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El Omega Quiere Venganza

El Omega Quiere Venganza

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Posesivo / Omegaverse / ABO / Fantasía LGBT
Popularitas:37.6k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Wang Chao

Keiran muere agotado por una vida de traición y dolor, solo para despertar en el mundo del libro que su único amigo le regaló, un universo omegaverse donde comparte nombre y destino con el personaje secundario: un omega marginado, traicionado por su esposo con su hermana, igual que él fue engañado por su esposa con su hermano.

Pero esta vez, Keiran no será una víctima. Decidido a romper con el sufrimiento, tomará el control de su vida, enfrentará a quienes lo despreciaron y buscará venganza en nombre del dueño original del cuerpo. Esta vez, vivirá como siempre quiso: libre y sin miedo.

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📌 Historia BL (chico × chico) si no te gusta, no entres a leer.
📌 Omegaverse
📌 Transmigración
📌 Embarazo masculino.

NovelToon tiene autorización de Wang Chao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23. Tormenta de sentimientos.

Cuando Keiran despertó, el sol ya había alcanzado su punto más alto. Era mediodía. Se incorporó de golpe en la cama, jadeando mientras los recuerdos del día anterior se agolpaban en su mente como una tormenta. Sin pensarlo, soltó un grito lleno de furia.

—¡Te voy a matar, Gabriel Sterling! ¡Te voy a matar! —vociferó, con la voz quebrada por la rabia y el asco.

Odiaba a Gabriel con una intensidad abrasadora por lo que había intentado hacerle, por la violación que casi ocurrió. Pero lo que más odiaba, lo que le quemaba el alma, era a sí mismo. Por no haber podido hacer nada, por no haberse defendido, por haber sido incapaz de apartarlo.

Odiaba la debilidad de su cuerpo, esa vulnerabilidad que lo había convertido en una presa fácil para un pervertido. La sensación de calor insoportable que había inundado su ser en el peor momento, traicionándolo, lo llenaba de repugnancia. Keiran pasó las manos con furia sobre su piel, como si intentara arrancarla, como si pudiera borrar las huellas de Gabriel con la fuerza de su desesperación.

Cuando sus manos llegaron a su nuca, un recuerdo diferente lo asaltó. Uno que no estaba cargado de odio, sino de una vergüenza ardiente que hizo que su rostro se encendiera en un rojo intenso.

Se recordó a sí mismo, suplicándole a Frederick que lo tocara, sus propios dedos perdiéndose en su interior mientras se restregaba contra la almohada que llevaba el aroma del alfa. Ese aroma que lo había vuelto loco, que lo había hecho arder de deseo. Las imágenes vinieron en oleadas: cómo se había montado sobre Frederick, cómo su piel reaccionó al toque frío de sus manos, enviándole descargas eléctricas que lo recorrían por completo.

Quiso desaparecer. Quiso convertirse en una avestruz y hundir la cabeza en la tierra para no enfrentar jamás la humillación que lo consumía.

Miró su cuerpo, aún desnudo, envuelto entre las sábanas grises de tela suave, y sintió que el calor subía por su cuello hasta sus mejillas. Agarró una almohada con fuerza y ahogó un grito lleno de vergüenza en ella.

—¡Aaaaaah! ¿Cómo pudiste, Keiran? ¿Cómo pudiste? —se reprochaba una y otra vez, desesperado.

Seducir a Frederick había sido parte de su plan. Un medio para un fin. Pero ya no lo necesitaba. Frederick le había propuesto matrimonio o, al menos, fingirlo; aún no estaba claro, pero lo importante era que lo tenía en sus manos. Entonces, ¿cómo demonios se le había ocurrido pedirle que lo tocara? ¿Abrir las piernas para él? Era vergonzoso. Horriblemente vergonzoso.

Cerró los ojos con fuerza, deseando con todas sus fuerzas que Frederick no estuviera en el departamento. Pero sus plegarias fueron interrumpidas por un golpe en la puerta.

