Natalia es obligada a casarse con el amante de su hermana gemela. Si no lo hace verá a sus padres morir delante de ella.
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Un ataque
Lawrence subió a su auto, para regresar a la mansión Wlod, ya había obtenido la información que buscaba.
No era necesario quedarse por más tiempo dentro del club. Además, necesitaba hablar con Samuel, y descubrir en donde se está escondiendo Marcelo y su adorada hija...
Lawrence, quería terminar lo antes posible con ellos dos, y así, poder poderse encargar de Teresa y su padre, que se habían vuelto un fuerte dolor de cabeza, para él y su organización.
El padre de Teresa, ha estropeado grandes negocios, que Lawrence tenía con algunos socios extranjeros, además, la policía, estaba detrás de varios cargamentos que eran enviados por mar...
Lawrence estaba consiente que esto solo era el comienzo de una guerra feroz entre, las dos organizaciones más poderosas...
Sin embargo, antes de concentrarse, por completo, en Teresa y en su padre, Lawrence debía concentrarse, en deshacerse para siempre de sus primeros enemigos.
El inmenso odio que sentía por Marcelo y por Lorett, era mil veces más fuerte que cualquier otra cosa.
Sin embargo, no se percató de que había un auto estacionado a una cuadras de él… El auto lo ha estado siguiendo desde que salió de la mansión.
Era la primera vez, qué, Lawrence cometía un error tan grave, siempre ha estado alerta, por cualquier cosa...
Lawrence bajó la guardia, y lo único que tenía en su mente, eran las palabras que Samantha confesó, es grave error que podía costarle la vida.
Lawrence llamó a Samuel, antes de irse del Club. El chico tardó unos segundos, en contestar.
_ Lawrence, ¡Eres un inconsciente!... ¿Has visto la hora?... _ Samuel reclamó furioso, ya que llevaba varios días sin dormir.
_ Déjate de idioteces, necesito que investiguen, ahora mismo donde se está escondiendo Marcelo y Lorett. _ Mencionó Lawrence.
_ Lawrence, no lo podemos dejar para después... No he dormido desde hace varios días, mis ojos se cierran solos, y ya ninguna droga me mantiene despierto... _ Suplicó Samuel.
_ Deja de meterte porquerías, y has lo que te estoy ordenando..._ Contestó Lawrence.
_ Está bien, a tu regreso, tendrás toda la información que deseas... _ Dijo Samuel con enfado.
Lawrence terminó la llamada, y encendió el motor de su auto. Deseaba llegar a la mansión Wlod, lo antes posible, y saber donde han estado escondidos Marcelo y Larett, todo este tiempo.
Sin embargo, uno de sus escoltas, siempre estaba alerta. Se percató del auto misterioso que estaba a una cuadra del Club...
Aunque pareciera de lo más normal, el escolta, lo había visto a fuera de la mansión... Se acercó al carro deportivo de Lawrence, antes de que él arrancará su carro.
Enseguida, Lawrence presentía que algo no estaba bien. Bajó el cristal de su auto, permitiendo que el escolta le informara.
_ Señor, hay un auto, que nos viene siguiendo desde hace rato. Está estacionado a una cuadra de nosotros. _ Dijo el hombre.
Lawrence miró a través de su espejo retrovisor. El auto era de color negro, con los cristales polarizados.
Lawrence apretó con fuerza el volante, haciendo una mueca en toda su cara. Esa noche sería demasiado larga para él y para sus dos escoltas.
Desde hace varios años, nadie se había atrevido a intentar un ataque tan claro en su contra. Se confió demasiado, al solo llevar a dos hombres.
En unos segundos, el chico controló todas sus emociones. Debía estar lo más tranquilo posible, u los hombres que fueron enviados, lograrían su objetivo.
Lawrence no se alteró, supo como controlar cada uno de sus sentimientos, podía ser cualquiera de sus enemigos.
No obstante, ya tenía una idea en mente de quién podía ser ese ataque. No había alguien igual de poderoso que él...
