Luego de una decepción amorosa Lila viaja a Londres buscando la contención de su padre pero en el camino encuentra algo más que solo amor y contención familia. Una nueva historia da comienzo en medio de toda su crisis sentimental.
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capítulo 23
Esa tarde, luego de despedirse de Lila, Vladímir decidió buscar a Dimitri. Sabía que no podía seguir ocultando lo que estaba empezando a sentir. No solo por respeto a Lila, sino porque conocía lo sobreprotector que su amigo era con ella. Mejor aclarar antes de que surgieran malentendidos.
Lo encontró en su oficina, revisando unos informes. Tocó la puerta dos veces antes de entrar.
—¿Tienes un minuto? —preguntó Vladímir, cerrando la puerta tras él.
Dimitri alzó la mirada con su habitual ceño fruncido, aunque al ver que era él, dejó los papeles de lado.
—Sí, dime.
Vladímir respiró hondo. Era directo cuando debía serlo.
—Quiero hablar contigo de algo importante… es sobre Lila.
Dimitri se tensó sutilmente, sin decir nada.
—Nos estamos conociendo —continuó—. Me gusta mucho. Me hace sentir... algo que no sentía desde hace tiempo. No quiero ocultarlo ni que te enteres por otros. Sé lo mucho que la cuidás, y por eso... quería decirlo yo primero. No quiero que esto afecte nuestra amistad.
Dimitri lo miró durante varios segundos. Largo, sin expresión. Vladímir sabía que estaba analizando cada palabra, cada gesto.
Finalmente, Dimitri habló con voz firme:
—Lila es... especial para mí. No solo porque sea mi hermana. Es una mujer que ha pasado por muchas cosas, y aún así camina con la cabeza en alto. No necesito darte una advertencia porque te conozco, Vlad. Sé que eres un tipo decente.
Se hizo una breve pausa y luego agregó, esta vez con una media sonrisa:
—Solo espero que se cuiden mutuamente. Los dos son mis hermanos... así que, buena suerte. La van a necesitar.
Vladímir soltó una pequeña carcajada, aliviado.
—Gracias, Dimi. En serio. No lo echaré a perder.
—Más te vale —bromeó Dimitri, dándole una palmada en el hombro.
Luego Vladímir preguntó con un gesto cómplice:
—¿Y tú? ¿Qué pasa con Carla?
Dimitri hizo un leve gesto de incomodidad, como si lo hubieran pillado desprevenido.
—Está todo bien… —respondió rápido—. Pero no hay mucho que contar. Estamos… viendo qué pasa.
—¿"Viendo qué pasa"? —repitió Vladímir, burlón—. Tú, el hombre del plan quinquenal, ¿viendo qué pasa?
—Para... —Dimitri se rió, pero no profundizó más—. No todo se puede planear. Además, es Carla… intensa, impredecible.
—Y te encanta eso —remató Vladímir con una sonrisa traviesa.
***
Esa noche, los cuatro salieron a cenar.
Lila y Carla bajaron juntas del ascensor del hotel, riéndose como dos adolescentes traviesas. Ambas llevaban vestidos que dejaban poco a la imaginación: Lila con uno negro ajustado que se ceñía a sus curvas y tenía una abertura lateral que dejaba al descubierto una pierna interminable. Carla optó por uno rojo con escote en la espalda y tiras cruzadas que jugaban a ocultar y mostrar.
Vladímir soltó un silbido leve al ver a Lila. Dimitri, en cambio, frunció el ceño de inmediato.
—Nos espera una larga noche... —murmuró entre dientes.
Vladímir, aunque menos estructurado que su amigo, lo comprendía. Ellas estaban absolutamente deslumbrantes y, a cada paso, atraían todas las miradas del lugar.
—Acuerdate que tu aceptaste esta salida, no te quejes ahora —le susurró Vladímir con una sonrisa.
—Me arrepiento cada segundo que alguien más las mira —bufó Dimitri mientras le ofrecía el brazo a Carla.
Ella lo tomó con una sonrisa divertida.
—¿Problemas, bombón?
—Sí, varios... pero todos empiezan con ese vestido tuyo —le respondió con tono seco, aunque la adoración en sus ojos era evidente.
—No te hagas el bravo, que se bien que te encanta —le respondió Carla con un guiño.