—Keiran, ¿estás despierto? Voy a entrar —anunció la voz profunda de Frederick.

Antes de que Keiran pudiera responder, la puerta se abrió, y el alfa entró con pasos tranquilos, su mirada cargada de diversión al ver la escena frente a él. Keiran estaba acurrucado bajo las sábanas como un conejo escondido en su madriguera, intentando desaparecer.

Frederick no pudo evitar que una sonrisa tonta se dibujara en sus labios.

—Sé que estás despierto, te escuché gritar —dijo, con un tono burlón que hizo que Keiran quisiera enterrarse aún más en las sábanas.

Sin opciones, el omega se incorporó lentamente y descubrió su rostro solo hasta los ojos, sus mejillas aún encendidas de vergüenza. La imagen hizo que el corazón de Frederick latiera con fuerza, y desvió la mirada rápidamente para ocultar el rubor que comenzaba a colorear sus propias mejillas.

—Lo siento —murmuró el alfa, su voz inusualmente baja y cálida.

Keiran parpadeó, sorprendido. No había sarcasmo en el tono de Frederick, ni burla. Había arrepentimiento genuino. Su mirada era suave, y por primera vez, su voz tenía una dulzura que desarmaba al omega.

El momento era extraño, casi irreal. Keiran no sabía cómo reaccionar ante un Frederick que parecía... ¿humano? Pero el calor que sentía en su pecho le decía que algo estaba cambiando. Algo que le asustaba tanto como le intrigaba.

—¿Por qué te disculpas? —preguntó Keiran mientras se destapaba un poco más, con la confusión dibujada en su rostro ante la disculpa inesperada de Frederick. Sin embargo, antes de permitirle responder, continuó hablando, dejando salir un torrente de emociones contenidas—. Fui yo quien causó problemas, fui yo quien no pudo defenderse. —Sus manos se cerraron en puños temblorosos, y sus ojos brillaron con una mezcla de frustración y rabia reprimida—. Mi cuerpo se sintió extraño de repente, como si algo lo hubiera invadido. Perdí las fuerzas, el control... no entiendo qué me pasó.

Frederick, observándolo con atención, frunció ligeramente el ceño. Se acercó con cautela, como si temiera alterar la ya frágil calma de Keiran, y se sentó en el borde de la cama King.

—Entraste en celo, Keiran —dijo con una voz grave pero tranquila, buscando mitigar el impacto de sus palabras—. ¿Nunca habías tenido uno antes?

Keiran apartó la mirada, su rostro ahora surcado por un ceño profundamente fruncido. Recordó algo que había leído tiempo atrás, en el libro se explicaba los detalles de los ciclos de los omegas. Según lo descrito, el "celo" era un período reproductivo que experimentaban una vez al mes, similar, en su percepción, a la menstruación de las mujeres. Sin embargo, la comparación terminaba allí, ya que los efectos del celo eran mucho más invasivos, durando de cuatro a siete días y poniendo al omega en un estado de extrema vulnerabilidad.

—Eso es... horrible —murmuró, su voz cargada de disgusto. Recordar cómo el libro describía la pérdida de control y la necesidad casi desesperada de ser marcado por un alfa le producía un rechazo visceral. Pensó en la vulnerabilidad que esto implicaba, en lo fácil que era aprovecharse de un omega en ese estado. Mientras reflexionaba, sus dedos inconscientemente se dirigieron hacia su nuca, donde la sensación de un parque en sus glándulas lo llenó de incertidumbre.

—Tú… —susurró casi sin darse cuenta, su mirada clavada en Frederick. Pero antes de que pudiera terminar la frase, el alfa negó con la cabeza de inmediato.

—No, por supuesto que no te marqué. —La respuesta fue directa, y aunque trajo alivio momentáneo a Keiran, también dejó tras de sí una inexplicable punzada de vacío. Una presión extraña en su pecho le hizo preguntarse por qué, por qué su cuerpo parecía desear algo que su mente rechazaba con todas sus fuerzas. «¿Por qué los omegas necesitan ser marcados?», pensó con furia. «¿Qué somos, mercancías? ¿Y por qué solo nosotros debemos atarnos a un alfa mientras ellos pueden marcar a cuantos quieran? Es una maldita injusticia».

