La esposa del emperador murió y el alma de una mujer que pertenecía a otro mundo entra a su cuerpo y tendrá que tomar las riendas de su nueva vida.
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Capítulo 4
Capítulo 4
Cuando termine de recordar esos fragmentos de la historia, de la cual, por cierto, no recuerdo el nombre, ya que no fue una de mis favoritas, me sentí abrumada. Si bien esa no era la típica historia de baño de sangre que me gustaba, todos vivieron y murieron tristes y solos. Esa clase de novelas no me gustaban nada. Además, ese final fue horrible. Yo necesitaba, gente muriendo de forma brutal, no eso; sin embargo, cuando empezaba una novela tenía que terminarla, por eso la leí y no la deje en medio.
Como María todavía estaba al lado mío, le fui preguntando cosas para saber en qué parte de la historia estaba. Cuando terminó por contarme algunas cosas que ella creía más importante que yo supiera, por mi falta de memoria, me puse a pensar seriamente en lo que recordaba de la novela. Según todo lo que ella me dijo, puedo deducir que me encuentro justo en la parte de la historia, donde no se explicaban muchas cosas que habían pasado.
Estoy en la parte donde el pequeño Marcos tiene cinco años. Eso quiere decir que ya han pasado seis años desde aquella noche de bodas que marcó el inicio y el final de la historia de cada personaje.
Creo que me sería conveniente usar el diagnóstico que me dio el médico de la amnesia a mi favor. De esa manera podría moverme entre todos los lugares del palacio.
Luego de pasar el tiempo requerido de reposo que me dio el médico, para que nadie sospeche nada raro, decidí salir a pasear por el palacio. Ya estaba aburrida de estar encerrada y ahora quería disfrutar de una gran mañana en alguno de los jardines espectaculares que eran nombrados en la novela.
Una de las doncellas me guía hasta el jardín de mi palacio. Cuando llegamos quedo en shock. Era la cosa más horrible y sin vida que había visto. ¿Dónde habían quedado esos bellos jardines que eran descritos en cinco páginas en la novela que leí? La mayoría de las plantas estaban secas y algunas ya habían pasado a mejor vida. Estaba segura de que si iba y las tocaba se desasearían en mis manos.
-¿Qué es este sitio? ¿Esto es a lo que llaman un jardín? ¡Está horrible! ¿Qué nadie cuida de este lugar?
La doncella me mira completamente confundida, sin saber qué decir. Cuando va a abrir la boca la vuelve a cerrar. Ya impaciente por verla contener lo que me quería decir, le digo...
-¡Habla, aquí nadie te va a regañar!
-La cosa su majestad es que usted ordenó que nadie regara el jardín y como le falta mucha agua es que se fueron secando hasta verse así.
Dijo la muchacha, un poco temerosa de mi accionar.
-Oh!!
Ahora sí que estoy sorprendida. ¿A quién en su sano juicio se le ocurriría que es una gran idea dejar el jardín sin agua para que termine de esta manera? Ay, mi querida Iris, sí que eras una tonta. Este jardín parece el jardín de una película de terror.
-Eh bueno, lo hecho, hecho está. ¡Ja ja ja! Encárgate de que alguien arregle este jardín. Por ahora vayamos a otro y has que me lleven el desayuno allí.
-¿Señora, usted saldrá de este palacio?
Dijo la mujer muy sorprendida por mis palabras.
-Sí, ¿por qué? ¿Tengo prohibido salir de aquí acaso?
-¡No! Claro que no mi señora. Solo me sorprende, usted nunca ha querido salir de aquí. Desde que llegó no ha salido ni una vez.
-Pues es hora de cambiar eso. Además, salir me hará bien con el tema de mi amnesia. ¿No crees?
-Claro que sí, mi señora.
Dijo con una gran sonrisa como si estuviera muy feliz por mi cambio.
Ambas fuimos caminando hasta llegar al jardín más próximo, aunque a pie fue agotador. Cuando me pude sentar le dije a la doncella que vaya a la cocina y se refrescara y luego me trajera el desayuno. Me quedé mucho tiempo sentada disfrutando del viento, cuando de pronto escucho en mi espalda una vos que me irrito desde un comienzo.
-¿Quién le dio permiso que estar aquí? Este es el palacio del emperador y nadie puede solo venir y tomar posesión de las cosas de él. Márchese ahora si no quiere que llame a los guardias.
Ya cansada de toda esa palabrería, me doy la vuelta y veo a una doncella con cara de amargada, viéndome fijamente.
-Espero que no me estés hablando a mí de esa forma!
-Ja! ¡Qué altanería, lárguese ya maldita aprovechada!
Dijo ella a los gritos.
-Mira niña, bájale una rayita a tu forma de hablarme. A mí, no me puedes hablar de esa forma.
Le respondí gritándole de la misma manera que ella hizo conmigo.
Parece que al oír nuestros gritos, los guardias se acercan para ver que pasa.
-¿Qué está pasando aquí?
Sin darme tiempo a contestar, la doncella responde.
-Aquí esta mujer, la vi aquí sentada sin permiso de nadie, le dije que no podía estar aquí porque es un lugar prohibido para la gente y empezó a gritarme que me fuera y me amenazó con golpearme.
Los guardias parecen cree en la mujer porque antes de darme cuenta ya me han agarrado de los brazos y me llevan a rastras.
-Suéltenme de inmediato.
Como no me sueltan decido peguntar a donde me van a llevar.
-Oigan, ustedes, a donde me llevan? ¡Ustedes no me pueden llevar de esta manera!
-La vamos a llevar a que su majestad le dé un castigo por estar aquí sin permiso y por querer agredir a una doncella del palacio, sin ningún motivo.
Al escuchar sus palabras me quedo callada, al parecer voy a conocer a mi esposo antes de lo previsto. Y pensar que yo solo quería desayunar al aire libre y disfrutar de la naturaleza. Bueno, es una lástima, pero aprovecharé y conoceré a mi pobre galán de la novela.