Su personalidad le permitió continuar con una vida que no recordaba.
Su fortaleza la ayudó a soportar situaciones que no comprendía.
Y su constante angustia la impulsó a afrontar lo desconocido; sobreviviendo entre una fina y delicada pared que separa lo inexplicable de lo racional.
NovelToon tiene autorización de 𝐏𝐨𝐢𝐬𝐨𝐧 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
No tan feliz navidad
^^^25 de diciembre, 2022^^^
^^^Casa de Dagan^^^
^^^23: 25 pm^^^
Me mantuve durmiendo el mayor tiempo posible para evitar alargar mis pensamientos sobre todo lo que había pasado. Jamás deposité todas mis energías en ordenar mis ideas, normalmente optaba por suprimirlas y dejar que el tiempo hiciera lo suyo arrastrando aquella confusión al olvido; sin embargo, rompí mi regla e hice la excepción esta vez.
Sin saber si fue por consecuencia, mi cuerpo quedó totalmente debilitado y apenas podía sentarme con ayuda. Gracias a la extraña agudeza que recibí de Félix, podía distribuir mi energía hacia zonas claves de mi cuerpo para un recuperamiento balanceado.
— Como el maná de un mago —murmuré pensativa.
— Sí, podría decirse que es algo bueno —me contó Dagan. A pesar del frío insistió en quedarse a mi lado sentado en una silla, incluso rechazando mi ofrecimiento de ocupar un espacio en la cama conmigo—. Verás, todos los Rieles tienen un límite para usar sus habilidades. Si puedes distribuir tu energía espiritual significa que estás desarrollando ese límite —suspiró sonriendo.
— Ya veo —imité su gesto y sonreí mirando al techo blanco y el foco circular en el mismo—. Dagan, ¿cuál es tu habilidad?
Se sorprendió de mi pregunta. Inclinó su torso hasta reposar su peso en mi abdomen.
— No es muy especial si tienes en cuenta la de Félix o la tuya, pero puedo alzar barreras como protección espiritual.
— ¿Eh? ¿Protección?
— Te lo dije, no es especial —soltó una risilla. Estiró una mano y empezó a juguetear con mi cabello—. Claro, esa barrera solo es visible para Rieles.
— ¿Y puedes ver espectros?
Negó. Dijo que a diferencia de mi o Félix, que teníamos acceso al límite, el resto de Rieles incluyendo a Dagan solo podían ver un plano espiritual menor donde apenas percibían la brecha que daba inicio a los portales y la concentración de energía negativa.
Lo explicó usando un edificio subterráneo como ejemplo. La primera planta era el plano terrenal, apenas iniciaran el descenso empezarían a tener contacto con lo paranormal hasta llegar al límite, desconocido incluso para él.
— Ah, entonces soy privilegiada —bromeé.
Él rió. Me miró por unos segundos y luego cruzó los brazos sobre mi estómago para hundir su cabeza ahí.
— Conoces a la dama negra.
— Algo así —murmuré—, pero, ¿dama negra?, ¿de dónde salió eso?
No había registros exactos de su aparición, pero las primeras víctimas que la vieron describieron una delgada mujer usando antiguos vestidos negros confeccionados específicamente para funerales. Con el tiempo abandonó aquel ostentoso vestido y optó por una capa.
— Evitamos crear suposiciones o rumores que alimenten al demonio, pero se cree que fue una mujer viuda —finalizó.
Debido al sinfín de situaciones que ocurrieron, opté por contarle mi experiencia con ella. Pese a mi decisión nos vimos interrumpidos por Félix quien solo aplaudió un par de veces antes de cerrar la puerta a su espalda. Definitivamente tenía mañas cuestionables para infiltrarse sin ser detectado.
— Al fin la estás poniendo al día.
— No me alegra tener que contarle todo esto, pero es necesario —Dagan tomó distancia—. Si estás aquí significa que se estancó todo el asunto con el Anexo.
— Eres increíble —sonrió con asombro.
— Cierra la boca Félix.
Reí. Intercambiamos saludos básicos y respuestas sobre nuestras condiciones físicas, trivialidades antes de pasar al asunto importante de la noche. Mi atención fue directo al estado del Señor Oscuro, por fortuna seguía estable, pero su condición espiritual se mantenía suspendida. Respondió ambiguamente y antes de contarnos algo confidencial, paseó por la habitación haciendo comentarios sobre el clima mientras bajaba las ventanas y corría las cortinas, se dirigió casi bailando hasta las lámparas sobre la mesita de para encenderlas. Momentos después, apagó el foco.
— De hecho, hay otro asunto de por medio que es más grave que Lia o la dama negra —nos informó—. Hay un espia del gobierno husmeando dentro del Anexo, filtraron los rostros de al menos veinte miembros del Vaticano.
Sin muchas fuerzas giré la mirada en dirección a Dagan, sus definidas cejas negras se arrugaron.
— ¿Por qué es malo? —pregunté.