Mientras caminaban hacia el restaurante, Lila le murmuró a Vladímir:
—¿Creés que nos pasamos con los vestidos?
—Si por "pasarse" te referís a que podríamos provocar un incendio... tal vez sí —respondió él con una sonrisa ladina—. Pero me encanta. Eres... irreal.
Lila sonrió, con ese brillo de seguridad que solo él lograba sacarle.
La cena fue en una terraza moderna con luces tenues y música suave. El lugar tenía una vista panorámica de la ciudad iluminada, ideal para una noche que prometía risas, buen vino y algunas indirectas.
—Entonces, ¿cómo van esos negocios de moda? —preguntó Dimitri mientras le servían vino.
—Creciendo… como Carla en Instagram —respondió Lila con humor.
—¡Ay por favor! —soltó Carla—. Que tu hermano me sigue desde su cuenta privada y no pone ni un me gusta. ¿Así cómo vamos a escalar?
—No seas tóxica, Carla —bromeó Dimitri—. No todo se trata de redes.
—Sí, pero un corazoncito de vez en cuando no mata a nadie —respondió ella, picando una aceituna del plato central.
Todos rieron.
—¿Y ustedes, chicos? ¿Qué se cuenta de las reuniones de oficina? —preguntó Carla cambiando de tema.
—Aburridas como siempre —dijo Vladímir—. Aunque con una que otra distracción interesante últimamente.
Lila lo miró de reojo, sonrojada, pero sonriendo.
—¡Ajá! —exclamó Carla, dando un golpecito en la mesa—. Esto ya no es sutil. Están saliendo, ¿verdad?
Dimitri se limitó a mirar su copa, pero con una pequeña sonrisa escondida.
—Digamos que nos estamos conociendo —respondió Lila con tono travieso.
—¡"Conociendo"! —repitió Carla con sorna—. Claro, conociendo cada rincón... emocional, físico, espiritual.
—Carla… —dijo Lila entre risas—. Callate.
—Hablando en serio —intervino Vladímir—. Me alegra estar con ella. Me hace bien.
Lila lo miró con ternura, sus dedos rozando los de él sobre la mesa. Dimitri los observó un momento, luego bebió un sorbo de vino.
—Solo recuerden cuidarse —dijo con tono protector—. Eso aplica para todos.
—Sí, papá —respondieron los tres al unísono, provocando carcajadas.
La cena siguió entre bromas, platos deliciosos, brindis espontáneos y miradas robadas. Entre Carla y Dimitri, la tensión era clara pero divertida. Ella lo provocaba, él trataba de mantenerse serio… sin éxito.
—Dimitri, ¿sabés bailar bachata? —preguntó Carla de pronto.
—No.
—¿Querés aprender?
—Definitivamente no.
—Perfecto, entonces bailamos —dijo ella, tomándolo de la mano y arrastrándolo hacia el pequeño sector donde sonaba música en vivo.
Lila y Vladímir los miraron irse con una mezcla de ternura y diversión.
—Ella lo va a volver loco —dijo Lila.
—Él ya está loco por ella —respondió Vladímir con una sonrisa.
—¿Y Tú? —preguntó ella, jugando con su copa.
—Yo ya estoy loco por ti.
Lila se sonrojó, pero esta vez no bajó la mirada. Sostuvo su mirada, valiente, emocionada.
—Entonces... no te pierdas —susurró.
—No pienso hacerlo.
Y mientras el cielo estrellado cubría la ciudad, las dos parejas disfrutaban de una noche que parecía hecha a medida para ellos, sin dramas, sin fantasmas, solo presente… y una promesa silenciosa de lo que estaba por venir.
dañó a su familia por un desliz que ni siquiera fue seguro.
Su madre se merecía eso por dañar todo.
Pero Lila no
Básicamente ellos dañaron la relación de sus hijos.
TODO.
Ella traicionó a su familia, y luego hizo escoger a sus hijos, más que nada el hecho de que el otro se enteró de la peor forma, no fue capaz de nada.
le segunda el padre al no ser fuerte y dejarla a tiempo, que dañó a sus hijos.
y para colmo ella se descarga con su hermano que no tiene culpa, no es obligación querer hablar con su madre
Que fastidio cuando dices algo y no cumplen, yo me largaba de ahí 🙄🙄
dos hermanos y ahora con quién. dioooooos que dilema