El Parapléjico y la Buena Chica

Eles vão para o apartamento dele, ao chegar Mateo abraça a Helena por trás beijando seu pescoço.

Mateo: ¿Quieres ayudarme a cocinar la cena?

Helena: Sí, ¿qué vamos a hacer?

Mateo: ¿Qué tal pasta con camarones en salsa blanca?

Helena: Delicioso.

Mateo: Entonces vamos.

Ellos van a la cocina, Mateo no era rico pero tenía una buena situación económica, siendo cirujano durante varios años, por lo tanto, ganaba bien. Su apartamento era grande, moderno y hermoso. Mateo separa los ingredientes, él sabe cocinar muy bien, mientras que Helena no es muy habilidosa en la cocina, pero si se le indica lo que tiene que hacer, lo hace.

Mateo: Tú cortas la cebolla, el ajo y el cilantro y la cebolleta.

Helena: De acuerdo jefe.

Mateo: Jaja, tonta.

Helena: ¿Cómo fueron las cirugías?

Mateo: Con éxito, pero a un paciente le hará falta fisioterapia. Tenía una alteración en la posición de la columna lumbar. La cirugía lo dejará bien, pero la fisioterapia será beneficiosa para el estiramiento y en caso de inflamación.

Helena: Entiendo, ¿puedo encargarme de ese paciente?

Mateo: ¿No crees que ya le he indicado a la mejor del mundo?

Helena: Jaja, muy bien.

Mateo: No vamos a hablar del trabajo, ¿vale?

Helena: De acuerdo.

Él le pasa salsa blanca por la nariz a ella. Helena sonríe y da un golpecito en el hombro de él. Él se limpia y le roba un beso, pero al notar un olor a quemado se separan.

Mateo: Maldición, el ajo se quemó.

Helena: Eso es por haberme ensuciado, pagaste tu.

Mateo: Ah ¿sí? Voy a ensuciarte aún más.

Él le pone salsa en la cara a ella en forma de pecas, Helena le hace lo mismo y se desencadena una guerra de comida. Se miran el desastre que han creado y se ríen.

Helena se va a duchar, Mateo termina de preparar la cena. Cuando Helena sale del baño, él se va a duchar. Ya están limpios y la mesa está servida, se sientan para comer.

La cena está deliciosa, Mateo abre una botella de vino para acompañar. Después de la cena limpian la cocina y se van a la sala. Mateo elige una película y se acuestan en el sofá para verla.

Mateo: Extrañaba estar así contigo.

Helena: Yo también.

Mateo: No puedo esperar para tener vacaciones.

Helena: ¿Estás cansado?

Mateo: Un poco.

Helena: Lo entiendo.

Mateo: ¿A dónde te gustaría ir?

Helena: ¿Qué tal Italia?

Mateo: ¿Italia?

Helena: Sí, o Portugal, he oído que allí se encuentran excelentes vinos.

Mateo: De acuerdo, entonces vamos allá.

Siguen viendo la película.

William está en la sala viendo televisión, sus padres le hacen compañía. La película termina, la madre de William mira la hora y le da la medicina a William.

William: No quiero a esa mujer aquí mañana, ahora tengo que tomar medicamento para el dolor.

Otávio: No, hijo mío, eso es por culpa de los ejercicios, es parte del tratamiento.

Juliana: Querido, pronto estarás caminando. La doctora parece muy competente, todos la adoran.

William: Menos yo.

Juliana: Por favor, dale una oportunidad, al tratamiento, yo sé que te sientes culpable por aquel accidente, pero no fue tu culpa. Necesitas seguir viviendo, esa culpa y estar en esa silla de ruedas no traerá de vuelta a tu amigo.

Otávio: ¿Recuerdas su alegría? Él no quiere que detengas tu vida, no está contento con eso. Hazlo por él entonces.

William: Si no hubiera bebido ese día, nada de esto habría pasado, él estaría aquí.

Otávio: No, no pienses eso. Todos bebieron y él estaba en la ventana del carro, no fue tu culpa.

Juliana: No hagas esto contigo mismo, hijo. Tienes toda una vida por delante, eres joven, guapo, inteligente... por favor no lo hagas.

William: Quiero estar solo.

Tristes, los padres de William se van. Suben a dormir y William se queda en la sala pensando.