Entre la oscuridad y el eco de la sangre derramada, dos almas se cruzaron:
Elara Veyren, que deseaba liberarse del dolor, y Nyssa, que ansiaba una nueva vida.
El destino unió sus caminos.
Cuando Elara murió, Nyssa fue arrastrada hacia la luz, encadenada a ese cuerpo que dejaba de latir.
Cuando abrió los ojos, no estaba en el campo de batalla.
Estaba en la iglesia, vestida de novia… el día de la boda de Elara.
Pero ya no era la tímida joven.
Ahora, detrás de aquellos ojos grises, habitaba la mirada letal de La Furia Silente.
“Bien…
Me dan un matrimonio forzado, un esposo frío, una familia que la vendió…
No saben lo que acaban de desatar.”
Su sonrisa, apenas torcida y peligrosa, fue la primera señal de que la historia había cambiado para siempre.
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Celos.. No gracias.
Elara camino al despacho de Darius, ojeando todo sobre las cuentas, no quería dejar nada fuera de lugar, Ella como jefa en la otra vida tenia que tener todo en lista y orden.
Darius venía detrás de ella con paso fuerte, sin esperar a que él hablara, se sentó en el sillón frente al escritorio. Puso los pies sobre la esquina de la mesa, como si estuviera en su propio salón.
– Hu.. Cuanto dinero para una Mujer que no es tu Esposa.. - rió guardando el papel.
Darius cerró la puerta tras de sí,con la mandíbula tensa. Se cruzó de brazos, observándola desde el umbral.
—No vas a seguir comportándote así. Este cuartel no está bajo tu mando.
Elara mirando los papeles— Es mi casa también. Porque el reglamento dice que, desde el momento en que contrajimos matrimonio, el mando del hogar es mío tanto como tuyo.
Da un golpecito con el dedo sobre el reglamento abierto
—Aquí está, artículo 1, inciso A. ¿O también vas a desobedecer tu propia firma?
—No voy a permitir que conviertas esta casa en un campo de ejecución. Las sirvientas se equivocaron, pero no merecían lo que les hiciste.
Elara alza los ojos, tranquila, con una leve sonrisa—No las ejecuté. Aunque eso hubiera sido más divertido. Solo las marqué… para que recuerden a quién deben respeto. Si no entienden con palabras, aprenderán con cicatrices.
Pausa breve
—Además, tú mismo dictaste esas sanciones cuando te ascendieron a comandante.
Darius frunce el ceño—La ley no es excusa para el sadismo.
Elara arquea la ceja, inclinándose un poco hacia él—Tampoco lo es para el favoritismo. Permitiste que Selene siguiera usando esta casa como si fuera suya, a pesar de que la norma es clara: ningún miembro no casado puede dejar sus cosas aquí, menos una mujer.
Le lanza el reglamento, el lo esquiva estupefacto ante su actitud tan agresiva.
—Artículo 4, inciso B: “Si el comandante o la señora permiten excepciones en beneficio de familiares, se considerará abuso de autoridad y deberán comparecer ante el Consejo”.
Mira a Darius fijamente —¿Quieres ser tú quien comparezca, Darius?
El silencio en el despacho fue denso.
—Estás jugando con fuego, Elara. Crees que la ley te protegerá, pero yo conozco a los hombres que la aplican. No todos te verán como la esposa del comandante…
Elara lo interrumpe — Que bueno ..es mejor que me vean como la mujer que se atrevió a recordarles sus propias reglas. Eso los irrita más que a ti, ¿verdad?
Se inclina hacia adelante, apoyando los codos sobre la mesa, y los ojos clavados en él, con una sonrisa satisfecha.
—No me casé para vivir a la sombra de mi hermana. Ni para tolerar que tus empleados decidan a quién sirven. No me subestimes, Comandante,si decides que la ley no importa, yo misma iré al Consejo mañana al amanecer.
Darius apreto los puños—No me amenaces en mi propio despacho.
—No es una amenaza. Es un recordatorio. Y es mejor que empieces a entenderlo.
En ese momento, Gregori, se asomó a la puerta.
—Señor… señora… el traslado de las pertenencias de la señorita Selene se ha completado. La llevaron a la casa cercana al ala este, como ordenó.
—Bien. Retírate...– miro a Elara —Has logrado humillarla delante de todos. No olvides que la familia nunca olvida. ¿ Acaso si es por celos ..
Elara largo una risa — Que espanto.. Celosa, por algo que ni siquera vale la pena Ch..– dijo mirandolo, Darius fruncio el ceño –La familia tampoco olvida las traiciones… y yo tengo buena memoria.
Hojeando otro documento sobre las finanzas del recinto.
— Mañana empezaremos a poner orden en estas cuentas. Hay demasiadas fugas de dinero que nadie parece ver..– dijo sin prestar más atención a Darius que quedó con el orgullo y algo dentro de él a sus palabras secas.
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Mientras tanto, en la casa a la que habían trasladado sus cosas, Selene lloraba en silencio. Mireya, le acariciaba el cabello.
