No soy más que una niña, pero para salvar a mi familia debo casarme con un hombre desfigurado y que es mucho mayor que yo.
Es un matrimonio por conveniencia, debo cumplir con mi palabra
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24
“Ponte la ropa o te enfermarás.”
Tenía la voz nerviosa y no se atrevía a mirar a Miguel.
“Esto es una vista previa a lo que se viene después del matrimonio.” Dijo Miguel riéndose.
“Todavía... todavía es muy temprano. Después lo observaré con más calma. Ponte rápido la ropa o cogerás un resfriado.”
Claudia buscó en el armario su ropa de noche y se lo tiró.
Miguel sabía muy bien que esta muchachita era muy sensible, así que se puso la ropa de inmediato.
“Iré a darme una ducha.”
Se levantó de la cama y salió volando al baño.
Pero se sintió triste al terminar de ducharse. Había estado ocupada preparando la ropa de Miguel, que se olvidó de su propia ropa interior y su bata de baño.
Él se había llevado la única toalla que había. ¿Qué podía hacer?
Ella abrió un poco la puerta de vidrio del baño, saco la cabeza y avergonzada dijo: “Esto... Miguelito, ¿me ayudas a traer la ropa?”
Miguel levanto la mirada y vio la cara abofeteada de Claudia. Y pudo observar su exquisita figura que reflejaba en la puerta de vidrio.
Se podía ver aún más claro cada vez que se acercaba a la puerta.
La sed en la boca y le comenzaba a arder la parte inferior del abdomen.
¿Es que esta chica lo estaba provocando?
Respiro hondo por un momento, resistiéndose a la lujuria, y se levantó.
“¿Qué quieres?”
“Ropa de interior... y bata de baño.”
Claudia gruño los dientes al decir las palabras “ropa interior”.
¡Se sentía muy avergonzada que Miguel, un hombre tan grande, fuera a buscar su ropa íntima!
Ella quiso que se la tragara la tierra.
Miguel fue al armario a buscar y finalmente la encontró...
Una braga con dibujo de conejito pícaro, y un sujetador blanco sin aro.
Miguel la había tocado antes y sabía que no tenía los pechos muy grandes, ¡pero no sabía que las tuviera tan pequeña!
Parece que después habrá que desarrollarse más.
Le entrego su ropa y dijo: “¿Todavía eres una niña? ¿Todavía llevas ropa de infante?”
“¿Qué infantil? ¡Ese conejito pícaro es muy lindo!”
Ella estaba tímida, no supo que más decir y se metió con su ropa.
Por el apuro, se le olvidó cerrar la puerta.
Le dio la espalda a Miguel y comenzó a vestirse.
“No supe que decir, debía elogiarme de que soy muy adorable, ¿pero acaso no tengo inteligencia emocional?”
Se dio la vuelta después de vestirse. Se dio cuenta qué no había cerrado la puerta bien, y Miguel la estaba observando.
Su cuerpo era delgado y no tenía exceso de grasa.
La piel era fina y blanca, y su espalda parecía suave y brillante.
Aunque las caderas no estaban bien erguidas, pero se veía bien suave y se debían sentir bien en las manos.
Y sus delgadas piernas eran muy llamativas.
Su esposa no era una niña. Solo que le faltaba desarrollarse en algunas partes, y necesitaba ayuda.
“¿Cómo puedes estar allí mirándome?”
“Dejaste abierta la puerta y pensé que me habías invitado a entrar, y quise ser cortés. Me acabas de ver, solo di una mirada desde lejos. No debería ser un problema.”
Se podía ver una sonrisa en la esquina de su boca, y trato de seducirla mostrándole su cuerpo candente.
Obviamente estaba jugando a provocarla, pero lo decía en forma normal. ¡Y no quería perder esa oportunidad!
que estará pasando ?
más capitulos porfa no tardes en actualizar querida autora.....
a pesar que allá piedras en el camino de ellos por terceras personas que quieren verlos caer tanto sentimentalmente y como persona ....