¡LA TEMPORADA DE ESCÁNDALOS HA COMENZADO!
Tras haber salvado la vida de su hija, casada con el príncipe heredero y madre del nieto de la reina regente, se enfrenta a la insistencia de esta última para que vuelva a casarse y disfrutar de su jubilación en compañía. A pesar de sentirse desalentado por la idea de encontrar pareja como un divorciado de mediana edad, que para nada es atractivo, accede a asistir a los bailes debut para complacer a su hija. Lo que no imagina es que en ese ambiente hipócrita podría hallar una nueva oportunidad en la duquesa de Rosaria, la primera mujer en heredar un título nobiliario y formar parte de la guardia real. ¿Podrá un hombre marcado por el estigma de un divorcio, su edad y de su fealdad, encontrar nuevamente el amor en alguien como ella, que desafía las convenciones sociales con su posición y poder?
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CAPÍTULO 22
Luego de pasar casi todo el día con el notario, el hombre finalmente salió de la habitación de la duquesa, empapado en sudor, el calor era extremo en ese lugar. Ni siquiera se le permitió abrir las ventanas, la duquesa no soportaba el sol directo en su piel.
—¡Dios! ¡Agua, por favor!—le imploró a la doncella líder.
La mujer, sabiendo que ahora el hombre debía autenticar en la notaria los documentos de la duquesa, se apiadó un poco de él y lo invitó a tomarse un poco de limonada en lo que el carruaje que lo llevaría a la ciudad llegaba a buscarlo. Mientras tanto, algunos sirvientes entraron para atender a Serena y ventilar un poco la habitación.
—¡No!—gritó Serena.
—Abran las ventanas y cortinas—dijo Jeremy entrando en la habitación—ya casi no hay sol. Además, Serena, el encierro no es bueno para un enfermo.
—Enfermo...—susurró con ira contenida la duquesa.
Las palabras de Jeremy, si bien no tenían la intención de dañarla, sí fueron un cruel recordatorio del estado deplorable en el que estaba. No obstante, el médico real no pudo ver su rostro, ya que este observaba con recelo la bruma negra al lado de la duquesa.
Sin embargo, cuando estaba por interponerse entre la muerte y la duquesa, la anciana Baba entró y comenzó a mover su bastón, como si estuviera peleándose contra una mosca. La bruma negra, sin poder zafarse del ataque de la bruja blanca, tuvo que desaparecer del lugar.
—¡Shh! ¡Shh!—susurró la anciana—¡Aún no es su tiempo! ¡Aún no es su tiempo!
Jeremy quedó perplejo de que la abuela Baba pudiera ver aquel ser que lo había estado torturando desde que era niño, sintiendo un extraño sentimiento en su interior. Por primera vez en su vida, creía que él no estaba loco en realidad.
—Serena, te presento a la abuela Baba—expresó Jeremy—será una de las personas que curarán tus heridas.
La abuela Baba se sentó al lado de la duquesa y le sonrió con dulzura, haciendo que Serena se estremeciera. Si bien la mirada era de una persona adulta normal, pareciera que la anciana le estuviera viendo hasta el alma.
—¡Oh, dulce, niña! ¡Estoy tan feliz de conocerla!—respondió la mujer—¡juro por mi vida ayudarla!
Sin esperar lo que pasaría, observó como varios sirvientes entraban y depositaban una bañera y un biombo. La anciana sabía que la luz de sol era esencial para su recuperación; sin embargo, el biombo suavizará los rayos de luz de este.
El agua, inicialmente caliente, en la bañera, comenzó a tornarse de un color verde traslúcido gracias a una mezcla de hierbas medicinales. Antes de que se enfriara, la abuela Baba colocó un poco de la poción curativa de Scott en el agua.
—¿un baño medicinal?—preguntó Jeremy en un susurro—¿no sería mejor untar todo directamente?
—Si, pero hará un shock si se hace así—le respondió la mujer—si lo hacemos poco a poco, será más cómodo para la piel de la duquesa.
