Los hijos menores de Luriel y Anahí deberán enfrentar el peso de sus decisiones, aunque eso signifique destrozar sus corazones para proteger a su gente. El amor tal vez, no pueda cambiarlo todo.
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Imposible de confundirlo
A la mañana siguiente, Pitá se había ido a su universidad y ella fue acosada por sus cuñadas, apenas apareció en la cocina.
¿Se reconciliaron...? – Araí estaba ansiosa
Me dijo que quiere seguir comprometidos... – la vio aplaudir emocionada – pero yo le dije que no estaba segura que era lo mejor... – dejó de aplaudir y puso cara triste
¿Qué paso ahora...? – dijo Guaci
Es que ahora volvió a tratarme como antes... – dijo a la defensiva – tengo miedo de decirle que sí y que vuelva a tratarme mal...
¿Y qué paso ayer cuando nos fuimos? – Guaci la veía muy feliz
Me besó con dulzura como antes – se sonrojó – me pidió disculpas y me dijo que lo piense y que, aunque le diga que no, que ustedes van a seguir siendo mi familia y que voy a poder contar con él... – inspiró profundamente – luego me preparó la bañera... yo no sabía lo que era... – se avergonzó
¿Y que hizo él? – se preocupó Guaci
Se fue... – y sonrió – pero me golpeo la pared desde su baño...
Guaci y Araí se miraron asombradas y comenzaron a reír y la abrazaron a la vez. Itatí era más inocente de lo que se hubieran imaginado.
No quiso contarles que había dormido en sus brazos toda la noche, porque si podía quería dormir con él nuevamente y si lo sabían posiblemente le cambiarían de habitación.
Vamos a pasear... – dijo Guaci de pronto – y vamos a comprarte algún vestido para sorprender a mi hermanito... se va a arrepentir de haberte tratado mal...
Yo no quiero causarles problemas – estaba más cohibida que nunca
Las tres vamos a comprarnos ropa... – dijo Araí rotundamente – tengo que estar preparada por si conozco al amor de mi vida...
Tu eres muy pequeña... – comenzó a reír Guaci
Pero dije conocerlo... no comprometerme – comenzaron a reír las tres – yo pienso hacerles competir a todos mis enamorados entre ellos...
Yo no quiero tener opciones – Itatí sonreía completamente sonrojada – de todas maneras, lo elegiría a él...
Entonces hagamos que tu seas su única opción... – dijeron mientras la arrastraron hacia la puerta de salida.
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El atardecer había puesto el cielo con una tonalidad naranja espectacular, Pitá, Lucho y Vicky, habían llegado unos momentos antes con las cajas de mudanza de Pitá, realmente había traído todo lo que tenía en el campus.
Quería demostrarle a su Kerana que haría lo que fuera necesario para que ella lo aceptara de nuevo. De todas maneras, la casa era perfecta para que pudieran trabajar los tres en su proyecto.
Reían en el jardín, sentados en unos sillones de descanso que estaban cerca de la casa, Pitá estaba mirando hacia la casa y cuando vio que llegaban sonrió encantadoramente.
Miró a sus hermanas que venían adelante, estaban hermosas con unos vestidos sencillos y delicados pero sumamente femeninos, negro el de Guaci y rosa el de Araí, hizo las presentación y no pudo prestarles mucha atención porque cuando la vio un poco más retrasada, avergonzada completamente estaba Itatí con un vestido por sobre las rodillas, sin mangas, pero sin escote provocativo ni nada más que llamara la atención salvo sus curvas, el color era de un tono celeste como el de los amaneceres y como un espejismo llegó frente a él sin dejar de mirarlo, porque Pita solo podía recorrerla completamente. Su piel contrastaba con el celeste, su boca tenía un leve color y brillo, lo que hizo completamente irresistible lo que realizó exactamente 2 segundos después que ella se paró a su alcance.
Pitá dio un paso hacia ella y le tomó el rostro para besarla posesivamente, ella no se resistió, no lo hubiera podido hacer, aunque esa fuera su intención. No la abrazaba, ni trataba de acercarse más a ella, pero no alejaba ni siquiera un milímetro su boca de la suya. El sabor a fresas del labial no colaboraba con su intención de cortar el beso, pero debió hacerlo cuando su hermana intervino.
Pitá... PITÄ... – insistió más fuerte Araí – Itatí ya no es tu prometida...
Pitá la soltó y le sonrió con ternura
Perdón... – la seguía recorriendo – por un segundo me olvide... – la vio avergonzarse y mirar a los demás – neporã... (estás hermosa...)
