Estuve diez años casada con el amor de mí vida, aún sabiendo que el amor de mí vida, amaba a mí hermana.
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Capítulo 17
...Luke....
Todavía recuerdo su emoción al verme en el cumpleaños N°80 del abuelo.
Cómo ella quiso abrazarme; y la rechacé.
Tengo grabado en mí mente su expresión repleta de decepción.
Cada vez que cierro los ojos, aún puedo ver el dolor; la impotencia; la ira que sintió Aspen al ver a Dakota y Aziel besándose en su fiesta de compromiso.
Y, aún recuerdo, su rostro de hace un momento.
Una expresión estoica y una mirada vacía hacia mí persona.
No puedo culparla, tampoco querría hablar con ella si hubiese sido al revés.
Pero ella se lo merecía, ¿Verdad?
Ella usurpó el lugar de Dakota, metiéndose en la cama de Aziel.
Entonces, no merece piedad.
Ella es una mujer malvada.
Dakota tenía razón, desde niños ella siempre me decía que nuestra hermana menor era mala y cruel.
Es por eso que mantuve mí distancia de ella.
Muchas acciones han comprobado que Dakota tenía razón. Entonces, no debo sentirme mal.
Entonces... ¿Por qué siento que he cometido un error?
—Hermano. –Las voces de los gemelos, llamaron mí atención–.
Me detuve; observándolos.
Ellos se movieron incómodos ante mí intensa mirada; entonces Ethan habló.
—Viste... ¿Viste a Aspen? –Preguntó con sumo cuidado, como si supiera que estaba entrando en terreno peligroso–.
—Sí. –Dije sin más–.
—Y... ¿Cómo está? –Intervino Kyle–.
¿Cómo está? Se ve muy bien, radiante y hermosa. Ella se ve feliz.
Ojalá hubiera podido decir eso.
—Está causando problemas, como siempre.
Los gemelos fruncieron el ceño, mientras intercambiaban una mirada silenciosa.
—Ella... ¿Habló contigo? –Continuó Ethan–. ¿Sigue molesta con nosotros? –Indagó–.
Los observé con ojos gélidos; haciendo que ambos retrocedieran.
—¿Por qué quieren saber? –Cuestioné–. ¡¿Acaso quieren que la mujer que traicionó a la familia Voinescu, regrese aquí?! –Verbalicé con rabia; obligándolos a negar–.
Suspiré con frustración.
—¿Dónde está Dakota?
—Ella está en su cuarto; llorando. –Me informó y fruncí el ceño–. Dijo que Aziel rompió con ella, por culpa de Aspen. –Comentó Kyle–.
Solté una maldición silenciosa, comenzando a caminar hacia la habitación de mí hermana.
Al llegar, la ví bajo las mantas.
Asomó su rostro hacia afuera, cubierta de lágrimas y maquillaje corrido.
—H-Hermano... –Sollozó y me acerqué a ella–. Aziel rompió conmigo. ¡Porque Aspen le fue con mentiras de nuevo! –Gritó, mientras sus lágrimas caían sin parar–. ¡Está celosa, siempre ha estado celosa de mí!
Suspiré con frustración.
Odiaba cuando se ponía de éste modo; actuando como una niña de quince años.
—Dakota. –Llamé su nombre–.
Ella me miró con ojos llorosos; iba a continuar con su berrinche e insultos hacia Aspen. Pero, antes de que pudiera pronunciar palabra; la corté.
—¿De quién es el bebé que estás esperando?
Al notar mí pregunta, se puso pálida.
No respondió y tampoco lloró.
Fue como si hubiera preguntado algo que no debería saber.
...Ethan y Kyle....
—El hermano mayor otra vez está molesto con Aspen. –Murmuró Kyle, mientras caminaba junto a su hermano, quien asintió a sus palabras–.
—Ethan... –Kyle, continuó–. ¿Crees que Aspen nos odie?
Ante aquélla pregunta, el silencio reinó ante los gemelos.
No tenían respuesta alguna.
Ambos recordaban a su hermana.
Recordaban como ella los cuidaba siendo niños; jugando; riendo; durmiendo juntos en pijamadas eternas. Como los llevaba y recogía de la escuela; cuando los llevaba al parque; cine; etc.
Pero, también recuerdan las palabras y pruebas de Dakota.
Resultado de sus acciones; Aspen es malvada.
Sin embargo, aquél día en el hospital, cuando su hermana mayor salió de revisión. Cuándo los miró a ambos con ojos gélidos; vacíos; carentes del amor y afecto que antes contenían, fue entonces cuando algo sintieron que algo andaba mal.
Y, cuándo Aspen dijo; <
Algo se rompió en el interior de los gemelos.
Sintieron que estaban perdiendo algo importante, algo valioso.
Fue tal el dolor, que al llegar a casa; ambos se escabulleron a la vieja habitación de Aspen. Tomaron su ropa y durmieron en sobre ella, para volver a sentir la presencia que habían perdido.
—Yo... –Ethan dudó–. Creo que sí. –Suspiró con arrepentimiento–.
—Hicimos todo mal, ¿No es cierto? –Kyle lo observó con tristeza y asintió–.
...Aspen....
Désde que mí hermano se fue, el señor Xénorix no se ha ido.
Ha comido tres sándwiches y no ha dicho ni una sola palabra desde que se presentó.
Debo admitir; da miedo.
Pero, él me salvó. Así que, de algún modo, me siento cómoda con su presencia.
—Señor. –Lo llamé y sus ojos verde grisáceos fríos, se posaron en los míos–.
—Sólo dígame; Xénorix.
Asentí, sonriendo.
—Sabe, como agradecimiento por haberme salvado, le daré comida gratis siempre que quiera. ¡Así que, puede venir cuando quiera!
Él me observó con atención y, aunque su rostro era estoico, sus ojos contaban otra historia.
—No es necesario. –Intentó rechazarlo, pero lo detuve–.
—¡Por favor! –Supliqué y él suspiró, con un atisbo de sonrisa en la comisura de su boca–.
—Bien, bien... Vendré. Pero te advierto que como demasiado. Irás a la quiebra por mí culpa. –Bromeó, cruzando sus brazos en su enorme pecho musculoso–.
Solté una risita.
—No me importa ir a la quiebra por darle comida a mí salvador. —Sonreí–
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...¿Qué les pareció el capítulo de hoy? Háganmelo saber en los comentarios, ya saben que siempre los estoy leyendo. ;D...