Herencia De Un Frío Amor

Días antes del nacimiento de Daniel, Nicolás y Sofía estaban ocupados preparándose para la llegada del bebé. La emoción y la anticipación llenaban el aire mientras terminaban los últimos detalles para asegurarse de que todo estuviera listo para cuando llegara el gran día.

**Sofía:** (revisando la lista de compras) Creo que tenemos todo lo que necesitamos para el bebé, ¿no crees?

**Nicolás:** (revisando la habitación del bebé) Sí, parece que sí. La cuna está lista, las ropitas lavadas... ¿Crees que deberíamos instalar la silla para el auto?

**Sofía:** (asintiendo) Sí, es mejor estar preparados. Nunca se sabe cuándo podría empezar el trabajo de parto.

Mientras preparaban la habitación del bebé, recibieron la visita de Jerónimo, quien estaba emocionado por convertirse en hermano mayor.

**Jerónimo:** (sonriendo) ¿Puedo ayudar en algo?

**Nicolás:** (acariciándole el hombro) Claro, Jerónimo. ¿Por qué no nos ayudas a colocar los juguetes en el estante?

Jerónimo asintió emocionado y se puso manos a la obra, ayudando a sus padres con entusiasmo. La familia estaba unida en la preparación para recibir al nuevo miembro, compartiendo momentos especiales y fortaleciendo sus lazos mientras esperaban la llegada del bebé.

Además de los preparativos materiales, Nicolás y Sofía también se tomaron un tiempo para reflexionar sobre lo que significaba convertirse en padres nuevamente. Conversaron sobre sus esperanzas y sueños para el bebé, así como sobre los desafíos que enfrentarían juntos como familia.

**Sofía:** (mirando la ecografía) No puedo esperar para conocer a nuestro hijo.

**Nicolás:** (tomándole la mano con ternura) Será increíble, Sofía. Estoy emocionado de comenzar esta nueva etapa juntos.

A medida que se acercaba el día del parto, Nicolás y Sofía se aferraban el uno al otro, compartiendo momentos de intimidad y complicidad mientras se preparaban para dar la bienvenida a su hijo. A pesar de los nervios y las incertidumbres que acompañaban a la espera, también había una sensación de paz y gratitud por el regalo de la familia que estaban a punto de formar juntos.

Conforme avanzaba la noche, los dolores de parto de Sofía se intensificaban, cada contracción más frecuente y dolorosa que la anterior. Nicolás, nervioso pero decidido a mantener la calma por su esposa, la ayudó a prepararse para ir al hospital.

**Nicolás:** (con voz tranquila) Está bien, cariño. Vamos a llevar tus cosas y nos dirigiremos al hospital.

Sofía, entre contracciones, asintió con determinación, sintiendo la mano reconfortante de Nicolás apretando la suya. Juntos, hicieron el camino hacia el hospital, donde serían recibidos por el personal médico preparado para ayudar en el nacimiento de su hijo.

Al llegar al hospital, Sofía fue atendida de inmediato, mientras Nicolás esperaba ansiosamente en la sala de espera. Cada minuto que pasaba le parecía una eternidad, y las palabras de aliento de los familiares y amigos que los acompañaban ofrecían un poco de consuelo en medio de la incertidumbre.

Después de lo que pareció una espera interminable, llegó finalmente el momento esperado. Un médico entró en la sala de espera con una sonrisa en el rostro, trayendo consigo noticias emocionantes.

**Médico:** (sonriendo) Felicidades, es un niño saludable. Tanto la mamá como el bebé están bien.

Nicolás sintió un nudo en la garganta y las lágrimas de alegría llenaron sus ojos mientras abrazaba al médico, agradecido por las buenas noticias. Corrió hacia la habitación de Sofía, donde la encontró sosteniendo a su pequeño hijo con ternura, una expresión de pura felicidad en su rostro.

**Sofía:** (sonriendo) Mira, Nicolás, nuestro pequeño Daniel.

Nicolás se acercó lentamente a su esposa e hijo, sintiendo una oleada de amor abrumador en su corazón. Observó al pequeño Daniel con asombro y gratitud, maravillado por la increíble fuerza de su familia y la belleza del milagro del nacimiento.

