Arumi Larasati, de 24 años, una mujer hermosa nacida en una familia sencilla, se ve obligada a casarse con Dion Erlangga, de 26 años, un joven empresario muy exitoso.
Se casan por un acuerdo de sus abuelos; ni Arumi ni Dion pueden rechazarlo.
La actitud fría e indiferente de Dion no representa un problema para Arumi; ella sigue atendiendo a su esposo con todo su corazón, aunque él la ignore con indiferencia.
Hasta que un día Arumi descubre la verdad: esa frialdad de Dion solo es hacia ella, no hacia sus amigos.
Ahora Arumi comprende que su esposo aún no puede aceptar su matrimonio. En lugar de seguir soportando más dolor, Arumi decide rendirse en su matrimonio.
¿Y podrá Dion aceptar eso…?
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Capítulo 15
Dion se quedó parado, pensativo, mirando por la ventana. Sus pensamientos divagaban hacia su esposa, que había desaparecido sin dejar rastro. Ya hacía 8 años que ella había desaparecido sin noticias. Él había contratado personas para buscarla en todos los rincones del país, pero todo fue en vano. Ninguno de los enviados de Dion consiguió información sobre su esposa.
Había preguntado en todos los medios de transporte terrestre, aéreo y marítimo, pero nada había sido encontrado.
"¿Dónde estás, mi amor? ¿Cómo estás? ¿Estás viviendo bien ahí? Te extraño tanto. Vuelve, querida. Vuelve, Arumi", gritaba el corazón de Dion todos los días, llamando por el nombre de su esposa.
No había un solo día en el que no pensara en ella. Dion, que antes era frío, ahora estaba aún más frío y obsesionado con el trabajo, para alejar la soledad y la añoranza de su esposa.
No era de extrañar que su empresa hubiera crecido rápidamente, expandiéndose a otros países, debido a la dedicación de Dion en desarrollarla. Su único objetivo era que, cuando su esposa volviera, él pudiera concentrarse en la familia. Incluso ya había planeado en su mente hacer que su esposa se embarazara todos los años, para que ella nunca más pudiera dejarlo.
"Arumi, dondequiera que estés, por favor, vive bien, mi amor. Espero que no estés pensando en casarte de nuevo ahí, porque hasta este momento sigues siendo mi esposa legítima. No voy a dejar que seas de otro hombre. Si eso sucede, me aseguraré de que ese hombre desaparezca de la faz de la Tierra", murmuró Dion, apretando los puños. Solo de imaginar a su esposa como esposa de otro hombre lo enfurecía.
"Señor", llamó alguien detrás de Dion, lo que lo hizo dar un brinco de susto.
"Maldita sea, ¿no puedes pasar un día sin darme un susto?", dijo Dion, irritado, mirando a su asistente y mejor amigo, Nyaman.
Leo solo sonrió al ver la irritación de su jefe.
"¿Quién te mandó a estar soñando despierto? Te estoy llamando desde hace un buen rato y no escuchas. Y cuando grito, te enojas. Ten cuidado, ¿eh? La gallina de la vecina de mi madre estaba tonta estos días y murió de la nada", bromeó Leo.
"¡Idiota, me estás deseando la muerte!", bramó Dion, aún más irritado.
"¡Claro que no! Perdería mucho si murieras ahora. ¿Dónde iba a trabajar después? Si murieras, no iba a encontrar otro lugar con un salario tan bueno", dijo Leo, sin darse cuenta de que estaba irritando aún más a Dion.
"¡Descarado!", reprendió Dion, lanzándole un bolígrafo a Leo.
Leo solo sonrió al ver la irritación de su jefe y mejor amigo.
"¿Qué quieres en mi oficina?", preguntó Dion, irritado.
"Relájate, jefe. No te enfades todo el tiempo, o tus arrugas van a aumentar", bromeó Leo de nuevo.
"Anda, no te enrolles", dijo Dion, impaciente.
"Jejeje... Es solo para avisarte que mañana tenemos una reunión con un cliente del país X", dijo Leo.
"¿Ya llegó aquí?", preguntó Dion, nervioso.
"Creo que sí. Pero, hablando de eso, ¿por qué estás tan nervioso? Estás curioso por conocerlo, ¿verdad? La gente dice que es muy guapo y competente. Y una cosa más... Si no me equivoco, es padre soltero", dijo Leo.
