Rindiendome A Tu Piel

Vannesa al escuchar a William, dio un brinco, ya que su abuela no permitía que estuviera mucho tiempo en casa y siempre advertía que lo evitará y tratará de nunca coincidir con él.

—Retírate Vannesa.

Ordenó Will apartándose del cálido abrazo que sostenían.

—¡Sí!.

Susurró ella rápidamente agarrando su bolso de la mesa.

—¡No! Escuché cuando llegaste.

Dijo Will, cambiando el semblante alegre que tenía antes de escuchar a su padre, por uno amargado y tosco.

Vannesa dio una mirada fugaz, Will era irreconocible con esa personalidad vacía.

Vannesa iba saliendo lo más rápido posible y pasó al lado de William, y este detuvo su acto:

— ¿A dónde crees que vas? Vuelve a donde estabas.

Ordenó firme.

—Déjala ir.

Replicó Will instantáneamente.

William sacó un arma y apuntó Vannesa.

Ella corrió a donde estaba Will.

—Quiero que la tomes aquí en estos momentos.

Dijo William, ocasionando que Will abriera sus ojos del pedido enfermizo que estaba haciendo su padre.

—No lo pienso hacer, ¡deja tu sadismo!!.

Gritó Will colocando a Vanesa atrás de él en modo de protección.

William cargó su arma y apuntó a ellos:

—Ya sé que la vieja no está en casa y tu madre tampoco, la has sobreprotegido y ahora se cree libre, me tocará tomar medidas en esta casa, tu insolencia los está haciendo, agarrar fuerza a tal motivo que me quieren desobedecer.

Expresó con cara de asco William.

—¡Si no lo haces tú, lo haré yo!.

Dijo William caminando hacia ellos.

Dalís iba llegando muy alegre, con varias bolsas en las manos.

—Vannesa, niña, ¿dónde estás, cariño?.

Gritó entrando a la cocina, encontrándose con esta escena.

William apenas la vio, la jaló a él, apuntándole con el arma en su cuello. Las bolsas cayeron y Dalis se sorprendió. La cara de su hijo era un dilema.

—¿Qué ocurre?

Preguntó al ver que Vannesa temblaba cómo un animalito asustado atrás de Will. El cual en ese momento sentía morir de la importancia en la que se encontraba.

—¡No, llegues a tanto!

Suplicó Will, a su padre. Este sonrió malicioso, su rostro divulgó lo enfermo que estaba y envuelto en, alcohol era una bestia sin alma, ni contemplación, sin pudor alguno como ahora mismo.

—¿Las verás morir entonces? Como quieras, ¡qué conste que intenté darte una oportunidad!.

Dijo apuntando y disparó a Dalís en una pierna sin darle tiempo a nadie de reaccionar.

Ella dio un ensordecedor grito de dolor, al igual que Vannesa, pero está de terror. Sostuvo a Will del brazo, agarrándolo fuerte, buscando confianza y protección.

Will cerró sus ojos y no podía brindarle lo deseado. La agarró sacándola de su espalda y colocándola frente a él. Ella lloraba, mirándolo con tanto miedo.

Él la acercó y dijo.

—Perdón, mi frágil Reina.

—No quiero que seas blando, quiero ver cómo tomas a una zorra, procura hacerlo bien o los próximos disparos no serán tan suaves.

Gritó William y pasó la lengua por el rostro de Dalís la cual no paraba de llorar en sus brazos.

Will volteó a vannesa, para que no mirara su rostro mientras le arrebataba la inocencia. La arregosto al mesón rompiendo la pequeña, panti, de la joven que ama y la iba a violar por capricho del monstruo que tenía de padre.

Su deseo era que en unos años se entregara a él, pero no de este modo. ¿Qué podía hacer?, ¡Negarse!! No podía, ya que había presenciado esta misma escena. Con una familia que le negaron a su hija a este monstruo, hirió al hombre en ambas piernas, dejándolo postrado en el suelo. Luego violó a su mujer, e hija delante del hombre, desangrándose. No le importaron los gritos, ni las súplicas, simplemente sacó su monstruosidad, las asesinó, Y ahí dejó muriendo de dolor a aquel ser que no murió, y quedó con el dolor de esa noche, ya que nadie escuchó en el momento de denunciar a "William García" tanto dolor hizo que se quitara la vida.

Ahora, ¿qué podía hacer él, para proteger a su mamá y al amor de su vida? Si no la tomaba él, sería este monstruo y ella no resistiría eso ni él tampoco.

Acarició su piel mientras alzaba el vestido para tener vista a sus muslos; sus manos temblaban en el acto. Bajo su pantalón, sacando su hombría. Vannesa no paraba de llorar y Dalis gritaba desconsolada, mientras William reía escandalosamente; parecía una escena de miedo.

—¡Aslo!!!.

Gritó William y Will entró en Vannesa de una sola estocada, haciéndola gritar. William lamía el rostro de Dalís la cual tenía el alma destrozada al ver la monstruosidad a la que fue obligado su hijo.

Will se movía dentro de la joven mientras ella no dejaba de dar gritos de dolor.

—Lo estás haciendo mal, ¿quieres que te enseñe cómo se hace?.

Gritó, William.

Will empezó a dar estocadas más fuertes mientras dejaba fuertes nalgadas sin dejar de mover sus caderas. La jaló del cabello para acercarla más a él mientras aceleró sus movimientos, lo hacía lo más rápido que podía, para acelerar su liberación.

Cuando sintió qué venía, se salió de ella para que no hubiera peligro de un embarazo. Tiró su cuerpo en la espalda de Vannesa y lágrimas salieron de sus ojos.

—Perdóname, mi Reina te acabó de marchitar.

Dijo limpiando sus lágrimas con el cabello de la chica para que su papá no se diera cuenta de lo ocurrido.

—Así se hace.

Dijo William tirando el cuerpo de Dalis para la cocina, y salió como si nada hubiese ocurrido.

Will enderezó su cuerpo y acomodó su ropa viéndose a sí mismo con repulsión, fue a tocar a Vannesa, pero ella se negó y él apartó sus manos. Unas rebeldes lágrimas escaparon de sus ojos.

Dalís se quejó, sacando a Will de su aturdimiento, fue la agarró y vio que la herida había sido superficial solo hiriendo la piel sin profundizar, William era un experto en armas y solo jugo con él.

Dalís con el ardor en su pierna camino hacia vannesa.

—Hija perdón, deja que te lleve a la habitación ¡por favor!.

Suplicó mientras abrazo a la joven que había dejado de ser una niña, para convertirse en mujer.