Félix seguía rondando por toda la habitación sin quedarse tranquilo.
— El límite, los espectros, portales y todo lo demás es un secreto entre el Vaticano y contados miembros del gobierno, si se filtrara todo ello, ¿qué crees que pasaría?
Solo abrí los ojos en señal de entendimiento. Las anormalidades ocurridas 49 años atrás podrían repetirse; desapariciones masivas, miedo e incertidumbre reaparecerían. Pensándolo con detenimiento, en el 1973 los disturbios cesaron sin explicación alguna.
— Ahí se estableció el Anexo que es la conexión entre el Vaticano y el Gobierno de Hiuston, ¿entiendes?
— Maldición —resopló Dagan, exhausto—. La época de fisgones, gente de tiempo libre.
— Tendrás que trabajar más duro antes de año nuevo.
— ¿Por qué Dagan? —me extrañé—. Creí que tendrían un equipo especializado en resolver fuga de información.
— Y lo tenemos —sonrió Félix dándole una palmada al peliblanco—. Este chico se encarga de resguardar el secreto del Anexo por su cuenta. Bueno, tiene otra compañera.
Mi mandíbula pudo caerse de no ser porque es físicamente imposible sin corte alguno. Le pregunté porqué era su deber y se limitó a decir que fue parte de su contrato con el Anexo.
— ¿Hay rastros? Odio tener que investigar sin–
La nueva interrupción fue el melódico tono de llamada de Félix quien contestó rápidamente. Su expresión cambió de un momento a otro y desde que nos conocimos ví una faceta de él llamada seriedad. Todo en él cambió, su postura, su sonrisa y la altura de sus cejas; permaneció quieta respondiendo en monosílabos sin contexto.
Cerró la llamada diciendo que él se encargaría. Intentó decirnos algo pero cuando vimos que Dagan cayó de rodillas el tema cambió. Mi corazón se contrajo y las manos volvieron a temblarme cuando ví que Dagan respiraba con dificultad apretando su pecho con una expresión adolorida.
— ¡D-Dagan! —intenté levantarme, pero mis piernas no respondían.
— Tranquilízate Lia —pidió Félix dándole ligeras palmadas en la espalda. Dirigió su atención a él—. ¿Cayó?
Dagan negó.
— Destruyeron.... —respiró y exhaló con dificultad—. Destruyeron una de mis barreras.
Félix peinó su rubio cabello hacia atrás usando la mano y frunció el ceño tan fuerte que sus ojos parecieron oscurecerse más de lo posible.
— Es un claro ataque contra el Ane–
Se detuvo y pareció entrar en una especie de reflexión. Adquirí las fuerzas necesarias para sentarme y analizar cada detalle de la situación aunque no entendiera mucho. Dagan recuperaba el aliento poco a poco mientras el sudor bañaba su frente.
— Dagan, ¿qué barrera desapareció? —preguntó el rubio, atónito.
— F-Felix, corre...
No esperó a oír nada más, el rubio salió a toda prisa de la casa dejando todo abierto a su paso. Mi cuerpo seguía temblando, aún no lograba controlar la sensación de hormigueo y absolutamente todo me dejó un pánico grabado en la mente siendo el rostro de Félix la peor imagen que haya visto jamás.
— ¿Qué está ocurriendo?
— Eli, escúchame —habló Dagan—. El jefe tiene restricciones y no puede abandonar un rango determinado. La segunda al mando y yo estamos en problemas por aquel espía —hizo una pausa y prosiguió—. Daimond es la fuerza bruta del Anexo y Félix es el miembro con mayor poder superando incluso al jefe, acaban de debilitarlos a todos.
— Es un ataque hacia el Anexo —concluí por él—. Seguramente es ese demonio.
Estuvo a punto de caer, pero siguió arrodillado.
— Está aliada con un Riel, no hay duda —habló con espasmos—. Llamaré a un amigo, vete con él hasta que to–
El ruido de un portazo seguido de varias pisadas nos sobresaltaron. Se trataba de Mikaely seguida del anciano y un puñado de policías aparecieron sosteniendo un papel entre las manos.
— ¡Eliana Jerd, quedas detenida bajo sospecha del asesinato de Jane Flyer y secuestro del menor Nian Flyer!
Las hojas de papel eran capturas de la camara de seguridad del almacén donde quería comprar luces navideñas para Roxan. Por otro lado, más cámaras de los pasillos de mi apartamento se mostraba mi charla con Jane desde la puerta antes del suicidio.
— Eli... —murmuró Dagan desde el suelo.
— Mikaely, tengo derecho a una llamada, ¿verdad?
— Así es.
— Bien, pediré una ambulancia para él.
— Como quieras, vamos, hay que irnos —encogió los hombros y sacudió su cabello antes de salir.
Los hombres me tomaron de los brazos para ayudarme a caminar. Noté que Dagan tenía lágrimas al final de los ojos, lucía afligido. Decidí dedicarle una sonrisa y una última línea antes de salir.
— Felíz navidad, Dagan.