Pedro es un Exmilitar que debido a una lesión se vio obligado a retirarse, siendo un adicto a la adrenalina en su retiro decide fundar una academia de deportes extremos.
Un día un accidente termino con su vida y cuando cree que es su fin termina el reencarna en el cuerpo de una chica, pero no de una cualquiera sino de la emperatriz del imperio de Arrosa, una chica mimada que está destinada a morir, y ¿Cómo sabe eso?, es porque dicha emperatriz es un personaje relleno en la novela favorita de su hermana.
Pero Carlos no está dispuesto a morir de nuevo por lo que hará lo necesario para sobrevivir.
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Capítulo 22
AMARO
Para mi desgracia en los últimos días no he tenido la oportunidad de ver mucho a Danna ya que está muy ocupada realizando una fiesta de té, cuando me lo dijo me sorprendió el hecho de que se animara a hacer una, ya que nunca me pareció una mujer a la que le gustara esas cosas, cuando me dijo que fue idea de mi hermana, la verdad todo cobro sentido para mí, mi hermana siempre ha sido partidaria de mantener un equilibrio con los nobles, cosas que de cierta manera apoyo, así que no me sorprende que Camila este intentado que Danna ocupe su lugar en la sociedad.
En verdad no era algo que me preocupara, sabía que como emperatriz Danna debía darse a conocer en sociedad, así que esto pasaría tarde o temprano, afortunadamente siempre soy precavido así que nadie sabe lo que pasa en el palacio, así que no hay nada que las “damas” de alta sociedad pueden usar en su contra, ya que sé muy bien lo hirientes que pueden ser, y aunque sé que Danna es una mujer muy fuerte, ella ya ha sufrido mucho como para agregarle más sufrimiento.
Al día siguiente de la fiesta de té vino a verme quien menos me lo esperaba, el Duque Cravo, él es el padre de la que antes era mi prometida, pero al saber lo que ella en realidad pensaba de mi rompí el compromiso, eso y que uno de mis espías cree que el Duque está realizando negocios ilegales, pero aun no encuentra las pruebas sobre eso, pero yo creo en él, ninguno de ellos me ha defraudado y tampoco se ha equivocado con sus corazonadas.
- ¿Que se le ofrece Duque Cravo? – le pregunto, ya que este hombre nunca me ha agradado, solo lo soportaba porque era el padre de la mujer que creí amar, pero ahora sé que nunca fue así, ya que lo que siento por Danna es mil veces más intenso de lo que alguna vez creí sentir por Paula
- La emperatriz agredió a mi hija el día de ayer durante la fiesta de té que se celebró en el palacio de la Emperatriz, exijo un castigo para la Emperatriz y justicia para mi hija – me die el muy descarado
La verdad yo intento no reír, ya que Danna me comento lo ocurrido la noche anterior y aunque yo quise mandar a azotar a Paula por atreverse siquiera a tocar a Danna esta no me lo permitió alegando que ella ya se había encargado, y cuando me dijo que le había regresado el golpe yo no puede más que reír a carcajadas.
- No puedo creer que tuvieras un gusto tan vulgar – me dijo ella después de contarme lo ocurrido
- Bueno mi gusto a mejorado bastante – le conteste para darle un beso en la mejilla, y al ver como se sonrojaba tuve que contenerme para no besarla como en realidad quería hacerlo
- Eso no te lo puedo discutir – me contesto para luego cambiar la conversación rápidamente
La verdad su comentario me alegro, ya que parecía a empezar a aceptar mis sentimientos y tal vez incluso corresponderlos.
Volviendo a la realidad me concentro en el hombre que tengo en frente y la verdad lo único que quiero hacer es sacarlo de mi oficina, pero lamentablemente no puedo, al menos no aun.
- Según tengo entendido, su hija agredió a mi esposa, la EMPERATRIZ de este imperio y esta solo actuó en defensa propia, hay varios testigos que lo confirman, la que debería ser castigada es su hija, agredir a la familia imperial es un delito muy grave, pero la EMPERATRIZ decidió ser benevolente con su hija por lo que no será castigada, pero le sugiero que no tiente su suerte mi mujer no es alguien que de segundas oportunidades, y yo tampoco, ahora retírese – le digo
El hombre quiere decir algo más, pero le hago una seña a mis guardias para que se lo lleven, y sus gritos son música para mis oídos.
Después de ese incidente los días que siguieron fueron bastantes tranquilos, pude pasar tiempo con Danna donde nos íbamos conociéndonos mejor, estos momentos son más cortos de lo que quisiera, pero muy pronto empezaremos con su entrenamiento, y pasaremos más tiempo juntos, sin que tenga que inventar excusas para ir a verla.
Hoy al fin empieza su entrenamiento lamentablemente Jenaro necesita que revise unos papeles antes de irme lo que me hace atrasarme y cuando llego al campo de entrenamiento veo algo que no me gusta para nada, mi otro mejor amigo y Gran General de mis tropas está muy cerca de Danna y ella le sonríe, y para empeorar la situación no sé qué rayos trae puesto Danna pero es muy revelador, los pantalones y la camisa que está utilizando marcan a la perfección su cuerpo y no cubre mucho, la verdad no me molesta que ella lo esté usando, es más me encanta, lo que me molesta es como los demás soldados la están viendo.
- ¡SUELTALA EN ESTE MOMENTO! – grito muy enojado
- Amaro llegaste – me dice Danna y se acerca a mí, yo inmediatamente la tomo de los hombros y la acerco a mi mientras miro a todos los presentes dándoles a entender con mi mirada que si se atreven a verla más de la cuenta son hombres muertos, puedo ver que todos captan el mensaje y se alejan de nosotros para continuar con sus tareas
- Danna, ¿Qué traes puesto? – le pregunto intentando sonar calmado, ya que si decido vestirse así es por una buena razón, Danna no hace algo porque sí, siempre hay contexto de por medio y si la reprendo sin dejarse explicar, ella seguramente se enojara conmigo y no quiero eso
- Mi traje para entrenar, suelo usarlos cuando me ejército en las mañanas, me da mucha libertad de movimiento – me contesta
La verdad me impresiona saber que se ejercita en las mañanas, ya que era algo que no me esperaba, pero al mismo tiempo me enoja que alguien más ya la hubiera visto con esa ropa.
- Se te ve muy cómoda, pero es un poco revelador, tal vez deberíamos buscar algo más apropiado pero que te de la misma libertad que buscas – le sugiero lo más clamado posible, cuando lo que en realidad quiero es tomarla en mis brazos y sacarla de allí
- Talvez tengas razón – me dice después de un rato a lo que yo suspiro aliviado – Anna dame esa camisa, me la pondré encima – oigo que le dice a su dama y esta la pasa una camisa de hombre
- ¿de quién es? – le preguntó y esta vez ya no puedo disimilar mi enojo, una cosa es que la vean, si me molesta, pero ella es mi esposa y sé que solo yo la puedo tocar de manera intima, claro cuando ella me acepte, pero otra muy diferente es que use la ropa de otro hombre
- No lo sé ¿Anna? – le pregunta a su dama, por su voz sé que mi tono no le ha gustado
- De uno de sus guardias su majestad, del caballero Daniel – oigo que le contesta
- Pues no la necesitara, puede regresársela – le digo y tomo la mano de Danna y la llevo conmigo de regreso al palacio