi mamá te lo está pidiendo, ¿acaso la vas a despreciar así?", intervino Sergio con frialdad.
Alexa no tuvo más remedio que sentarse con ellos en la sala, no quería discutir con nadie, su humor no era el mejor en ese momento, estaba triste y desanimada.
"¿Y bien querida, dime cómo te sientes?", insistió Ágata en su pregunta.
"Bastante bien, estar con mis padres era mi sueño desde hace mucho tiempo", respondió Alexa con sinceridad.
"No pareciera que los hayas extrañado, si nunca estás en casa", comento Sergio con indiferencia.
"Se equivoca señor Méndez, si he estado saliendo es porque no soy una mantenida y necesito buscar que hacer", respondió Alexa tratando de controlar su carácter.
"Has vivido de tus padres por veintidós años, así que unos años más no importan", volvió a comentar Sergio.
"Señora Ágata, me disculpa, pero voy con mis padres", dijo Alexa levantándose y saliendo de la sala.
"¿Por qué no puedes ser amable con la chica?, ella solamente está tratando de superarse en la vida", intervino Federico después de mantenerse neutro en la conversación.
"Solo me gusta ver cómo se molesta, papá, se ve muy linda", dijo Sergio burlándose.
"Si quieres que acepte trabajar en nuestra empresa deberías dejar de molestarla", aconsejo Ágata con una mirada cómplice.
"Se los advierto a los dos, no permitiré que lastimen a esa joven, Alexa no merece que la utilicen de ninguna manera, ¿les quedó claro?", Federico se puso de pie y dejó a esos dos solos en la sala, estaba indignado porque él sabía que su hijo no era una persona de confianza y si le había puesto el ojo a la joven no descansaría hasta obtener de ella lo que quería.
"Debes tener más tacto hijo, Alexa no es igual a las otras mujeres con las que estás acostumbrado a tratar", aconsejo Ágata dejando a Sergio solo.
Él sabía que Alexa no sería fácil, ellos tenían un pasado conflictivo y no quería que eso afectará sus planes. Pero era difícil cambiar su forma de ser.
Mientras tanto en la cocina, Alexa se encontraba hablando con sus padres, les estaba contando su decisión de aceptar trabajar en la empresa de los Méndez, su papá Ismael no le vio ningún problema, para él sus jefes eran buenas personas, pero para Miranda era otra cosa, ella sabía que Ágata y Sergio nunca hacían nada sin esperar algo a cambio. Solo esperaba que no fuese lo que ella estaba pensando.
"Piénsalo bien hija, si tú no quieres trabajar con ellos es por algo", aconsejo Miranda preocupada.
"Ya lo pensé mamá, mientras no me salga el trabajo, por otro lado, me toca conformarme con este", respondió Alexa cansada.
"Sé que brillaras en esa empresa, tú eres excelente mi niña y podrás lograr todo lo que te propongas en la vida", dijo Ismael orgulloso de su hija.
Alexa agradeció las palabras de sus padres y luego se despidió de ellos. Al salir de la cocina encontró a Sergio aún en la sala, estaba hablando por teléfono y por como lo hacía seguramente estaba hablando con una de sus mujeres. Ignorando su presencia se fue a su habitación a descansar después de un largo día.