**Nicolás:** (con voz temblorosa) Es perfecto. Gracias, Sofía, por darme este regalo.

Sofía le sonrió, con lágrimas de alegría brillando en sus ojos, mientras juntos compartían un momento de pura felicidad y gratitud por la llegada de su hijo. En medio de la emoción y el amor que llenaba la habitación, Nicolás se sintió más agradecido que nunca por tener a Sofía y a Daniel a su lado, prometiendo cuidar y proteger a su familia con todo su corazón.

Era un día lleno de alegría y emoción cuando Jerónimo, Mateo, Alana y Carlos llegaron al hospital para conocer al pequeño Daniel. Nicolás y Sofía estaban radiantes de felicidad al presentar a su hijo a sus seres queridos, compartiendo sonrisas y abrazos mientras contemplaban al recién nacido en brazos de su madre.

**Sofía:** (emocionada) Miren a su nuevo sobrino, ¡es tan hermoso!

Los ojos de Jerónimo brillaron con admiración mientras observaba al pequeño Daniel con asombro, mientras Mateo sonreía ampliamente, emocionado de ser tío por primera vez. Alana, con una expresión tierna en su rostro, se acercó para ver de cerca al bebé, sintiendo un afecto instantáneo por él.

**Alana:** (susurrando) Es tan lindo, Sofía. Felicidades.

Carlos, el abuelo orgulloso, no pudo contener las lágrimas de emoción al sostener a su nuevo nieto en brazos, prometiéndole amor y protección en cada gesto y palabra.

**Carlos:** (con voz temblorosa) Bienvenido al mundo, pequeño Daniel. Tu abuelo estará siempre aquí para ti.

La sala se llenó de risas y afecto mientras la familia compartía este momento especial juntos, celebrando la llegada del nuevo miembro de la familia. Jerónimo y Mateo, entusiasmados por ser tío y hermano, expresaron su deseo de cuidar y proteger a su nuevo sobrino, mientras Alana, cautivada por la dulzura de Daniel, no podía apartar la mirada de él.

A medida que el día avanzaba, Nicolás y Sofía observaban con amor y gratitud cómo su familia se unía en torno al pequeño Daniel, sintiéndose bendecidos por el regalo de la vida y el amor que compartían. Y mientras Alana mostraba un especial interés y cariño hacia Daniel, Nicolás y Sofía no pudieron evitar notar la conexión especial entre ellos, preguntándose qué depararía el futuro para su hijo.

El aura de felicidad en la casa de los Potter Benson pronto se vio amenazada cuando Jeremy, con astucia, dio con Mikaela, la mujer a la que Nicolás le estaba pagando para que guardara silencio. Mikaela, viendo la oportunidad de sacar provecho de la situación, no tardó en ponerse en contacto con Jeremy para negociar un acuerdo que pudiera favorecerla.

Mikaela: (con una sonrisa maliciosa) Jeremy, tengo información valiosa que sé que te interesará.

Jeremy: (frunciendo el ceño) ¿De qué estás hablando, Mikaela?

Mikaela: (con arrogancia) Sé todo sobre el acuerdo que tienes con Nicolás. Y creo que podemos encontrar una manera de usar esa información a nuestro favor.

Jeremy, intrigado por las palabras de Mikaela, la escuchaba atentamente, consciente del poder que podría otorgarle tener información comprometedora sobre su rival, Nicolás.

Jeremy: (con interés) Continúa. Quiero saber qué tienes en mente.

Mikaela: (con determinación) Te daré todos los detalles a cambio de una compensación adecuada, por supuesto. Y te aseguro que esta información te será de gran utilidad en tu enfrentamiento con Nicolás.

La tensión en la habitación era palpable mientras Mikaela y Jeremy negociaban los términos de su acuerdo, ambos conscientes del impacto que esto tendría en la vida de los Potter Benson. Mientras tanto, en la casa, Nicolás y Sofía disfrutaban de los primeros momentos con su recién nacido, completamente ajenos al peligro que se cernía sobre ellos.