—No te preocupes, mi niña… esto no se quedará así. Ningún hombre aguanta una mujer que lo desafía delante de sus soldados. Tarde o temprano, Darius le dará la espalda.
Selene dejó de sollozar, apretando los puños bajo el manto.
《No voy a dejar que esa… esa maldita me quite lo que es mío.》
Se seca las lágrimas, mirando la ventana con frialdad.
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En el dormitorio principal, Darius se encontraba sentado en el borde de su cama, con la camisa blanca entreabierta. Sus manos descansaban sobre las rodillas, los dedos tamborileaban con impaciencia. Miraba la puerta cada pocos minutos, esperando escuchar los pasos de Elara. 《¿ Dónde está? Siempre estaba detrás mío y ahora.. 》 Camino en su habitación nupcial una vez más.
Pero la puerta nunca se abrió.
Su ceño se endureció. Se levantó bruscamente, pasó una mano por el cabello y salió al pasillo. Bajó las escaleras con paso firme, pensando que la encontraría en el salón… pero no.
En la penumbra del vestíbulo distinguió a Gregori, acomodando unos rollos de pergamino sobre una mesa.
—Gregori. ¿Dónde está la señora?
—Señor… la señora se encuentra en la habitación que ordenó preparar esta tarde. En el segundo piso, frente a la suya.
Los ojos de Darius se oscurecieron un instante《 En su piensa.. Que .. Ella no piensa estar en la misma habitación que yo》 el orgullo herido le apretó el pecho. No dijo nada más y subió las escaleras con pasos largos, cada pisada resonaba en el silencio de la casa.
Llegó al pasillo del segundo piso,levantó la mano y golpeó con fuerza.
—¡Elara! Abre la puerta.
No hubo respuesta. Golpeó de nuevo, más fuerte
—No hagas que la derribe. Abre.
Se escuchó un suave ruido de hojas de papel como si alguien pasara una página
《Ahora que carajos quiere.. Se suponía que no queria estar en la misma habitación conmigo》
Finalmente, contestó con molestia
— Pensé que la derribaria sin pedir permiso, es lo único que sabe hacer.
Darius gruñó, con rabia.
—No estoy de humor para tus juegos. Abre ahora.
Por un momento hubo silencio. Luego se oyó el leve chasquido del pestillo. La puerta se entreabrió. Darius empujó suavemente para abrirla del todo.
—¿Qué significa esto?
Elara no levanto mucho la mirada de los papeles que volvió a retomar.
—¿“Esto”? ¿Que prefiera dormir sola? Es simple… pedí un cuarto propio.
—Eres mi esposa. La señora de esta casa duerme en la misma habitación que su marido. Eso siempre ha sido así.
Elara arquea una ceja—No soy “siempre”. Y no estoy aquí para llenar el vacío de tu cama como una sierva complaciente. Aparte dejaste muy en claró que no soy de tu agrado.
Darius frunce el ceño, se cruza de brazos. Elara se estira con suavidad, como si el tema no fuera urgente
—Hoy fue un día… pesado. Prefiero descansar y revisar los informes en paz.
Darius se visito los dientes.—¿Eso crees que basta como explicación? ¿O prefieres hacerme sentir culpable?¿Acaso Sigues celosa?
—No necesito hacerte sentir nada. Tampoco me interesa tener celos de usted. Si te sientes desechado, es tu orgullo el que habla, no yo. Seguro Mi hermana estará feliz de estar en su habitación, valla por ella.
Los ojos de Darius se entrecerraron. La calma con la que ella respondía solo alimentaba su enojo.
—¿Así vas a tratar a tu esposo? ¿Esa es la “autoridad” que tanto proclamas?Tu hermana es un santa¿ Porque la trataste así?
Elara arta rodó los ojos
—Autoridad no significa sumisión. Y, por cierto… no necesito tus servicios esta noche, comandante. Y si ya termino con su escándalo de esposa despechada - Lo empujó afuera – Valla a pedirle a la santa su compañía.
Cerro la puerta en su cara, Darius quedo con los dientes apretados y los puños cerrados, se dio vuelta y se fue a su habitación con un portazo.
Elara estaba terminado de mirar los papeles ya todo se le quedó grabado, según recuerda mañana comenzaría las inscripciones para entrenar a los cadetes , no va a desaprovechar la oportunidad para obtener algo para sí misma, después de todo Darius más adelante se enamora más fuerte de Selene , ya para ese momento podría terminar con un título e ir escalando para general, y así pedir el divorcio.
– Ay.. Elara, este tonto no te jugará más, como no supiste aprovechar todo esto — miró las cuentas bancarias que estaba a su disposición y muchas rutas de mercaderes .
Acomodó todo y se acostó, mañana no pensaba perder oportunidad para conocer a un liado del mismo nivel que Darius...El Comandante Treytan de Veilá, hijo del Juez Federal, el sería la ayuda para subir en la guardia.
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