Divorcio

La noche de bodas era un recuerdo que Emily deseaba olvidar, ciertamente, ese fue el momento en el que cualquier ilusión que ella había tenido con respecto a Iason terminó. Fue en ese momento que se dio cuenta de lo difícil que sería conmover el corazón de Iason.

En ese entonces, cuando los pocos invitados se habían marchado. Emily había aprovechado la oportunidad para subir a la suite que había sido reservada para su noche de bodas.

Cómo cualquier novia entusiasmada con su primera noche, Emily se había preparado con anticipación e ilusión.

Sentada sobre la cama espero a Iason durante mucho tiempo, quizás los nervios le hicieron creer que habían pasado horas, tal vez así fue. La cuestión es que durante todo ese tiempo no hubo atisbo alguno de Iason.

Ella, a pesar de que sabía que para Iason este matrimonio no significaba nada más que una obligación, no podía evitar sentirse triste.

Sin embargo, cuando Emily pensó que iba a pasar sola su noche de bodas y se estaba preparando para recostarse sobre la cama, la puerta de la habitación se abrió de forma brusca.

La persona que había entrado era Iason, el cual parecía que había estado bebiendo durante algún tiempo.

Rápidamente, Emily se levantó de la cama y trató de ayudarlo, sin embargo, antes de que siquiera pudiera tocarlo, aquel chico la aparto de manera estrepitosa como si ella no fuera una humana, sino alguna especie de animal peligroso.

— Te ayudaré — le había dicho la castaña mientras extendía su mano.

— No necesito tu ayuda — masculló Iason apartando la mano de Emily.

Al notar su negativa, Emily decidió observarlo desde la distancia.

Iason comenzó a desnudarse delante de ella haciendo que se sintiera tímida, pero cabe destacar que las acciones de Iason no fueron hechas a propósito, él solo estaba demasiado borracho como para pensar.

Quizás por esa razón después se comportó de esa manera.

Cuando terminó de desvestirse como si hubiera recordado algo, observó a Emily de una manera que la hizo sentir avergonzada. Debido a que la evaluó de pies a cabezas, el vestido pequeño de encaje que usaba se sintió extremadamente incómodo en este momento. Luego camino con pasos pesados hasta donde ella se encontraban antes de acercar sus labios a sus oídos y empezado a hablar.

— Veo que has estado esperando por mí durante mucho tiempo — le susurró antes de agarrar su cintura y atraerla hacia sus brazos.

Ante este gesto tan íntimo, la respiración de Emily se vio afectada, era como si todo el aire se le hubiera escapado de los pulmones e incluso hubiera olvidado como era respirar por la nariz. Aunque esté era el momento que había esperado, algo se sentía incorrecto, había algo demasiado mal en esta situación.

Bueno, Emily no necesitaba pensar demasiado debido a que en unos segundos supo lo que había mal.

La actitud de Iason era lo que estaba mal, aunque parecía un amante de ensueño dispuesto a cumplir cualquier deseo que tenga su amada, todo lo que estaba haciendo no era genuino, no era algo que hubiera nacido de su corazón sino de su orgullo herido.

Cuando él empezó a besar de manera tierna el cuello de Emily, ella quiso detenerlo, realmente lo quiso debido a esa sensación tan fría que le había hecho sentir y que aún perduraba en su memoria, pero al final no lo hizo, ella no lo detuvo y dejó que él hiciera lo que quisiera con ella.

Era como si ella fuera alguna especie de sacrificio con el que podían hacer lo que quisieran.

Al final, Emily solamente optó por cerrar los ojos, dejándose llevar por ese sentimiento que embargaba en lo profundo de su corazón.

Sin embargo, la magia del momento se vio interrumpida debido a la fuerte carcajada que salió de los labios de Iason.

Él se reía tan fuerte como si estuviera inmensamente feliz por algo, que por un momento hizo que Emily se sienta avergonzada, no sabía que era lo gracioso que había encontrado para reírse de esa manera, pero al notar como sus ojos la miraban con un desprecio no disimulado. Emily se dio cuenta de que él se estaba burlando de ella.

Rápidamente, se alejó de Iason llena de emociones complejas.

— Eres tan estúpida para creer que me acostaré contigo, ¿qué parte de que no estoy de acuerdo con este matrimonio no entendiste?, ¿por qué te vestiste así?, ¿qué planeas con todo esto? — masculló antes de acercarse a la castaña que se encontraba en este momento a punto de sollozar debido a la vergüenza que sentía por sus palabras tan despiadadas.

Sí…

Emily en ese momento se sintió como una tonta, se sintió realmente estúpida, quizás lo era por aun así guardar esperanzas de que en el futuro las cosas iban a cambiar.

Je…

Porque desde ese entonces fueron cuesta abajo.

— Yo…

Emily detuvo por completo sus palabras, en realidad no había nada que decir, ya todo había sido dicho. Era solo ella la que no sabía distinguir la altura del cielo e hizo un tonto de sí misma cuando desde el principio Iason le había dejado claro que este matrimonio no significaba nada ante sus ojos más que una molestia.

Pero, aun así, sabiendo todo lo que sabía, ella no quería rendirse, no podía hacerlo.

Si algo había caracterizado a Emily desde siempre era su resistencia y perseverancia ante cualquier tipo de situación. Ella era el tipo de persona que no se rinde fácilmente, la que es capaz de soportar cualquier tipo de calamidad con tal de lograr su objetivo. Ella era el tipo de persona que no olvida fácilmente y que no puede dejar ir.

Esos eran los aspectos que la caracterizaban y los que ella más odiaba de sí misma en algunas ocasiones como en este momento.

¡Ah!

Aunque siendo realistas esa fue la única noche en la que pudo estar tan cerca de Iason porque desde entonces nunca compartieron habitación, abrazos o incluso besos.

Su matrimonio era tan frío que incluso podía congelar el desierto.