Adam es un gángster y una madrugada, cae en una trampa, al descubrir que estaba siendo traicionado por su novia, con su mayor rival, durante esta trampa, termina gravemente herido y es salvado por Samantha, una mujer sencilla, que más tarde descubre que trabaja en uno de sus hoteles, ella es una hermosa mujer que está pasando, como él, por una desilusión amorosa. Después de que Samantha le salve la vida, Adam empieza a protegerla de su rival, que se entera de que le ha salvado la vida y se obsesiona con ella.
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Ataque sorpresa
Samantha entró en casa y dejó la compra en la cocina, se dirigió al baño, poniendo la bañera a llenar, su bolso con el móvil estaba sobre la mesa.
Salió del baño en dirección al dormitorio, tenía que quitarse el uniforme que aún llevaba puesto, mientras caminaba ya estaba tirando de la cremallera que había en la espalda del vestido.
El uniforme se deslizó por su cuerpo cayendo al suelo, quedando solo en ropa interior, se agachó cogiendo el vestido, sin darse cuenta de que estaba siendo observada por quien se escondía en el armario de su habitación.
Samantha cogió una bata de seda que estaba colgada en su perchero y se la puso, volvió de nuevo al baño y deslizó el grifo que llenaba la bañera, ya estaba casi todo listo para su relajante baño, más que merecido.
En su bolso sonaba su teléfono móvil, sin embargo, estaba en modo vibración y no escuchaba la llamada que estaba recibiendo.
El que la estaba llamando con tanta insistencia era Adam, en cuanto Marcos le informó de que había alguien en la casa, inmediatamente comenzó a llamarla para advertirle de que estaba en peligro, pero ella no contestaba, lo que le ponía extremadamente nerviosa y preocupada.
Marcos ya estaba en el patio trasero de la casa, intentando observar lo que ocurría dentro de la residencia antes de entrar, quería evitar un tiroteo innecesario, que podría herir a la chica.
Samantha se dirigió a la cocina tarareando, cogió una taza de la alacena, el vino y el chocolate de la mesa, comenzando a organizar todo en el fregadero de la cocina, el chocolate lo puso en un bol y llenó la taza que cogió con vino.
Cogió todo lo que había organizado y se dirigió hacia el baño, al pasar por la mesa, pudo oír el ruido de la vibración de su teléfono móvil, dejó las cosas sobre la mesa y buscó su aparato en el bolso.
La llamada terminó en cuanto descolgó el móvil, miró el historial, al ver las varias llamadas de Adam hacia ella, se preocupó, no tenía ni idea de por qué la llamaba tanto así, cogió la taza de la mesa y se alejó un poco de la cocina, al principio pensó en ignorarlo, pero luego imaginó que podía ser algo serio, cuando fue a devolverle la llamada a Adam, el móvil volvió a sonar y esa vez, ella contestó.
- Samantha, escúchame bien y no digas nada, hay alguien en tu casa, vete a alguna habitación y enciérrate, uno de mis hombres ya está fuera de tu casa.
Samantha se giró para ir hacia la habitación, pero se sorprendió al ver a dos hombres detrás de ella, se quitó el móvil de la oreja y la sorprendió la bofetada en la cara que recibió, muy fuerte, que la hizo caer al suelo, junto con la taza que se rompió, haciendo que un fragmento de cristal de la taza, le entrara en el brazo.
Al otro lado de la línea, Adam escuchó el ruido, se imaginó lo peor y se enfadó, dando un puñetazo a la pared, haciéndose daño en la mano, la llamada se cortó e intentó llamar de nuevo.
- ¿Qué crees que estás haciendo, idiota? El jefe te ha dicho que no la toques, ahora mírala - dijo uno de los hombres enfadados.
Samantha estaba en el suelo, con el brazo sangrando y la boca con un pequeño corte, que también sangraba un poco y estaba hecho por la bofetada que recibió, su móvil volvió a sonar, pero lo cogió uno de los hombres, que terminó la llamada.
- Lo siento gatita, pero no podía correr el riesgo de que huyeras, ni de que gritaras - dijo mirando su cuerpo.
Se enderezó la bata que se le abrió un poco con la caída, mientras miraba del hombre que estaba encorvado a su lado, al que estaba de pie, vio a otro hombre que se acercaba por detrás, que le hizo una señal silenciosa con el dedo, recordó lo que Adam había dicho en la llamada y se imaginó que era su hombre el que había dicho que estaba allí.
- ¿Qué quieren? - preguntó ella, tratando de distraerlos.
- Nuestro jefe quiere hablar contigo y cree que he estado antes en esta casa.
Samantha no entendió por qué dijo eso, pero antes de que pudiera preguntar, el hombre de Adam golpeó a uno de los hombres en la nuca, haciéndolo caer y cuando el otro se levantó dándose la vuelta, lo golpeó, pero ese no cayó, comenzando una pelea entre ellos y mientras se enfrentaba a él, Marcos le habló.
- Ve a la habitación y enciérrate, y solo sal cuando yo te lo diga -le dijo en tono ordenado.
Ella tomó impulso levantándose, aun con el dolor que sentía en el brazo, por el esfuerzo que hizo con él, corrió a la habitación cerrándola con llave como se le ordenó, miró el brazo que estaba con el vidrio, fue frente al espejo y tiró de él de inmediato, sintiendo como el dolor invadía nuevamente su brazo.
Samantha fue al armario en busca de un pañuelo, necesitaba atar bien ese corte, para que detuviera la hemorragia, al mismo tiempo buscó algo que ponerse, en esa situación, no podía quedarse solo con esa bata, agarró lo primero que vio frente a ella, un pantalón de chándal y una camiseta de tirantes, no quería ni podía tener nada encima de esa herida.
Samantha utilizó su boca para ayudarse a hacer un nudo en la bufanda que cogió, se puso el pantalón y se quitó aquella bata sucia de sangre y vino, poniéndose con dificultad aquella camiseta de tirantes, mientras se vestía oía ruidos que venían de fuera, imaginando que seguían peleándose entre ellos.
Se sentó en la cama aún aprensiva, se preguntaba que haría si no era el hombre de Adam el que ganaba aquella pelea, su teléfono móvil se había quedado fuera, no tenía forma de llamar a nadie, pensó que solo tendría que saltar por la ventana y correr calle abajo, en busca de ayuda y rescate.
La ventana era su opción, la miró, pensando en no esperar a que terminara la pelea fuera de la habitación, se levantó yendo hacia la ventana, pero pronto escuchó golpes en la puerta, al mismo tiempo, los latidos de su corazón se aceleraron y escuchó una voz que decía su nombre.
- Samantha, puedes abrir la puerta, tenemos que salir de aquí rápido, no sé si son solo estos dos los que están vigilando la casa, Adam ya está enviando refuerzos, pero no es seguro quedarse aquí.
Aunque en ese momento estaba aterrorizada, sabía que estar protegida por Adam era su mejor opción, él ya le había confirmado que era uno de sus hombres, así que no había mucho que hacer, solo era abrir la puerta y esperar no equivocarse, confiando en ese hombre y en Adam.