La Villana Se Va Con El Duque Del Norte

Félix había durado hasta tarde en su oficina, de hecho, aún seguía ahí. Pensando en como toda su vida cambió con la llegada de Bella a este mundo. Sin embargo, con un rostro melancólico recuerda cuando eran un niño y que su padre le había dicho en el momento de darle la máscara.

— escúchame bien, Félix. Si algún día encuentras la cura, podrás salvarte junto con el nombre de los Evegreen... esta máscara te ayudará a regular tus poderes para que así no se salgan de control antes de tiempo. Pudo retrasar la mía y hará lo mismo contigo.

Colocándole la máscara al niño, el hombre tose levemente, cubriéndose la boca muestra un indicio de sangre en ella.

— ¿Padre?

— pero... No evitara que algún día te llegué, solo la retrasa... Félix, mi tiempo ya casi se acaba. Estarás al cuidado de Mauricio a partir de ahora... Espero que puedas conseguir a tiempo para ti, como desearía darte la vida larga y maravillosa que mereces, pero... lo lamento.

Desvaneciendo ese recuerdo, ahora, Félix se encontraba en su chimenea recibiendo el calor del fuego.

“mi madre me abandonó luego de la muerte de mi padre, no quiso cuidarme ya que pensaba que terminaría de la misma manera que él y como no tenía la sangre de un Evegreen ella no temía por morir, pero no le importó dejarme... Desde ahí, algo cambió en mi... Me volví más distante con las personas, hasta casi cruel por mis decisiones... Pensé que viviría hasta el día de mi muerte con amargura... Hasta que..."

— ¿Félix?... ¿Que haces aún aquí?— preguntó Maya, que entraba a la oficina.

Con una sonrisa, Félix se expresa.

— Bella... Perdoname, se me pasó la hora. Ya iba a la habitación.

— ¿Sabes?— abrazándolo, ella le dice—... Me gusta mucho que me llames por mi verdadero nombre. Lastima que no puede ser delante de otras personas.

— mejor... Porque sería el único quién podría pronunciarlo. Éste es nuestro secreto, un secreto que nos ha unido desde que nos conocimos...

— encontraremos la cura, estamos por buen camino...

— cariño... Te he querido preguntar algo, el oráculo ¿Que fue lo que susurró esa vez?... No soy celoso, pero me da curiosidad saber.

— bueno... Últimamente, la razón del porque lo hemos hecho es por ello.

Separándose un poco, Félix le pregunta un poco confundido.

— ¿A que te refieres?— Maya le explica que el oráculo le comento que el tratamiento había empezado desde la primera noche que tuvieron junto. Es cuando el duque se da cuenta de que ese tratamiento es tener relaciones para así equilibrar su magia inestables— ¿Por que no me lo habías dicho antes?

— lo siento... Me había emocionado de que te estaba curando que se me olvidó comentarte. Espero no haberte molestado por no decírtelo antes...— él no comenta nada y se comienza a desvestir— ¿Félix?

— no lo estoy... En cambio, déjame ayudarte con el tratamiento, has trabajado mucho durante este tiempo... Ahora me toca a mí.

Tomándo a su esposa entre los abrazos, Maya es llevada al suelo de una forma muy sutil y con delicadeza. Félix le logra quitar la bata dejándola en camisón.

Ella miraba sorprendida, jamás la había tratado con tanta intensidad, pero hacia que su corazón latiera con más rapidez.

Aún así. En los ojos del duque, se encontraba un destello nunca visto en él, luego, sus labios dulces y suaves pronunciaron una frase que antes de conocer a la dama, jamás pensaría en pronunciarla para alguien.

— te amo, Bella.

La dama ancho un poco los ojos, le había dicho que la quería en muchos ocasiones, pero estás palabras dejó que su respiración se cortará un poco. Comprendió cual solitario era el corazón de Félix.

“las personas que conocen la soledad, son la que realmente saben de compañía, conocen la ausencia de un abrazo, un afecto y hasta de un te amo, pero saben amar de verdad, entregar todo cuando encuentra a esa persona y Félix... Félix me encontró a mí."