Frederick interrumpió sus pensamientos al agregar con voz tensa:

—Y me disculpo por no haber llegado antes.

Keiran levantó la vista y observó cómo Frederick apretaba sus manos, arrugando las sábanas con fuerza. Negó con la cabeza, tratando de disipar la culpa del alfa.

—Lo que importa es que estuviste ahí —dijo con sinceridad, moviéndose un poco más cerca de Frederick hasta que pudo sostener su mano con suavidad—. Me salvaste de ese bastardo. Gracias, Frederick.

La sonrisa sincera que iluminó el rostro de Keiran, junto con el cálido contacto de su mano, provocaron un efecto devastador en Frederick. Todo su autocontrol tambaleó, y la necesidad de abrazarlo, de protegerlo, de no dejarlo ir jamás, lo golpeó con una fuerza arrolladora. Sin embargo, sabía que no podía ceder a esos impulsos. De un salto, se puso de pie, como si temiera que un segundo más cerca de Keiran lo haría perderse por completo.

—Tu ropa estaba sucia y desgarrada —murmuró con voz ligeramente temblorosa mientras caminaba hacia el armario. Sacó un conjunto de pijama limpio y lo dejó con cuidado al borde de la cama, evitando a toda costa mirar al omega directamente—. Usa esto por ahora. Más tarde te acompañaré a tu departamento.

Keiran lo observó en silencio, ligeramente sorprendido por la repentina torpeza del alfa. Frederick, por su parte, mantenía la mirada fija en cualquier punto de la habitación excepto en el omega. Cuando finalmente se giró para salir, el sonido de la puerta cerrándose de golpe resonó en el aire, dejando a Keiran ladeando la cabeza, visiblemente confundido.

—Gracias… —murmuró en voz baja mientras tomaba la ropa que Frederick había dejado para él. Sin darle demasiada importancia al extraño comportamiento del alfa, comenzó a cambiarse. Sin embargo, una pregunta rondaba en su mente mientras lo hacía: ¿Qué tan difícil sería mantener sus emociones bajo control en esta tormenta de confusos sentimientos?

1
Aura Chia
Excelente
Roberta Medrano
estoy gritando de emoción, guauu que ni pintado...
Roberta Medrano
me encanta como se van desarrollando las cosas eso es mi Omega favorito...
Roberta Medrano
Bueno
Roberta Medrano
me encanta que está cambiando las cosas, ojalá logré salvar a su papá
Cobado Balaguer
Excelente
Juliana Fernandez
me encanta esta historia ❤️😍por favor actuliza escritora 🥹🥹voy a estar esperando me engancho tu historia te felicito 😘
Topy71 🇦🇷
Ni entiendo porque no lo vomito, total en la habitación estaban solo el y su padre
Kelly Castro
muy bueno
Daaaq
Me encanta como está avanzando la Historia 🫶🏻
Gladys Zapata
Me gusta mucho la trama
Patricia Margarita Charris Martinez
Excelente
Diosa David Torres
Bueno creo que nuestro bello Alfa y Omega serán un 100%☺️☺️
Diosa David Torres
Según ellos 🤣🤣🤣🤣y ya están bien enamorados 🥰❤️🤣🤣🤣🤣
Diosa David Torres
🤣🤣🤣🤣🤣me encanta cuando están juntos 🤣🤣❤️🥰
Diosa David Torres
Vaya muy detallista nuestro Alfa nada que hacer muere por su Omega 😁😁😁😁
Andrea Osorio
Excelente
Gladys Zapata
jajajajajaja pobre idiota
Erika Garcia
ese alfa está como me lo recetó el doctor/Chuckle/
Topy71 🇦🇷
Ayyyy noooo, almenos termino de leer el libro? 😱
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