Oliver Harris, tuvo una infancia complicada, su familia fue atacada cuando el apenas tenía cuatro años en su casa, pero su padre y hermano menor sobrevivieron, pero con el tiempo Oliver juró venganza, en una noche de celebración en un club tiene intimidad con una desconocida, pasados los años se vuelven a encontrar, pero ella guarda un secreto qué a él lo lleva a tomar una improvisada decisión.
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Yo no compro, lo que ya es mío
Oliver se dirigió a la habitación, viéndola a punto de llorar, cuando lo vio corrió a sus brazos, el la sostuvo fuerte mientras se refugiaba en su pecho,— ¡Lo siento no debía confiar!— Lamento que sepas lo cruel que es mi familia si así se le puede decir! — ¡Me confié, no imaginé que llegaría a tanto, recordó a su hijo,—¡Aiden! — ¡Lo tiene Mirna y Trevol! — ¡El está bien! — Le dijo acariciando su rostro, vamos tengo que arreglar cuentas.
Llegó hasta la sala donde se encontraban todos, su padre, no tenía color en el rostro, su madre y hermana lloraban,— Perdóname Katia debí negarme, le dijo su hermana sin levantar la cabeza, Katia siempre supo que las dos madre he hija preferían hacer lo que su padre ordenaba, siempre acababan haciendo su voluntad,
Katia no contestó, miraba a su padre con incredulidad,— No quiero volver a saber de ti padre, tú no sabes serlo, solo ves por tus propios intereses, — Dijo la chica mirando hacia su hijo el cual estiró los brazos— ¡Mami ella le sonrió caminando hacia el para tomarlo en sus brazos, mientras Oliver caminó hasta donde sus hombres tenían a Thomas— Y tu sabandija te lo advertí, lo tomó con una mano dándole un fuerte golpe que lo dejó tirado, Katia cerró los ojos, no era capaz de ver que su esposo siguiera golpeando a su padre.
Pero lo que hizo la sorprendió, sacó su billetera tomó un cheque firmándolo ten esto es suficiente para que no te atrevas a volver a pararte frente a mí esposa, te quiero lejos no te vuelvas aparecer porque olvidaré que llevas la misma sangre de mi esposa, esto lo hago por ella si no ya no respirabas, Thomas miró el cheque, los ojos le brillaban mientras sonreía, ante los ojos incrédulos de sus hijas y esposa.
—¡Problemas resueltos!—dijo sacudiendo el cheque,— Vámonos familia, con este monto podré empezar en cualquier parte del mundo, lo dijo sin dejar de mirar tantos ceros, Katia lo veía y no lo creía, — ¡Es hora de que tu solo te vayas a la mierda!— le dijo Marie ante la sorpresa de sus hijas,— ¡Tampoco cuentes conmigo ya me quedo claro que eres despreciable papá.
—¡Ustedes son unas…. Quiso golpear a su esposa pero Oliver lo sujetó del brazo girándolo hacia atrás dolorosamente, el quejido lastimoso que soltó, fue de angustia, el mafioso lo soltó haciendo que sus hombres lo escoltaran hasta la salida, pero cambió de idea,— ¡Llévenlo a cualquier frontera lejos! no quiero volver a verte la próxima no correrás con la misma suerte! le dijo tocando su pistola.
Thomas sintió un escalofrío recorrer su columna, tampoco quería volver a toparse con él en ningún momento, si su esposa he hija ya no lo seguían era mejor no lidiaría con ellas, con todo el dinero que había obtenido por alejarse de Katia, era suficiente para darse una mejor vida y sin tener que compartirlo.
Hizo otro cheque y se lo dio a Katia que con una mirada que le dio, entendió que era para su madre, ella asintió y fue a entregárselo, no dijo más saliendo del departamento, seguida de Mirna y Trevol.
Pero cuando iban en camino, Katia iba en completo silencio, — ¿Pasa algo? —preguntó Oliver mirándola de reojo,— ¿Porque le diste tanto dinero a mi padre para que se alejara?—¡Siento que mi padre me vendió y tú me compraste! Oliver se volteó deteniendo el vehículo, la miró ante la mirada de la chica por haberse detenido, Escúchame bien preciosa, —¡Yo no compro lo que ya es mío!— Que te quede claro mi reina, — Le contestó ante una sonrisa de oreja a oreja que dibujó su esposa—¿Soy tuya? — ¡Completita! — contestó tomando su barbilla para enseguida besar sus labios.
Edward venía llegando cuando ellos bajaban del auto, Aiden quería ir abrazado con su padre, pero cuando vio a su abuelo hizo que su padre lo dejara en el suelo, para darle los brazos a su abuelo, quien rápidamente lo abrazó, Oliver tenía que hablar con su padre, le preguntó si quería ir a su despacho o al patio, era mejor en el despacho, Katia tomó al niño yéndose a su habitación, con Mirna detrás suyo.
—¡Tú dirás! Le dijo su padre tomando asiento, ¿Qué recuerdos de Los Parker papá?—¿Cuantos hermanos son? — Preguntó esperando que recordara, — ¡Recuerdo que habían nombrado dos, pero el mayor si creo recordarlo, Albert Parker Jr del otro recuerdo que su nombre, se quedó un instantes pensando, — ¡Roger Parker era el menor! Es todo lo que recuerdo! Oliver asintió pensando, —¿Que pasa porque la pregunta?—¡Nada, Es solo qué me doy cuenta que no sabemos mucho de ellos, — ¡Mientras ellos nos estudian.
—¡Ayer las imágenes de las cámaras captaron a un hombre que quería entrar a la empresa como técnico,— ¡Preguntaron si había contratado a alguien más, porque había alguien diciendo que yo lo había contratado personalmente! — Pero cuando traté de hablar en persona con él, ya había desaparecido, eso se me pareció sospechoso! Su hermano asintió, mientras su padre se quedó pensando.
EN LAS AFUERAS DE LA CIUDAD
Dominica quedó sin aliento, después que Albert la besara demandante, el sujeto no era feo todo lo contrario, pero su manera de vestir y maquillar sus ojos lo hacían lucir un poco extraño a su ver, porque no tenía nada de femenino
Albert Parker Jr.
Tenía a todas las mujeres reunidas en una misma mesa, todas compartían los mismos derechos sobre el, a Dominica le ofreció una tienda para que lo esperara, una mujer le ofreció vino lo tomó queriendo estar casi inconsciente de lo que iba hacer, la tienda tenía algunas velas aromáticas he inciensos, también le llevaron un atuendo parecido al que vestían en las antiguas películas griegas que ella había visto antes, pero sus pensamientos se interrumpieron con su llegada.
—¡Hola mi querida y bella joya! — ¡Te ves divina,
La tomó de rostro sin ser brusco, sus dedos empezaron acariciar sus mejillas y labios, tenía que soportarlo se dijo, — Tengo una petición para ti mi joya querida, y tú tendrás que hacerte cargo, ella lo miró extrañada,— ¡Diga! — el chirrió su lengua, — ¡Desde hoy soy tu amo!
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