Esa era una clara amenaza, por parte del padre de Teresa... El hombre, estaba dándole una clara advertencia, de lo que le sucedería si no continuaba con su matrimonio con su hija.
A nadie le convenía que la boda no se llevara a cabo. Teresa, no iba a casarse con otro hombre que no fuera Lawrence. No importaba, si era por las buenas, O por las malas.
Juan era un viejo astuto, y sabía encontrar el mejor momento, para poder atacar a sus oponentes.
No había duda, que ha estado cuidando el mejor momento, para atacar a Lawrence, y darle una clara advertencia de lo que le sucedería si no se casa con Teresa, en una semana.
Lawrence sacó el arma que siempre tenía guardada en su auto, y le quitó el seguro. Tenía que estar preparado para cualquier ataque.
_ Sube a la camioneta y prepárense para lo que sea, será una noche larga... _ Ordenó Lawrence, en una voz extremadamente fría.
El escolta subió a su la camioneta, y siguieron a Lawrence. El auto del chico, fue lento, y observaba al auto negro que no se separaba de ellos...
En poco tiempo, el auto de Lawrence fue acorralado por varias camionetas. Lawrence se vio obligado a detenerse, y actuar lo más rápido posible.
Cada segundo, era crucial. Un pequeño error, de su parte, le podía costar la vida.
_ ¡Maldita sea!..._ Gritó Lawrence, en el momento que un auto más, salió por delante.
Con un movimiento ágil, Lawrence dio de reversa el auto deportivo. Sin embargo, el auto negro, se atravesó detrás. Y chocó el deportivo de Lawrence.
Lawrence cayó en una emboscada, varias camionetas lo tenían rodeado. Los dos escoltas comenzaron a disparar, en varias ocasiones.
El infierno comenzó, en una zona casi desierta. Todo estaba muy bien planeado por, Juan, era un lugar perfecto, para una de las mejores emboscadas.
Lawrence se vio obligado abandonar su auto, y contraatacar a los contrarios, varios hombres cayeron muertos, al mismo tiempo cayó uno de los escoltas de Lawrence.
No obstante, el escolta ya había pedido ayuda, y no tardaban en llegar los demás hombres. Sin embargo, una bala le arrancó la vida, dejando a su jefe solo.
No importa lo bueno que fueran los escoltas de Lawrence, los contrarios, fueron demasiados.
Lawrence quedó solo, su destino estaba escrito, no tenía escapatoria, los hombres de Juan lo superaban mil veces más.
_ No tienes escapatoria... _ Lawrence se detuvo al escuchar la voz de Juan detrás de él.
Lentamente, Lawrence fue girando hacia atrás. Miró a Juan apuntándole con su arma, a su lado estaba Teresa, y otros dos escoltas.
Lawrence enderezó su espalda, y dibujó una sonrisa entre sus labios.
_ Sabía que esto era obra tuya... Nadie más que tú, podía tener los huevos de enfrentarse a mí... _ Dijo Lawrence.
_ Qué bueno, que no eres tan idiota...
_ Ahora, depende de ti, si muertes o vives... _ Contestó Juan con seriedad.
_ Desde ahora te dijo, que dispares esa arma, y me mates... Ya que si no lo haces, mataré a Teresa delante de ti...
Al no dominar a Lawrence, y conociendo la forma cruel que él tenía para vengarse. Juan disparó su arma, hiriendo el pecho de Lawrence.
Lawrence cayó al suelo de un solo golpe, enseguida, se comenzaron a escuchar varios disparos, al rededor de Juan y de Teresa.
_ ¡Vámonos, esto es una emboscada!... _ Ordenó Juan, subiendo a Teresa a una de las camionetas.
A los pocos minutos, se volvió a desatar un fuerte infierno. Juan como su hija, pudieron salir ilesos.
Samuel, como Pedro se apresuraron a ir donde se encontraba Lawrence herido.