nix es la reina del reino más prospero y con los brujos más poderosos pero es engañada por su madrastra y su propio esposo que le robaron el trono ahora busca venganza de quienes la hicieron caer en el infierno y luchará por conseguir lo que es suyo
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capitulo 22
El resplandor de la Llama Eterna seguía iluminando el templo con un brillo sobrenatural, pero su calor parecía un desafío más que una bendición. Nix no podía apartar los ojos del fuego danzante, como si la estuviera llamando en un idioma que solo su alma podía entender. Detrás de ella, Thalos examinaba las runas del altar mientras Drystan vigilaba la entrada, su mano lista sobre la empuñadura de su espada.
–Esta llama... –murmuró Thalos–. No solo arde, sino que juzga. Solo quien sea digno podrá controlarla.
Nix giró bruscamente hacia él, su mirada firme.
–¿Qué significa eso, exactamente?
Thalos se volvió hacia ella con una expresión solemne.
–Las Llamas Eternas eligen a su portador a través de una prueba. Una que no se puede evitar. Solo el fuego puede juzgar si eres lo suficientemente fuerte como para manejar su poder.
–¿Y si fallo? –preguntó Nix, su voz serena pero con un trasfondo acerado.
–La llama te consumirá –respondió Thalos–. O peor aún, te rechazará y te dejará... vacía.
El silencio se apoderó de la sala. Drystan maldijo por lo bajo.
–No hay forma de evitar esto, ¿verdad?
–No –confirmó Thalos, sus ojos clavados en Nix–. La decisión es suya.
Nix dio un paso hacia la Llama Eterna, sintiendo cómo el calor aumentaba con cada centímetro que avanzaba. El sudor perlaba su frente, pero su determinación no flaqueaba. Sus pensamientos volaron hacia Kael, hacia Elara, hacia el trono que había sido arrebatado por la traición. Esto no era solo por venganza: era por el reino, por la gente que había jurado proteger.
–Si este es el precio, lo pagaré –dijo Nix con voz firme.
Thalos quiso intervenir, pero un gesto de la reina lo detuvo. Drystan frunció el ceño, pero guardó silencio; ambos sabían que no podían apartarla de su camino.
Nix se situó frente al altar y extendió su mano hacia el fuego. Al instante, una fuerza invisible tiró de ella hacia adelante, y el mundo a su alrededor se desvaneció.
La Prueba
Nix abrió los ojos en un espacio irreal. El cielo era una mezcla de rojo y negro, y a su alrededor se extendía un paisaje de cenizas y llamas. Respiró hondo, sintiendo cómo el aire abrasaba sus pulmones. Estaba sola.
–Esto no es real –murmuró, ajustando el agarre en su espada.
Una voz resonó en el aire, profunda y omnipresente, como si el mismo mundo le hablara.
–¿Qué estás dispuesta a sacrificar, Nix, reina de Lumea?
–Todo lo que sea necesario –respondió ella sin dudarlo.
La voz se rió, una risa grave y carente de alegría.
–Veremos si es verdad.
De la nada, una figura apareció frente a ella. Nix sintió su corazón detenerse por un segundo: era Kael. No el Kael de ahora, con su sonrisa cruel y armadura oscura, sino el hombre que alguna vez conoció, el que había prometido ser su aliado. Su expresión era tranquila, y su mirada parecía... cálida.
–Nix –dijo Kael, con la voz que ella recordaba tan bien–. ¿Por qué peleas? ¿Por qué no te detienes?
Ella alzó su espada con decisión.
–No eres real.
–¿Estás segura? –preguntó él, acercándose lentamente. La voz era suave, persuasiva–. ¿Y si te dijera que todo esto puede terminar? Que no tienes que luchar más. Solo ríndete, y todo el dolor desaparecerá.
Por un momento, las palabras la golpearon con fuerza. No podía negarlo: estaba cansada. La traición, las batallas, el peso del reino sobre sus hombros... había sido tanto. Pero en cuanto el pensamiento cruzó su mente, algo en su interior se encendió. Un fuego que no tenía nada que ver con el altar.
–¡No! –rugió Nix, sus ojos ardiendo de furia–. No te creo. Esto es una mentira.
La figura de Kael se detuvo y comenzó a retorcerse, su rostro desmoronándose como cera derretida.
–Entonces has elegido –gruñó la voz.
Las llamas del paisaje cobraron vida, formando un círculo a su alrededor. Del fuego surgieron figuras: soldados caídos, amigos perdidos, y al frente de todos, su padre. El viejo rey de Lumea la miraba con ojos vacíos y llenos de reproche.
–Fallaste, hija –dijo él, su voz un eco distante–. Tu reino está perdido. Todo lo que hiciste fue en vano.
Nix apretó la empuñadura de su espada, sintiendo cómo la duda se aferraba a su mente como cadenas. Pero entonces, en medio de todo el ruido, una voz diferente la alcanzó. Una voz que era como un susurro en el viento.
–No escuches.
Nix giró la cabeza, buscando el origen, y allí lo vio: una silueta en las sombras, apenas reconocible, pero familiar. Thalos. Su presencia parecía traspasar las reglas de ese lugar.
–Eres más fuerte que esto, Nix –dijo la voz, suave pero firme–. El fuego solo puede juzgarte si tú lo permites.
Nix cerró los ojos un instante y dejó que las palabras calaran en su mente. Cuando volvió a abrirlos, la duda había desaparecido. Dio un paso adelante, atravesando las llamas, su mirada fija en el horizonte.
–Pueden mostrarme lo que quieran –dijo en voz alta–. Pero no me detendrán. Yo soy Nix, y no arrodillaré ante nadie.
Las llamas rugieron como un monstruo enfurecido y, por un instante, todo el mundo ardió en luz blanca.
El Despertar
Cuando Nix abrió los ojos, estaba de nuevo en el templo. La Llama Eterna ardía frente a ella, pero algo era diferente. Su brillo parecía responder a su presencia, como si la reconociera. El calor ya no quemaba; era parte de ella.
–Lo lograste –dijo Thalos, su voz entre el alivio y el asombro.
Nix se giró hacia ellos. El fuego seguía danzando en sus pupilas, pero había algo más en ella: una fuerza nueva, palpable.
–La Llama me ha aceptado –respondió con calma–. Ahora, es hora de que arda contra mis enemigos.
Drystan sonrió con orgullo.
–Kael no sabrá qué lo golpeó.
Nix apretó los puños, sintiendo la fuerza de la Llama Eterna vibrar en su interior. La traición de Kael y Elara ya no era solo una herida abierta; era el combustible de un fuego que no se apagaría hasta que su reino estuviera libre.
–Que se preparen –murmuró, mirando hacia la tormenta exterior–. Porque esto apenas comienza.
reina y tiene algo q ofrece y te invita a seguir leyendo.me gusta buen libro gracias