Queda huérfana y tiene que cuidar de sus hermanos, así que con sólo 15 años se casa con un hombre ciego y malhumorado.
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Capitulo 22.
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Pasan unos minutos y Camila aún está viendo fijamente a Bruce. Ella no creé lo que el acaba de confesar.
— Vete de mi habitación. — Ella intenta quitárselo de encima, pero sólo consigue que el la apriete más.
— ¿No dirás nada? — Pregunta esperanzado.
— ¿Nada de qué?
— Acabo de confesar mis sentimientos.
— ¿Tú tienes sentimientos? — Pregunta ella con ironía y burla. — No se lo que intentas. Pero no va funcionar. Te conozco, cambias de actitud cómo de zapatos. Y no planeó ser el par de zapatos. — Ella se siente cansada de su actitud. Un día es bueno y al otro es un ser cruel.
— ¿Piensas que miento?
— Estoy segura que mientes. — El la mira a los ojos, Camila se siente intimidada y agacha la cabeza.
— Mírame. — Le pide el mientras busca los ojos de ella. — Se que eres una niña, que te llevo más años de los que debería. Pero desde que llegaste a esta casa me pareciste hermosa. Y mientras más te conocía más me gustabas. Tenía miedo de enamorarme, por eso te trate mal y te pedí que me odiaras. Pero ya no quiero eso, quisiera que todo fuera cómo antes. Se que te hice algo difícil de perdonar, ¿puedes al menos no odiarme tanto?
Camila no deja de verlo con admiración. Piensa que el es un gran actor.
— ¿Por cuánto tiempo preparaste tus palabras emotivas? — Ella todavía no le creé nada. — ¿Sabes que? No me lo digas. Mejor ya salte. — Bruce le acerca sus labios y ve como ella cierra los ojos algo temerosa. El no quiere asustarla más y sólo besa su mejilla, luego la abraza cómo si quisiera protegerla.
— No preparé nada. Lo que te dije salió de mi corazón. Aunque dudes que tengo uno. — El le toma el rostro con una de sus manos. — Te amo. Eres mi séptima esposa, pero eres la primera a la que amo.
— Pues no quiero tu amor. — Ella por fin puede alejarse de el. — No quiero nada que venga de ti. Eres una persona muy voluble.
— No me quieres por qué sabes de mi enfermedad. ¿Es eso verdad? — Camila no sabe que decir. Bruce ante el silencio decide irse. Camila siente que debe ir detrás de el, pero no puede. Su temor no la deja.
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Bruce llega con su madre. Cecilia le pregunta dónde está Camila. El le responde que no va cenar.
— ¿Mi enfermedad es curable? — Le pregunta, Cecilia está confundida. El nunca se ha interesado en curarse. — Responde mamá. ¿Puedo curarme?
— No existe una cura definitiva, pero con el enfoque de tratamiento correcto estarás bien encaminado hacía la recuperación y la remisión. Hay muchos tratamientos. — Responde Cecilia. Ella se alegra, después de tanto años el por fin quiere estar bien.
— Quiero hacerlo. — Responde el con firmeza. Tengo que estar bien para estar con Camila.
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Camila se está regañando a si misma. Piensa que es algo injusta, Bruce no tiene toda la culpa, su familia también colabora en su mala conducta. Ella se pregunta que otros secretos hay en el diario de Luis. No lo terminó de leer. No podía con tantas cosas, su mente no procesaba que el fuera así de malo.
— Camila tranquila, Bruce no está enamorado de ti. Te dijo eso para que no lo odies. — Ella se quiere convencer, pero en el fondo siente que el era sincero.
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Al día siguiente Bruce se levanta intentado estar de buen humor. Ve a Camila en el jardín muy pensativa. El quiere ir pero antes de hacerlo debe tomar su medicina, sabe que ella no lo va tratar bien. Y quiere evitar una mala situación.
Camila está hablando consigo misma.
"¿Qué hago?" "Quiero créer en el, y a la vez no lo quiero hacer" "Será difícil ser una esposa"
— Cami. — Ella escuchá a Bruce detrás. Quiere ignorarlo y meterse a la casa, pero al pasar por su lado el la agarra del brazo.
— ¿Me estás ignorando? — Pregunta el, pero no está enojado. Se ve muy tranquilo.
— Si. — Responde Camila. — Tengo mucho que hacer. Adiós.
— ¿Qué tienes por hacer?
— No te importa.
— Si me importa. — El la acerca un poco más a su cuerpo. Camila pone una de sus manos en el pecho de el. Quiere evitar su abrazó. Bruce le toma la mano y la coloca en su corazón acelerado. — Mira lo que me haces. — Le dice con una sonrisa que Camila nunca le había visto. Ella quiere salir corriendo, pero sus piernas parecen haber pedido la fuerza. Cuándo parece recuperarla se quiere ir, pero Bruce la abraza.
— Me voy a curar. — Le susurra al oído. — Seré un buen hombre para ti. Te daré el amor que mereces. — Camila se siente conmovida. Pero no quiere demostrarlo. Bruce le toma el rostro con suavidad y le da un beso en la frente. Camila siente que no puede respirar. Y tampoco puede dejar de ver los ojos de el. Se acuerda de la primera vez que lo vio, se veía más joven, pero igual de hermoso que ahora. — ¿Puedo darte un beso? — Pregunta Bruce esperando recibir su aprobación. Camila despierta de su ensoñación y lo empuja.
— No puedes. Y ya no quiero que te acerques a mi. — Le dice enojada y se va corriendo.
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Cecilia la ve subiendo las escaleras nerviosa y le pregunta que pasa. Camila se niega a responder. Sigue su camino. Al cruzar su habitación se deja caer al piso.
— Yo no puedo... — Se regaña y forma puños con sus manos. — No puedo estar enamorada de él. Abusó de mí, y si no se toma sus pastillas podría hacerlo de nuevo. Es mejor que lo alejé. Me voy a divorciar, me tengo que divorciar. Es por mi bien.