**Alexa** es una joven soñadora, inquieta y de alma libre, siempre anhelando encontrar el verdadero amor. Para ella, ese amor es como una burbuja que flota en los cielos, un refugio que le brinda seguridad y confianza, un lazo tan fuerte que no permite distancias entre almas gemelas. Sin embargo, su mundo idílico se ve sacudido por la llegada de **Sergio Méndez**, un hombre misterioso y arrogante que desconfía del amor y desafía todas sus creencias. A medida que Alexa se adentra en este torbellino emocional, comenzará a cuestionar la existencia del amor verdadero. ¿Logrará Alexa mantener su fe en los sueños del corazón, o se dejará arrastrar por la dura realidad que Sergio representa? La batalla entre el idealismo y el escepticismo está a punto de comenzar.
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Capitulo III La discoteca
Alexa fue con sus amigas a una discoteca, el lugar era ruidoso así como a ellas les gustaba. Fueron recibidas por un juego de luces de colores que parpadeaba al son de la música. Paredes decoradas con arte moderno que le daban un toque de sofisticación. Un enorme bar donde los bartenders preparaban cócteles exóticos. En la pista de baile estaban las personas disfrutando, moviéndose al ritmo de la música, misma que envolvía sus cuerpos.
Las tres se dirigieron a un espacio más tranquilo,. equipado con cómodos sofás, donde se podían relajar y hablar entre ellas. Era un ambiente festivo lleno de risas y un DJs que animaba con sus sorprendentes mezclas.
"¡Este lugar es increíble!", exclamó Lucia, animada.
"Sabía que te iba a gustar, lo busque por internet y decía que era un lugar único en la ciudad", expreso Alexa moviéndose al son de la música.
"Pidamos algo de tomar, ya quiero probar las exquisiteces que preparan los barmans", comento Irene animada.
"Mejor vayamos a la pista a drenar el estrés", respondió Alexa quien no se quedaba quieta.
Para complacer a su amiga Irene y Lucia fueron a la pista de baile junto a Alexa, quien no estaba disfrutando el tener que volver a la mansión Méndez, imaginar que podía toparse nuevamente con el engreído de Sergio le revolvía el estómago. Ya en la pista de baile, empezó a sonar una canción con un ritmo sensual, las chicas empezaron a moverse sin pudor alguno, dejando salir toda la sensualidad que había en ellas. Reían, se movían olvidando todo a su alrededor celebrando sus logros y el próximo éxito de un plan que tenían en mente.
Mientras las tres se divertían sin prestar atención a su alrededor, unos ojos oscuros y fríos se habían posado en las tres chicas, especialmente en la castaña que se movía de manera muy sensual. Desde su posición no podía ver bien el rostro de la joven, lo que si distinguía perfectamente era ese cuerpo tan bien trabajado que tenía.
"¿Conoces a esas chicas?", le pregunto Sergio a Luciano, quien estaba entretenido con una de las mujeres que había invitado ese día.
"¿De quienes estás hablando?", respondió el hombre dejando de lado a la mujer a su lado.
"Esas tres que están en la pista", dijo Sergio intrigado.
"Nunca antes las había visto, pero no están nada mal, esa castaña se mueve como las diosas", expreso Luciano con ojos de lujuria.
"Lo siento amigo, yo la vi primero", respondió Sergio mirando fijamente a Alexa.
Algo en ella se le hizo conocido, pero no sabía que. Dejando ese pensamiento de lado envío bebidas para las tres. Quería halagarlas y al mismo tiempo dejar una buena impresión de él.
Desde su posición podía observar todo lo que estaba pasando. Las jóvenes volvieron a su lugar, reservado solo para gente exclusiva: vio cuando ellas se sentaron, cuando el mesero llevo las bebidas y cuando la castaña lo rechazo, haciéndole una seña con el dedo medio.
Sergio estaba indignado por la actitud de la mujer, eso solo le daba la razón y él la conocía. Vio al mesero caminar con las bebidas de vuelta a su mesa.
"Disculpe señor, pero la señorita le manda a decir que aceptaba nada de desconocidos", explico el muchacho un poco nervioso.
"Dime lo que realmente dijo y no te preocupes de que tú no tienes la culpa", contesto Sergio queriendo saber que había dicho exactamente la castaña.
El mesero empezó a recordar cada palabra y relato lo ocurrido.
Pov
"Señoritas, buenas noches. Aquí les traigo un obsequio del señor Méndez", dijo el mesero amablemente.
"¡Uyyy que éxito!", exclamó Lucia aplaudiendo.
"Esta es nuestra noche de suerte", respondió Irene queriendo agarrar una de las copas.
"Queridas, nosotras no aceptaremos nada de ese hombre. Por favor joven dígale al señor Méndez que gracias, pero nosotras podemos pagar nuestras propias bebidas", manifestó Alexa con mucha seguridad.
"Señorita, disculpe que insista, pero es el señor Méndez, ¿acaso no sabe que él es...?", el joven intento explicar quién era Sergio; sin embargo, Alexa no lo dejo terminar.
"Sé quién es el señor Méndez: un arrogante, grosero, déspota, sinvergüenza, mujeriego, engreído, ¡ah!, y un idiota. Creo que eso es todo", respondió Alexa volteando al lugar donde estaba Sergio mostrándole su dedo medio.
Fin del recuerdo.
Sergio sonrió ante la actitud de Alexa, nunca ninguna mujer lo había tratado así, bueno hubo una que le decía esas cosas en la cara, pero era imposible que fuera la misma, ya que la hija de la sirvienta era una muchacha sin gracia y está que estaba frente a él era todo menos una X en la vida.
"Ja, ja, ja parece que te rebotaron", se burló Luciano riendo a carcajadas.
"Así que quieres jugar al gato y al ratón, vamos a ver cuánto te dura ese porte de mujer digna", comento Sergio ignorando las palabras de su amigo.
"Deja las bebidas aquí y te puedes retirar", dijo Luciano librando al mesero de la responsabilidad.
"Ahora vengo", dijo Sergio levantándose rápidamente.
Luciano vio extrañado como Sergio salía a toda prisa en dirección a los baños, por inercia miró al área donde se encontraban las tres chicas notando que la castaña no estaba con ellas. Sonriendo, Luciano pensó que al fin se le había hecho a su amigo, así que siguió su faena con la mujer que tenía al lado.
Por otro lado, Sergio siguió a Alexa hasta el baño de mujeres, pagando a los de seguridad para que nadie entrara, él quería saber cuál era el problema de esta mujer con él, ya que lo había dejado en ridículo ante su amigo.
"Hola preciosa", saludo Sergio con voz sexy.
"¿Qué demonios haces tú aquí?", pregunto Alexa con cara de disgusto.
"Solo quería saber ¿cuál era tu problema?", pregunto Sergio levantando una ceja.
"Señor Méndez, le pido por favor salga del baño", respondió Alexa con una mirada fría.
"¿Por qué no aceptaste las bebidas?", pregunto Sergio con una media sonrisa.
"Mira Sergio, déjate de juegos, tú y yo nunca nos hemos llevado bien, así que mejor regresa con tus amigos", respondió Alexa cansada de la situación.
"Ahora me tuteas, vamos avanzando", contesto él mirando a Alexa fijamente.
Sergio miraba a Alexa tratando de recordar donde la había visto antes, era obvio que ella lo recordaba a él, pero él a ella no.