En la actualidad, en una ciudad donde todos viven apurados encontraremos a una chica promedio. Su deseo es ser actriz de películas, y su sueño es ser famosa. Estudió teatro, actuación, acrobacias e incluso se especializó en artes marciales para poder estar lista para cualquier papel que se le pudiera presentar.
Finalmente, después de tanta espera consiguió un papel en una película que pretendía retratar la vida de una mujer muy importante en la historia. No había podido conseguir el papel protagónico, pero como era su primera puesta en escena, estaba bien. Se había preparado para ese momento toda su vida.
Katherine llegó al set de filmación donde tenía que hacer su primera grabación que consistía en una escena de pelea entre concubinas. Pero tal fue su suerte que cayó desde el balcón de los camerinos, y murió.
Gracias a esa caida ahora estaba ahí, en una habitación lujosa y ella sin saber lo que había pasado, o siquiera dónde se encontraba en estos momentos...
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Cap #22
Dos días después, el visir salió de su mansión para encontrarse con su hija y Senebkay para poder ir al templo donde se encontraba su esposa recuperándose. El río se asentaba pesadamente en el desierto. Sansa y Senebkay se encontraban apreciando como el sol bañaba lentamente con su luz el Nilo.
- esto es realmente hermoso. Podría despertar con esta vista todos los días y jamás me cansaría-, dijo Sansa que se encontraba sentada al lado de Senebkay. Hassa, con la ayuda de Mona habían dispuesto un lugar para que ambos pudieran sentarse a desayunar mientras esperaban al visir.
Habían salido de madrugada para llegar al punto de encuentro con su padre. Mientras ellos disfrutaban de la vista y comían algunas frutas, algunos de los hombres del príncipe se encontraban preparando una embarcación que utilizarían para viajar hasta llegar a la ciudad donde se encontraba el templo que albergaba a la madre de Sansa bajo las órdenes del príncipe.
- no imaginaba que pudieras ser incluso más hermosa y majestuosa. Irradias una luz que calienta mi corazón, mi querida Sansa-, habló de repente Senebkay, quién había estado observando a su ahora esposa y princesa.
Sansa sonrió de placer al escuchar las declaraciones de su príncipe.
Sorah quién traía algunas cosas para la pareja, sonrió al ver tan feliz a su pequeña maestra, su princesa. Sentía que finalmente los momentos complicados y duros de Sansa se estaban alejando.
-que el Nilo bendiga a esta pareja para que puedan ser felices-, pensó después de alejarse de ellos mientras miraba al Nilo.
No pasó mucho tiempo para que el visir llegue al lugar acordado. Se había demorado un poco porque quería asegurarse de que nadie lo siguiera. No quería vulnerar la seguridad de su esposa y de su hija.
Sansa recibió con un gran abrazo a su padre. Estaba feliz de verlo nuevamente. Ya todos presentes y listos, subieron a la embarcación que aguardaba por ellos. Y así empezaron su viaje que duraría gran parte del día. Pero sería un viaje agradable, tanto por la compañía como por los paisajes que ofrecía el río a medida que avanzaban.
Llegaron a las afueras de la ciudad donde se dirigían. Cuando desembarcaron encontraron a algunas de las personas cercanas a Senebkay ya esperando en la orilla. Eran los que se encargarían de escoltarlos, además de que traían todo lo necesario para asegurar que la princesa pudiera viajar cómodamente.
Sansa, al darse cuenta de que Kay había hecho todo lo posible para que ella pudiera estar cómoda, sonrió. A su parecer ese hombre era realmente perfecto, el único que podía estar en su corazón sin importar nada más.
El templo al que se dirigían se encontraba fuera de la ciudad. Recorrieron solo unos pocos minutos para encontrarse con aquella majestuosa vista que ofrecía ese gran templo dedicado a la diosa Hathor.
- Hathor-, murmuró Sansa. Y en ese momento pensó en hacerle una ofrenda y pedir por la seguridad de Senebkay.
Cuando llegaron al templo, fueron recibidos por los sacerdotes y sacerdotisas. En los templos dedicados a ella podían servir tanto hombres como mujeres, a diferencia de otros cuyo clero debía ser del mismo sexo que la divinidad al que servían.
Tanto Sansa como su padre, estaban ansiosos de ver a la mujer después de tanto tiempo. Su padre se veía nervioso, podía decirse que estaba incluso más ansioso que Sansa. Fueron guiados hasta un patio, desde donde fueron llevados después a una alcoba en el segundo piso, donde en el balcón se encontraba una mujer sentada.
- Aún no puede mantenerse mucho tiempo de pie. Pero está mucho mejor en comparación a como cuando llegó-, habló una sierva, la que se encargaba de los cuidados de la mujer.
Sansa tenía vagos recuerdos de su madre, pero en efecto, aquella que estaba sentada ahí en el balcón de esa alcoba era su madre, la reconoció por sus ojos y la cálida sonrisa que les regaló cuando los vio.
- mi querida Nailah-, dijo el visir apresurando el paso para acercarse a ella.
Finalmente la familia estaba reunida de nuevo, y un poco apartado de ellos se encontraban Hassa, Mona, y Zorah quienes hacían lo posible para no lanzarse a los brazos de la señora que tanto los había ayudado en el pasado. Entendían que era un momento familiar y no los debían interrumpir.
Los minutos iban pasando rápidamente mientras todos se ponían al tanto de la situación actual de cada uno. Nailah contó todo lo que había pasado durante ese tiempo, y como Akmmam la visitaba de vez en cuando solo para torturarla y hablar de cosas que nada tenía que ver con ella.
Sansa presentó a Senebkay como príncipe y su esposo. Lo cual sorprendió bastante a Nailah. Seguían hablando hasta que Nailah le preguntó al príncipe si tendría más mujeres además de Sansa. Su preocupación era más que nada por su hija, ya que no quería que está sufriera por eso, puesto que se notaba amor entre ellos.
- no, no es algo que haya estado en mis planes antes. Para mí Sansa es la única que necesito. Además, para que esté tranquila, mi padre me lo prohibió. Aparentemente, quiere asegurarse que no tenga descendencia. Accedió a mi matrimonio con su hija porque la hicimos pasar por una persona enfermiza que quizás no podría quedar embarazada en un futuro-, confesó sin más Senebkay.
- ya veo, y ¿sabes el motivo de la decisión de tu padre?- volvió a preguntar la mujer.
- No. Hasta ahora no he podido averiguar el motivo de su odio-, confesó recordando que no había logrado obtener una información que le diera esa respuesta. Toda investigación había sido infructuosa.
- bien, puedo ayudarte con eso. Cómo sabrán Akmman es prima del faraón. Una de las tantas veces que fue a visitarme habló sobre eso. Fue realmente una gran sorpresa para mí escuchar aquello, y quizás la información te pueda servir-, dijo Nailah mirando fijamente al príncipe con una ligera sonrisa.
como siempre leer tus novelas mis felicitaciones 👏