tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un
futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…
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CAP 19
Maximiliano como su padre,cuando terminó su cena decidió ir a casa de Eli. Entró en el recibidor y escuchó los sonidos familiares. Aquello era lo que faltaba en
su casa. Podían oírse las voces de los niños en el piso de arriba. Era la hora de
acostarse
Encontró a leo en el estudio de Caleb.
—¡Hola ismael!
—donde está todo el mundo?
—Caleb ha tenido que marcharse. liz y Madison están arriba. Yo estoy
terminando los deberes.
—¿Te importa decirle a Eli que baje a la cocina a hablar conmigo cuando haya
terminado?
—¿No quieres decírselo tú?
—No quiero que los niños se pongan necios al verme. Esperaré.
—De acuerdo —leo se marchó y regresó pocos minutos después—. Dice que
bajará enseguida.
Ismael se fue a la cocina, se sentó en una silla y esperó. Pensó en servirse un café,
pero la aprensión hizo que su estómago rechazase la idea. Tenía que descubrir qué
era lo que Eli sabía, pero tenía miedo de saberlo. Con él sería sincera; siempre lo
había sido.
Eli apareció pocos minutos después. Le acarició la cabeza en un gesto
maternal.
Ismael le apretó la mano y sintió que perdía el control de sus emociones.
Sin soltarle la mano, su hermana se sentó a su lado en un banco. —¿Ocurre
algo?
—Hace un par de días tuve visita —contestó el mirando a la mesa.
—¿Quién?
—maximiliano Martinez. ¿Habías oído hablar de él?
liz arqueó las cejas y parpadeó
mostrando sorpresa.
—¿max? ¿Cómo era? ¿Qué quería?
—De hecho, era muy parecido a mí. ¿Lo recuerdas. Eli?
—Vagamente, sí. Ella… —nunca decían el nombre de su madre—… tuvo un
amigo llamado max durante un tiempo. Yo era demasiado pequeña para recordar
gran cosa. Creo que era amable. Recuerdo que las cosas no estaban tan mal por
aquella época. Empeoraron más tarde cuando el se fue, ¿qué quería?
—Hace cosa de una semana, su mujer me trajo a su gato a la consulta, y no dejó
de mirarme en todo el rato. Ahora sé por qué. Al parecer, se fue a casa y le dijo a su
marido que me había visto. No tengo ni idea de cómo fue la conversación, pero lo
llevó a verme.
Eli lo miraba asombrada.
—Cree que es mi padre.
Su hermana parpadeó varias veces. Abrió la boca y volvió a cerrarla.
Finalmente se llevó las manos al pecho, como si su corazón fuese un tren a punto de
descarrilar.
—¿Por qué iba a admitir una cosa así? —preguntó él—. ¿Por qué iba a decirle a
su esposa que era el padre del hijo de una prostituta?
Eli negó con la cabeza, aparentemente tratando de razonar o recordar.
—¿Qué le dijiste?
—Le dije que me dejara en paz.
—Oh, Ismael. No habíamos hablado de esto en mucho tiempo. Pienso en ello
todos los días. No quiero sacarlo a la luz y torturarme con ello.
—Eres tú la que dijo que no debía castigarme por el pasado.
—Pero fuiste tú quien le dijo a Caleb la verdad sobre mario y lo que me hizo
porque deseabas quedarte con él, ¿recuerdas? Se lo contaste aquella noche después
de que mario viniera a por mí otra vez.
—Dudo que alguna vez lo olvide.
—De modo que admitimos la verdad, pero no nos castigamos con ella —insistió
ella.
—La verdad es que nuestra madre era una prostituta y que no sabemos quiénes
son nuestros padres —dijo él.
—Pero, si tuvieras la oportunidad de saberlo —dijo ella—, ¿la aprovecharías?
—Un hombre como él no merece la pena, Eli.
—¿Puedes estar seguro de cómo es?
—El era uno de ellos.
Eli cerró los ojos, pero una lágrima resbaló por su mejilla.
—Eliz.
—No siento pena por mí, Ismael. Sufro por ti. Eres el único que puede decidir si
quieres darle a este hombre una oportunidad o no. Si quieres saber la verdad. Si
puedes soportarla.
—¿De qué me serviría?
—No lo sé. Tú tampoco. Pero tienes la oportunidad de descubrirlo —dijo liz
mientras se levantaba—. Tú no eres eres ninguno de ellos. Tal vez sea eso lo que tienes que aprender O tal vez aprendas que él no es tan malo como has pensado
todos estos años, y no quieres dejar de odiarlo porque odiar es fácil.
