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Cicatrices de la Mafia: Amor y Perdón

Cicatrices de la Mafia: Amor y Perdón

Status: Terminada
Genre:Mujer poderosa / Mafia / Embarazo no planeado / Novia sustituta / Completas
Popularitas:851
Nilai: 5
nombre de autor: Edina Gonçalves

De un lado, Emílio D’Ângelo: un mafioso frío, calculador, con cicatrices en el rostro y en el alma. En su pasado, una niña le salvó la vida… y él jamás olvidó aquella mirada.

Del otro lado, Paola, la gemela buena: dulce, amable, ignorada por su padre y por su hermana, Pérla, su gemela egoísta y arrogante. Pérla había sido prometida al Don, pero al ver sus cicatrices huyó sin mirar atrás. Ahora, Paola deberá ocupar su lugar para salvar la vida de su familia.
¿Podrá soportar la frialdad y la crueldad del Don?

Descúbrelo en esta nueva historia, un romance dulce, sin escenas explícitas ni violencia extrema.

NovelToon tiene autorización de Edina Gonçalves para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 22

Las semanas siguientes estuvieron marcadas por una calma rara en la vida de Emílio D' Ângelo.

La mansión estaba llena de risas: Paola jugaba con los niños en el jardín, mientras Emílio los observaba con una sonrisa orgullosa, muchas veces uniéndose a ellos, cargando a los gemelos en los hombros o corriendo detrás de ellos como si fuera un simple padre de familia, y no uno de los hombres más temidos de Italia.

Por la noche, él y Paola se permitían momentos solo para ellos: cenas a la luz de las velas, paseos por los corredores de la mansión, miradas cómplices. El amor entre los dos ya no necesitaba ser escondido: era visible para todos, un lazo fuerte, construido en el dolor, pero que ahora florecía.

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En una de esas noches, Emílio preparó una cena especial. La mesa larga estaba puesta con exquisitez, y entre los invitados estaban su madre, Laura, la madre de Paola… y, claro, Dário y Katrina.

Durante toda la comida, era imposible no percibir las miradas que intercambiaban. Dário, generalmente tan frío y concentrado, parecía un adolescente enamorado cada vez que Katrina sonreía. Ella, por su parte, se ruborizaba siempre que los ojos de él encontraban los suyos.

Cuando retiraron los platos y sirvieron el vino, Dário respiró hondo y, delante de todos, tomó la palabra:

— “Katrina…”

Ella abrió los ojos, sorprendida.

— “¿Sí?”

— “No soy un hombre de discursos… pero tampoco soy de perder el tiempo. Tú me has afectado desde el primer instante. Ya no quiero fingir que no siento nada. Entonces, delante de la familia Rossel… quiero pedirte: ¿aceptas ser mi novia?”

Un murmullo de sorpresa recorrió la mesa. Paola se llevó la mano a la boca, emocionada, mientras Emílio solo levantó la copa, observando todo en silencio.

Katrina, atónita, tardó algunos segundos en responder. Pero al ver la sinceridad en los ojos de Dário, sonrió con lágrimas en los ojos.

— “Sí… ¡claro que acepto!”

El salón explotó en aplausos y risas, y Dário tomó la mano de ella, besándola con devoción.

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Más tarde, cuando todos se retiraron, Emílio llamó a Dário al despacho. El ambiente, ahora silencioso, tenía un peso diferente.

— “Necesito hablar de algo serio” — dijo Emílio, cerrando la puerta. — “Descubrí que Pérla está viva. Y no solo eso: se ha unido a Lorenzo Salvatore, hijo del hombre que mató a mi padre… y al tuyo también.”

Dário cerró los puños, la rabia subiéndole por las venas.

— “¿Entonces qué vamos a hacer? ¿Cazar a los dos y acabar con esta farsa ahora?”

Pero Emílio negó con la cabeza, los ojos sombríos.

— “Todavía no. Vamos a monitorear. Quiero que piensen que están en ventaja. Cuanto más crean que tienen el control, más fácil será derribarlos de una vez.”

Dário respiró hondo, intentando contener la furia.

— “¿Y cómo descubriste que Pérla sobrevivió?”

El Dom se levantó, apoyando las manos en la mesa, y habló con voz grave:

— “Las cámaras del galpón. Además de ti y de mí, nadie sabe que existen. Ni siquiera mis hombres más cercanos. Y fue allí donde vi lo que pasó: mi mejor soldado cayó por culpa de una mujer astuta. Fingió su muerte… y pagó con su propia vida.”

Dário se quedó en silencio por un instante, absorbiendo la gravedad de la revelación. Después levantó la mirada y dijo con firmeza:

— “Entonces es guerra. Y esta vez, Dom… vamos a acabar con ellos de una vez por todas.”

Emílio solo asintió, el semblante duro.

— “Sí. Pero a mi tiempo, Dário. Nunca pierdo cuando juego en la sombra.”

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