"No digas tonterías, ya tengo esposa", dijo Dion, irritado.
"Ya hace tiempo que desapareció. Sigue adelante, hombre. Consigue otra. ¿No tienes miedo de oxidarte ahí?", bromeó Leo.
Tuk...
Dion le lanzó una carpeta a Leo de nuevo.
"Aiii... Dolía, ¿sabes?", se quejó Leo, frotándose la frente donde la carpeta había golpeado.
"Por eso tienes que filtrar lo que sale de tu boca. Ahora lárgate de aquí", ordenó Dion.
"¡Vaya, qué jefe maleducado! ¿Cómo puede lanzarme una carpeta a la cabeza?", rezongó Leo.
Mientras tanto, en otro lugar, Arumi, que acababa de llegar al apartamento que había alquilado antes de llegar a su país natal, no quería ocupar la casa heredada de su abuelo. La casa estaba desocupada desde hacía mucho tiempo y Arumi no había contratado a nadie para cuidarla, por miedo a que Dion descubriera su paradero.
"Abuelo, Rumi ha vuelto. Pero Rumi no ha vuelto sola. Rumi ha vuelto con los bisnietos del abuelo", murmuró Arumi en su corazón.
"Lo siento, abuelo. Rumi no pudo cumplir la promesa que le hizo al abuelo", lamentó Arumi, con los ojos llorosos.
"Mamá... ¿Vamos a vivir aquí?", preguntó Alexa, interrumpiendo los pensamientos de Arumi.
"Sí, querida. ¿Está bien?", preguntó Arumi, gentilmente.
"Está bien, mamá. Siempre que estemos juntos, no importa dónde vivamos, no será un problema", respondió Axel.
"Ahhh... Mis hijos son tan comprensivos", elogió Arumi, acariciando el cabello de Axel.
"Mamá, ¿cuánto tiempo vamos a quedarnos en este país?", preguntó Alexa de nuevo.
"No lo sé, querida. Pueden ser dos o tres meses, o incluso más, dependiendo de cuánto tiempo tarde el trabajo de mamá en terminar", respondió Arumi.
"¿Y cómo queda nuestra escuela?", preguntó Alexa de nuevo.
"Podéis estudiar en línea, querida. Mamá ya ha pedido permiso para vuestra escuela, antes de venir aquí", respondió Arumi.
"Ahh... Está bien, mamá", respondió Alexa, entrando en el apartamento donde iban a vivir en los próximos meses.
"No está mal", murmuró la niña después de mirar el apartamento.
"Mamá alquiló un apartamento completo a propósito, ¿verdad?", preguntó Axel.
"Sí, querido. Para no tener que preocuparnos por hacer compras de nuevo, porque mamá está muy ocupada para tener que hacer compras", dijo Arumi.
Axel entendió y asintió con la cabeza.
"Queridos, descansad un poco, ¿vale? Después vamos al supermercado a comprar lo que necesitamos, porque no tenemos nada para que mamá cocine", dijo Arumi.
"Ok, mamá. Vamos a descansar primero", obedecieron los gemelos, entrando en sus habitaciones.
Arumi alquiló un apartamento con solo dos habitaciones, pensando que era suficiente, ya que no se quedarían mucho tiempo en el país. No valía la pena alquilar un apartamento más grande de lo que estaban ocupando ahora.
Después de que sus hijos entraron en sus habitaciones, Arumi también entró en la suya, queriendo tomar un baño para refrescarse.
"Ahhh... Es mejor tomar un baño primero, para descansar bien", murmuró Arumi, cogiendo una toalla y sus productos de higiene personal de su maleta.
Los gemelos, que ya estaban acostumbrados a ser independientes, se bañaron sin ser mandados y también guardaron su ropa en el armario sin la ayuda de su madre.
"¿Quién se va a bañar primero? ¿Tú o yo?", preguntó Axel, que ya estaba sintiéndose muy acalorado.
"Tú primero, yo aún no he terminado", respondió Alexa, sin mirar a su hermano, aún ocupada colocando la ropa en el armario y organizándola.
"Está bien, entonces yo voy a bañarme primero", dijo Axel, cogiendo jabón y una muda de ropa. Iba a cambiarse de ropa en el baño, ya que su hermana estaba en la habitación con él.
Continúa...
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