La abuela observó como Jeremy asentía, mientras observaba como la duquesa se levantaba de la cama con ayuda de sus doncellas.
Poco a poco, comenzaron a desnudarla, haciendo que Jeremy se estremeciera ante el mal estado del cuerpo de su prometida. Serena, quién ya estaba lo suficiente depresiva, solo ignoró el malestar de los demás cuando le quitaron su bata y sus vendas.
—Así que este es el dedo...—susurró la anciana—y estas son las marcas de las uñas.
—Estoy maldita—respondió Serena—no creo que pueda ayudarme.
La anciana pidió que la ayudaran a entrar en la bañera, cuya agua ya estaba tibia. Una vez dentro, le tocaba sumergirse por completo, pero antes ella le respondió.
—Las maldiciones son hechas a causa de los sentimientos negativos que algo bueno en uno le produce a la otra persona—le habló a la mujer—si esta maldición está hecha para debilitarla, entonces use su fuerza de voluntad para eliminarla.
Serena se sumergió en silencio, sin responder a aquellas palabras. Le costaba creer que con tan solo fuerza de voluntad pudiera detener una maldición. No obstante, el estar bajo el agua, hizo que su dolor se calmara y provocara sueño en ella.
—¿Por qué no sale?—preguntó nervioso Jeremy—¡Se quedará sin aire!
Cuando iba a sacarla el, después de treinta segundos, observó como él agua comenzaba a tornarse negra, como si se estuviera manchando de sangre coagulada.
—Así que con sangre de cercanos fue que la embrujaron—susurró la abuela Baba—¡Saque a la duquesa!
La abuela Baba observó como Jeremy sacaba en brazos a Serena. Una de las hierbas medicinales, tenía la facultad de expulsar magia negra del cuerpo de los humanos, así que gracias a ella pudo confirmar una de sus muchas sospechas.
—Saquen el agua y quémenla con queroseno en la media noche—ordenó la bruja blanca.
Jeremy estaba anonadado, mientras Serena tosía agua. La mujer no solo estaba viva, sino que el cabello que había perdido había vuelto a salir, alargándose hasta debajo de sus nalgas. Así mismo, las pústulas de su piel se habían curado.
Lo único que quedaba en el cuerpo de Serena eran las marcas de las quemaduras, pero no era nada en comparación a cómo estaba anteriormente.
—¡Abuela Baba!—llamó el médico real.
No obstante, Serena, quién había tenido una pesadilla mientras estaba bajo el agua, abrazó con fuerza a Jeremy. No quería separarse de él, era la primera vez que sentía tanto miedo.
—No me dejes—susurró apretando el abrazo—duerme conmigo hoy, te necesito.
Jeremy se sonrojó de inmediato, tapándola con la manta. La duquesa seguía desnuda, y lo abrazaba sin vergüenza, aun cuando sus dos grandes pechos del tamaño de dos melones estaban tocándolo sin pudor.
Jeremy observó con recelo a los hombres dentro de la habitación, haciendo que la abuela Baba, con una sonrisa, expulsara a todos con su bastón.
—Serena...—le susurró—¿Qué ocurre?
—¿Cuánto tiempo estuve dentro de la bañera?—preguntó sentándose en sus piernas.
Aunque aún le dolía su cuerpo, el cuerpo de Jeremy era un bálsamo para su corazón, por eso, con cuidado, se subió a las piernas de este y lo abrazó por el cuello.
—Tócame—le ordenó pegando su nariz con la de él—te necesito...
Sin darle tiempo a Jeremy de analizar sus palabras, Serena lo besó antes de acostarse encima de el. Inconscientemente, el médico real colocó sus manos en la retaguardia de la mujer, presionando las entre piernas de ambos.p
Y tampoco entiendo por que piensan que Jeremy va a cargar un lastre, por casarse con Serena, al contrario creo que va a salir ganando