Rose Thompson pierde toda su vida feliz y su libertad en tan solo un día, luego de tanto tiempo sin ver a su padre, este la busca para darle su condena matrimonial.
Cansado de dejar que ella jugara a ser "la enfermera del pobre" como él llamaba de manera despectiva, ha decidido que le dejará su empresa a su nieto varón.
Informándole así que al día siguiente sería su boda, de modo que ella pudiera cumplir con su deber de entregarle su próximo heredero o de lo contrario el hospital donde ella trabajaba perdería a su mayor benefactor.
¿Podrá el amor y la felicidad surgir en una situación de chantaje total? ¿Podrá tener un final feliz?
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Sinceridad
Al amanecer Rose noto que estaba acostada en la cama, estaba abrazada por unos fuertes y grandes brazos, con su cabeza recostada sobre un pecho con enormes pectorales, vio hacia arriba, se encontró con la mirada de Antón, quien tenía rato observándola.
- Buenos días - dijo este al verla a los ojo- dormiste bien?
- Buenos días, tu me trajiste hasta la cama ? - Cuando se quedó dormida estaban en el mueble uno al lado del otro.
- Claro, si no quien más - Antón estaba jugando con un mechón del cabello de Rose
- Muchas gracias - está bostezo, se desperezo estirando sus brazos al aire.
- A donde vas? - pregunto Antón al verla levantarse
- Me voy a duchar, tengo que ir a mi trabajo - Rose estaba entrando al baño.
Antón de un salto salió de la cama corriendo hacia donde ella estaba, la cargo y la llevo de nuevo a la cama, se sentó en la esquina de la cama con ella en sus piernas.
- No quiero que te vayas - la estaba abrazando - quiero que te vengas conmigo de nuevo a Los Ángeles.
Rose podía escuchar los fuertes latidos del corazón de Antón, su respiración en su nuca y sus brazos que la abrazaban fuertemente, impidiendo que pudiera moverse.
- No puedo, tengo que quedarme aquí, tengo que trabajar en el hospital - Además, no quería estar tan cerca de el, eso sería demasiado peligroso para sus emociones.
- Que no la esposa hace lo que su esposo le diga ? - No se rendiría así de fácil.
- Nosotros no somos un matrimonio normal, recuerdas - Rose sintió como los brazos de Antón aflojaron.
- Si, lo se, pero eso podría cambiar, no lo crees? - Volvió a abrazarla fuerte.
- Antón, todos saben que fuimos obligados a casarnos, quien creería que de la noche a la mañana somos un matrimonio consensual. - no debía hacerse ilusiones, tal vez, todas esas palabras eran un juego de Antón, esperando ilucionarla para luego reírse en su cara.
- No voy a mentir, si, fui obligado a casarme contigo, pero yo te elegí a ti, eso no fue coincidencia Rose, eso fue el ¡destino!, actuando a nuestro favor - La veía con los ojos llenos de esperanza de convencerla. - A ti también te obligaron, cierto, aún no se cómo te obligaron, pero si se que lo hicieron, por la forma en que me has tratado desde que nos conocimos. - En aquel entonces, Antón no le importaba el motivo por el cual Rose había aceptado el trato de matrimonio.
- El hospital - le dijo Rose de una - me chantajearon con el hospital.
- El hospital donde trabajas ? - Antón la volteó hacia el frente, para poder verla a los ojos. - No lo sabía, que tipo de soborno te hicieron ? - el saber que jugaron con el amor de Rose por su empleo, lo hizo molestar mucho.
- Mi padre seguiría haciéndose cargo de los gastos del hospital, solo con la condición de casarme contigo. - Rose se sentía tan mal hablando de ese tema, que no podía verlo a la cara. - pero que importa eso, a ti también te obligaron cierto.
- Si, también me obligaron - Antón solo la veía.
- Imagino que me elegiste porque no era nada de tu tipo cierto - Rose lo sospecho desde el momento en que el le dijo lo inconforme que estaba con ella.
- Si, te elegí porque no eras nada mi tipo - Sin imaginarse que la llegaría a amar con todas sus características, pensó Antón - no quería casarme con una mujer de la que pudiera llegar a enamorarme - pero le salió el tiro por la culata.
- Ya veo, bueno cada quien tuvo sus motivos - Al escuchar esas palabras, Rose no pudo evitar hacer notar la tristeza que le ocasionó.
- Pero todo es diferente ahora Rose- Antón le tomo el mentón con una mano y le levanto la cara - para mí todo cambio, quiero que lo veas, quiero que sientas el cambio en mi Rose, quiero que te des cuenta de mis sentimientos, sin que yo tenga que decirlo - La beso tiernamente.
- Quisiera creer en lo que siento, pero en este momento no puedo - Sin querer una lágrima salió de sus ojos.
- Ya verás, que todo va a ser diferente, yo voy a ser diferente - le seca las lágrimas con su dedo pulgar - Quisieras que arreglará tu problema con el Hospital?
- ¡En serio! puedes? - Rose lo veía con ojos estupefacientes
- Si, claro que puedo - le acaricia el cabello- pero, si lo hago, debes prometerme que vendrás conmigo a los Ángeles y que siempre estarás conmigo - le sonríe.
- Pe, pero como, como lo harás? - Rose no sabía cómo iba a solucionar su problema.
- Tranquila, dejalo todo en manos de tu esposo - la abrazo y la beso - vas a ver qué yo voy a solucionarlo todo patito, tu solo quédate a mi lado, yo me encargo de todo lo demás, solo te necesito a ti. - por ahora, vamos a ducharnos.- la cargo hasta el baño.
Se bañaron, al salir de baño Antón se vistió para salir, llamo a recepción, ordenó le trajeran el desayuno a Rose, tomo su teléfono y su saco, ya listo para salir Rose le pregunto.
- A donde vas - Estaba serio y no había dicho que pensaba hacer para resolver su problema.
- Ya vuelvo patito, tu esposo va a hacer lo mejor que sabe hacer - salió de la Suite, hacia el ascensor, desde allí llamo a Jackson. - necesito que cuides a mi esposa, envíame la dirección de la mansión Thompson, también quiero todo lo referente a algún trato que mi esposa aya firmado antes de nuestro matrimonio. Llegó la hora de hacerle una pequeña visita a mi suegro.