Aguyje... (gracias) – respondió luego de inspirar profundamente
Se sentía mareada, como si estuviera a punto de desmayarse, miró a los desconocidos, el hombre la miraba embobado y la mujer sonreía con una expresión difícil de entender.
Itatí ko'ãva ha'e Lucho ha Vicky (Itatí ellos son Lucho y Vicky) – los señaló – Roestudia oñondive ha amombe'u chupekuéra pende rehegua... (estamos estudiando juntos y les hable sobre ti...) – miró a sus amigos – ella es Itatí..., ya saben de ella – dijo sin aclarar nada más.
Hola Itatí – dijo Lucho y volvió a mirar a las demás - ¿Por qué son tan bellas? ¿Son vampiros?
La pregunta ilógica les hizo reír y Pitá que no dejaba de mirar a Itatí, le tradujo
He'i mbohapyvéva iporãitereiha... (Dice que las tres son muy bellas...)
Itatí le asintió confundida y miró a Vicky quien solo la saludo efusivamente con la mano, no intentó hablarle. Le pareció simpática y por la forma de Pitá de haberla besado, estaba segura que esa chica no tenía nada que ver con su prometido.
En toda la confusión y la risa, Lucho seguía mirándolas, pero sin siquiera darse cuenta, posaba sus ojos unos segundos más en la hermanita pequeña de su amigo, porque ella no dejaba de mirarlo y eso lo ponía sumamente nervioso.
Siguieron hablando y Pitá le iba traduciendo a Itatí solo para aproximarse a ella. Les contaron la intención del proyecto que querían diseñar de artesanías para exportación y se sorprendieron cuando Itatí les dio muchas sugerencias sobre las piedras semipreciosas y la diversidad de flores que podían secar y armar ramos y detalles, que se sumaban a las cerámicas e indumentarias que habían pensado ellos.
Amambay chembo'e mba'éichapa ojeseca yvoty... (Amambay me enseñó a secar flores...) – le dijo a Pitá – Che areko pe wisteria aiporuva’ekue ndéve ĝuarã... sa’ieterei iñambue pe color... ikatu rejapo umi arreglo nde abuelo oguerekóvaicha umi mesa ári... (tengo las glicinas que usé para ti... el color cambió muy poquito... se podrían hacer arreglos como los que tiene tu abuelo en las mesas...)
Ikatu rejapo ha regueru ambue jey oúvo... (Podrías hacer algunas y traerlas la próxima vez que vengan...) – le dijo Pitá emocionado realmente – bueno... por si acaso rejuse jey... (bueno... en el caso que quieras volver...)
Ikatu piko aju jey ha'e'ỹre ne novia...? (¿Puedo volver sin ser tu prometida...?) – le susurró
¿Si... – le sonrió – ha katu... Rekétapa chendive ha rehejátapa che rohetũ...? (pero... ¿vas a dormir conmigo y me vas a dejar besarte...?) – la voz sonaba ronca mientras la miraba en la boca descaradamente,
Añete piko rehejáta umi ambue kuña...? (¿Realmente vas a dejar a las otras mujeres...?) – bajó la vista avergonzada –
Katuete aju aiko haguã ko'ápe... (Me vine definitivamente a vivir aquí...) – le señalo a sus amigos – ha ajerure chupekuéra ani haguã chereja cheaño oimeraẽva ndive oñeha'ãva chemoñeñandu vai... (y le pedí que no me dejaran solo con ninguna que trate de acosarme...)
Ambue jey Itiaté ojapóvo mba'e nde provoca haguã... (La próxima vez que Itiaté haga algo para provocarte...) – lo vio dejar de sonreír – ¿Reporandúta piko raẽ chéve ndepochy mboyve? (¿me vas a preguntar primero antes de enojarte?)
Ambue jey ahechávo opoko nderehe... Ndakañymo'ãi... apromete... aha'arõta cherecha... (La próxima vez que lo vea tocándote... no me voy a escapar... te lo prometo... voy a esperar a que me veas...)
Rohayhu Pitá... (Yo te amo Pitá...) – le dijo completamente emocionada –
Che rohayhu avei Kerana (Yo también te amo Kerana)
Le respondió tan cerca de su boca, que para ella fue sumamente fácil tomarle el rostro y besarlo con toda la pasión y la ternura contenida.
Los demás simplemente sonrieron y evitaron mirarlos mientras seguían conversando. Parecía que Pitá tenía muchas chances de ser perdonado... la manera en la que ambos se miraban era imposible de confundirlo con otro sentimiento que no fuera amor.