ella fue secuestrada el día de su boda, el día más importante de su vida
NovelToon tiene autorización de valeria isabel leguizamon para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 22
Lucas observaba los escombros de lo que una vez fue su preciada mansió, Los restos chamuscados y la ceniza se mezclaban con el frío aire de la noche, A pesar de lo que había perdido, sus pensamientos no estaban en la destrucción, sino en Mireya. En cómo había sido arrancada de su lado.
Se pasó una mano por el cabello, sus ojos destellando con furia. Ahora no solo tenía que reconstruir su imperio, sino también buscar un nuevo refugio desde el cual tramar su venganza. Caesar había ido demasiado lejos. Y lo peor de todo es que se había llevado a Mireya, su posesión más preciada.
—Pase lo que pase—murmuró para sí mismo, apretando los puños— no voy a dejarla en paz, En esta guerra, ella es mi trofeo, y no descansaré hasta recuperarla.
Desde la distancia, Carmen lo observaba con los brazos cruzados, su rostro imperturbable, pero sus ojos cargados de disgusto, Llevaba mucho tiempo siendo su aliada, su estratega en las sombras, pero incluso ella tenía sus límites,
—¿Por qué sigues empeñado con Mireya?—preguntó, con un tono ácido que no se molestó en ocultar.
Lucas la miró de reojo, sin responder de inmediato. Carmen continuó hablando, aprovechando el silencio:
—Esa chica no te traerá nada bueno, Caesar la tiene ahora, y deberías centrarte en reconstruir lo que perdiste, no en una obsesión que no va a llevarte a ningún lado—dijo Carmen enojada, ella no lograba sacar a Mireya de la cabeza de Lucas,
Lucas avanzó hacia ella con calma, pero su mirada era fría, casi peligrosa.
—¿Obsesión?—repitió, en un tono bajo pero lleno de tensión—. Mireya no es una simple obsesión, Carmen, Es mía, Desde el momento en que puse los ojos en ella, lo fue y siempre lo será—respondió rompiendo el corazón de Carmen en mil pedazos,
—Eso no es amor, Lucas—replicó Carmen, dando un paso hacia él, enfrentándolo sin miedo— Es control, es egoísmo ¿De verdad crees que ella volverá a ti por su propia voluntad?—pregunto Carmen para que le doliera tanto como a ella,
Lucas rió, pero no había humor en su risa había derrota,
—No me interesa su voluntad—respondió con frialdad— Lo que me interesa es que esté conmigo, Y Caesar va a pagar caro por lo que hizo,
Carmen negó con la cabeza, frustrada. Había intentado en numerosas ocasiones hacer que Lucas reconsiderara sus decisiones, pero todo era inútil cuando se trataba de Mireya, Esa mujer había conseguido algo que nadie más había logrado convertirse en una obsesión inquebrantable para él,
—¿Sabes qué pienso, Lucas?—dijo finalmente, cruzando los brazos, Que estás destruyendo todo lo que construiste por culpa de una mujer que ni siquiera quiere estar contigo—dijo Carmen,
Las palabras de Carmen eran un dardo directo, y aunque Lucas no lo mostró, lo sintió, Apretó los puños y desvió la mirada hacia los escombros, como si buscara algo entre ellos,
—No vuelvas a hablarme así—dijo, con un tono bajo pero cargado de amenaza— Tú no entiendes nada, Carmen,
—No, Lucas Lo entiendo perfectamente. Entiendo que estás perdiendo el control, y cuando eso pasa, no solo tú sufres las consecuencias. Todos los que están a tu alrededor también—insistió,
Carmen giró sobre sus talones, lista para marcharse, pero antes de irse, añadió,
—Si sigues por este camino, Lucas, terminarás solo
Lucas no respondió, Se quedó inmóvil, con la mirada fija en los restos de la mansión, mientras las palabras de Carmen resonaban en su mente. Aunque no quería admitirlo, sabía que había algo de verdad en lo que ella decía, Pero eso no importaba ahora, Lo único que importaba era recuperar a Mireya y hacer que Caesar pagara,
Mientras tanto, Mireya estaba en otro lugar, enfrentando su propio infierno...
Mireya se encontraba en una habitación oscura, con las cortinas cerradas y apenas un rayo de luz entrando por un pequeño hueco. Su cuerpo temblaba, pero no por el frío, sino por el miedo que aún la atormentaba.
Había logrado escapar del control de Lucas, pero el precio había sido alto. Cada vez que cerraba los ojos, lo veía. Recordaba su mirada intensa, sus palabras cargadas de autoridad, y esa sensación de que siempre estaba atrapada, sin importar cuánto lo intentara.
Estoy libre, se repetía una y otra vez, como un mantra. Pero en el fondo sabía que no era del todo cierto Aunque había logrado alejarse físicamente de él, su mente seguía siendo una prisión
Caesar había prometido protegerla, pero incluso eso no era suficiente para calmar su ansiedad. Había aprendido a no confiar en nadie, y ahora no podía evitar preguntarse si Caesar también tenía sus propios motivos ocultos.
Se sentó en el borde de la cama, abrazando sus rodillas mientras las lágrimas caían por su rostro. Quería ser fuerte, quería recuperar el control de su vida, pero cada vez que intentaba dar un paso hacia adelante, los recuerdos la arrastraban hacia atrás,
De vuelta con Lucas...
—Señor, hemos encontrado uno de los escondites de Caesar—informó Martín, entrando en la habitación.
—bien, aún no es tiempo debemos esperar un poco más, tenemos cosas más importantes que hacer por ahora Caesar puede esperar—respondió mientras toma whisky,
espetemos que te pueda rescatar