Un mundo fantástico, lleno de seres que jamás creíste poder ver, a excepción de los libros, las películas y relatos. Ahora has llegado a este sitio, donde no solo puedes verlos, tocarlos y hablar con ellos, sino que estás dentro del cuerpo de uno de ellos.
Mi nombre es Dagny y está es mi historia. Entré al cuerpo de un ser místico y mágico, nunca entendí por qué, pero no pude tener mejor suerte que esta, al amar todo tipo de historias de fantasía, intentaré vivir bien y vivir feliz.
¿Podré hacerlo?, ¿Tendré dificultades como en el pasado?, ¿Deberé cambiar mi forma de ser para que me acepten?
Sigue mi historia y entérate del final.
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Humillación
—¡Silencio!— la voz hizo eco en todo el salón y de pronto todos guardaron silencio.
El hombre hizo una seña para que pasara el siguiente a dar sus votos.
Todos sabían que esa ceremonia era para la aceptación de Dagny, pero también sabían que sería aceptada como la reina de Athel, así que el príncipe también debía dar sus votos, al ser el segundo involucrado.
—Príncipe Saddon Tudor, pase por favor—
Muy confiado, el joven príncipe bajó desde su asiento hasta el estrado y estaba a punto de comenzar a leer, pero fue detenido por una voz.
—Excelencia— se dirigió al anciano —sería algo injusto que solo la princesa Dagny leyera en lengua antigua, por favor permita que nuestro príncipe lo haga también— con una enorme sonrisa, pidió el rey.
El gran anciano accedió, por lo que ahora el príncipe debía leer todo, en lengua antigua.
Aunque Dagny estaba nerviosa por el resultado de la ceremonia, cubrió su rostro con ambas manos, para que no vieran su gran sonrisa al escuchar lo que debía hacer el principito.
Sin poder oponerse, el príncipe intentó leer en lengua antigua, pero parecía como si solo tartamudeara, se podía llegar a pensar que estaba invocando a un demonio con el conjuro que estaba recitando. Desde pequeño no quiso aprender la lengua, sin importarle que era parte de la familia real.
—»¿Qué estoy haciendo?, debí poner más atención en esas clases«— su rostro ardía de vergüenza, su broma resultó contraproducente para él mismo.
—¡Suficiente!— se volvió a escuchar
El gran anciano, había interrumpido al príncipe. —Es una verdadera decepción que justo el hombre, futuro gobernante de Athel, no sepa hablar algo tan indispensable. ¡Largo de aquí!—
Su furia era evidente, no podía creer que justo una desconocida, alguien que apenas a pisado el territorio de los dragones, pueda hablar mil veces mejor que el mismo heredero.
—Madre, padre. Por favor hagan algo— claramente para el príncipe, eso era una gran humillación y todo el reino se enteraría, así que rogaba por el apoyo de sus padres. Sin embargo, los reyes no estaban dispuestos a pasar por alto algo así, si bien ellos intentaron enseñarle la lengua siempre, el príncipe jamás hizo un esfuerzo en aprender, ahora veía las consecuencias.
—¡Guardias!— habló la reina y por su mirada, los uniformados entendieron rápidamente.
Todos los presentes observaban como era sacado de aquel salón, al príncipe orgulloso, aunque nadie sabía de qué se enorgullecía, pues no era nada especial, contrario a Dagny.
—Bien, continuemos— habló después de lo sucedido. —Todos estamos de acuerdo que el motivo principal que nos trajo a este lugar, queda descartado por completo.— observó la reacción de los reyes de Athel y también la de Dagny, algo de temor se veía en el rostro de la albina.
—Reina Tudor— la decisión se podía reflejar en sus ojos, pero no podía tomar la palabra y decir lo que quería, eso le correspondía a la reina.
—Como nos hemos enterado, nuestro reino fue engañado de una vil manera, los reyes de Elfia no solo rompieron su palabra al enviar a otra persona y no su hija mayor, si no también se atrevieron a utilizar a esta hija como sacrificio, por esa razón no serán perdonados. La guerra es un hecho y se los digo aquí mismo. Tienen un mes para prepararse y esperar vencer a nuestras fuerzas, deben aceptar las consecuencias de sus actos. No obstante, nadie tendrá la opción de escapar, pues ahora mismo los mejores magos han sido enviados para sellar sus fronteras, les dí una oportunidad y veo que no supieron valorarla. ¡Ahora largo de mi reino!—
Era aceptable el enojo de la reina, pues si bien tenía un buen corazón, para todo había un límite.
Los reyes de Elfia no sabían ni como defenderse, al parecer todo había sido revelado por su hija.
—Majestad, antes de irnos. Me gustaría que nuestra hija venga con nosotros— a manera de súplica, pidió el rey. Al menos con alguien debía desquitar ese enojo y humillación.
—La princesa Dagny se queda aquí. Ella es solo una víctima de ustedes, no voy a permitir que vuelva y ustedes hagan algo horrible con ella— como solo una madre protectora podría hacerlo, la reina defendía a Dagny.
—Majestad, la boda no se llevará a cabo, es mejor que nuestra hija vuelva con su familia — la reina de Elfia sabía que si no regresaba Dagny, serían ella y su hija mayor quienes pagarían por lo que estaba pasando, pues fue de ella la idea de cambiar a las princesas.
—Se equivoca reina. Creo que una familia te cuida y protege por sobre todas las cosas, no permite que nada malo suceda con los hijos y por lo visto cuando llegó la princesa, se veía muy desnutrida y pálida, consecuencias de su falta de cuidado hacia ella. Ella se quedará aquí—
Las palabras eran seguras y firmes. Aunque todos se quedaron sorprendidos por ello, nadie sabía cómo debían actuar, asi que solo guardaron silencio.
La reina ordenó a un escuadrón para que sacaran a los padres de Dagny de ese lugar, ya no los quería ver más. Aunque trataron de oponerse, los guardias que llevaban no eran rivales para los dragones.
Ahora que prácticamente la ceremonia había acabado, Dagny estaba a la espera del veredicto final.
—Ya que todo ha pasado, debo decir que hay un asunto más que tratar, al parecer su majestad tenía ciertas sospechas o simplemente decidió esto por su buen corazón— el gran anciano volvió a hablar.
—Es cierto, me he encariñado mucho con esta hermosa joven y tanto el rey como yo, estamos de acuerdo en adoptarla y que sea oficialmente parte de la familia real de Athel—
Todos quedaron boquiabiertos, jamás imaginaron que algo así iban a pedir los reyes. Aunque por algo eran los que regían las leyes en Athel, así que dejaron continuar a la reina.
—Si se pueden dar cuenta, Dagny se merece nuestra admiración, ya que sabe muchas de las cosas relacionadas con nosotros, muchísimo mejor que cualquier dragón joven actualmente, me hago responsable si en algún momento llega a suceder algo malo por esta decisión—
Su esposo tomó sus manos con fuerza, reconfortando a su esposa, pero también dando a entender que estaba totalmente de acuerdo con la reina.