Dejando aquel pensamiento, Maya besa fervientemente los carnosos labios del duque y pide que está noche él guíe a su gusto.

Mientras que la hacía suya, la dama no dejaba de repite cuanto lo amaba, que sólo a él le pertenecía su cuerpo y hasta su alma, y que solo él podía llamarla Bella.

A diferencia de otras noches, está vez no sólo se entregan a cuerpo, sus verdaderos sentimientos se estaban mezclado de tal manera que no se daban cuenta de que de este amor creerán uno más fuerte que le cambiará la vida.

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En el bosque. El clima del invierno, más el frío de la noche estaban presente, Sebastián se aseguraba de darle el calor suficiente a Lourdes mientras la llevaba cargada como una princesa. Ella duró todo el camino con los ojos cerrados. Tanto como sus emociones como su corazón temblaban de emoción.

— ya puedes abrir los ojos...— al fin, esas palabras eran anunciadas por el albino.

Poco a poco, la doncella despega sus parpados y a la lejanía veía un cabaña, con un pequeño arrollo que lo separaba del almacén, tenía las luces encendidas indicando que el lugar ya había sido preparado para la llegada de los individuos. Antes de llegar a ese lugar, Sebastián deja a Lourdes en el suelo.

— Este lugar lo construí para cuando quería estar más tiempo en el bosque, para cazar.

— ¿Cazar?...— Lourdes pensaba que era ese tipo de hombre que cazaba de manera normal. Pero antes de poder comentarle más, él lo hace primero.

— Lourdes, Me gustaría serte sincero antes que nada, ves esa cabaña ¿No?— ella asiente con inocencia— ahí es donde te haré mía.

La doncella ancha los ojos con gran impresión.

— hubiera esperado un poco más pero... No puedo, no puedo evitar mi propia naturaleza... ¿Sabes por qué me daba risa que me confundiera con un conejito?... Porque al final de todo no lo soy, soy algo más grande y temeroso que un simple conejo...

Con las palabras un poco atravesadas, ella pregunta una sola palabra.

— ¿Entonces...?

— soy un hombre lobo, o mejor conocido como un licántropo, siendo el último en mi especie...

Si antes estaba asombrada, ahora ya no había como expresarse con ello. Él solo continúa, si quería estar con ella, debía ser sincero para que nada le impidiera estar juntos.

— Lourdes... Lo de mi raza siempre eligen a solo una persona para amar, vivimos en soledad o simplemente no nos llena otra persona hasta que conocemos a ese alguien que nos hace sentir mil emociones a la vez... Y ese alguien eres tú. Por eso te digo todo esto, porque me importas y mucho.

Lourdes se apretaba el pecho. Sabía muy bien que algo los unía. Así que ella va y lo abraza sin algún temor. No pensaba en más nada que estar a su lado.

— ya te dije... Para mí siempre serás mi conejito. Alguien al quién voy a querer así sea amando a su lobo interior. Sí, me tomó de sorpresa saber que eres alguien diferente... ¿Y que?... No hace que mis sentimientos cambien hacia tí, al contrario, confías en mí como yo en tí... Eso no une más.

Sin esperar nada, el albino tomo los labios de ella con un intenso deseo. Sebastián toma a Lourdes nuevamente en sus brazos y la carga para llevarla a aquella cabaña. Ambos se comían a besos durante el caminos, Lourdes había aceptado por completo al albino.

Lo que le había gustado más a ella era la sinceridad de aquel hombre, no cualquiera te diría que es un hombre lobo, un secreto tan profundo como temeroso que solo muy pocos saben.

Esta noche, bajo la luna llena, Sebastián y Lourdes unirán su alma en una sola, ya que es la tradición de la raza del albino.

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Muchas gracias por leer, en el próximo capítulo explicaré un poco más sobre la historia de Sebastián y junto con ello vendrán un nuevo reto para Maya y Félix, así que espero que le esté gustando hasta ahora. 💗

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✓ Las imágenes son de un manwha llamado: “mi marido esconde su belleza"