En ese momento se oyeron pisadas, y madison apareció en la cocina.
—ahh, lo siento. ¿Interrumpo?
Se giró como para marcharse.
—No —dijo Ismael—. Entra.
El se puso en pie y subio la luz.
Madison llevaba un libro en la mano.
—Iba a preparar té y a leer.
—Estoy cansada —dijo Eli con una sonrisa perversa—. Si me disculpán, me
voy arriba.
—Buenas noches, Eli.
Madison dejó el libro en la mesa, echó agua en el hervidor y encendió el fuego.
—¿Quieres?
—si.
El agua hirvió y Ja sirvió sobre las hojas de té en la tetera. Luego las dejó
reposar mientras sacaba tazas del armario.
—¿Cómo está tu paciente?
—Las noticias vuelan —dijo él—. El perro está bien.
—Esta semana no hay fiesta porque los Iverson van a dar un baile en su casa.
Un baile de granero, es como lo llamó Eli. Caleb y ella planean ir, y dijo que su
cuñada vendría a quedarse con los niños para que yo también pudiera ir.
El baile de la cosecha era un evento anual, pero Ismael tenía la mente en otra parte
y no le había dado importancia.
—¿Dejarás que te acompañe? —preguntó él.
—Me encantaría. Será nuestra oportunidad para bailar de verdad.
—Sí —dijo él asintiendo.
Madison sirvió el té y colocó el azucarero frente a él.
—¿Va todo bien?
—¿Qué quieres decir?
—Te noto algo tenso.
—Tengo muchas cosas en la cabeza. te an gustado los libros?.
—Claro. Me han gustado todos los libros.
—Los devolveré y te traeré más.
Le dirigió una sonrisa de satisfacción. apreciaba las cosas pequeñas, cosas que otros tacharían de inconsecuentes. Le gustaba eso de ella. Lo comprendía. Sabía lo que era perderse cosas que otros daban por sentadas y estar agradecido cuando finalmente las conseguía.
Los acontecimientos recientes habían abierto heridas emocionales, despertando antiguos temores a los que nunca había querido enfrentarse. Tal vez no quisiera enfrentarse a la verdad sobre maximiliano porque parte de la responsabilidad sería suya. Responsabilidad de aceptar, comprender y perdonar en vez de odiar y culpar. Necesitaba sabiduría para poner su vida en orden.
¿Puedo hacerte una pregunta, madison?.
Madison agarró su taza y sopló suavemente sobre la superficie del té.
—Claro.
—¿Qué dice la Biblia sobre los padres?
—Bueno, todas las historias sobre padres son historias de heombres que querían
a sus hijos. Hombres , padres y madres.
—Sí, eso he oído. ¿Y qué hay de los padres que no merecen ese honor?
—Haces preguntas complicadas, Ismael. aver escucha talvez no todos los padres sean perfectos mejor dicho ninguno lo es, incluso hay algunos que no son buenos con sus hijos pero sea como sea merecen nuestro perdón talvez no lleguemos a entenderlos y e incluso los juguemos nadie en perfecto Ismael pero debemos perdonar para poder avanzar y ser mejores personas
(tremendo :v ni yo pensé que podía escribir algo asi me voy a volver pastora 🌝 jajajaja)
—¿Las madres también? —preguntó Ismael como si no la hubiera oído.
—Probablemente valga lo mismo para ellas también.
—No quiero ponerme en ese lugar —dijo él—. Si yo no pudiera ser un buen
padre, entonces no querría tener hijos. Es demasiado arriesgado.
Madison rezó por saber cómo contestar las preguntas de Ismael
correctamente. Parecía preocupado y confuso, y sabía que aquella era un
conversación importante. Nunca le había oído a él ni a su hermana hablar de sus
padres, y la única vez que le había preguntado, le había dicho que no tenía padre.
—A alguna gente se le da mejor que a otra. No soy ninguna experta —dijo ella.
—No te he preguntado porque seas una experta —dijo él—. Te lo he
preguntado porque eres una amiga y eres lista
Madison sabía que la veía como a una amiga, pero oírle decirlo disminuyó su
confianza.
—Tal vez, si necesitas una respuesta más sabia, podrías preguntarle a mi padre.
Eli le ha invitado a cenar este domingo.
—¿Tu hermano también?
Ella asintió.
—A veces nos invitan a cenar después de la iglesia, pero mi padre rara vez
acepta. Creo que esta vez ha aceptado para poder ver cómo estoy.
—Me gustaría conocer mejor a tu hermano —dijo él—. Pensaré lo de hablar con
tu padre. Creo que es un buen predicador, no me malinterpretes, pero no sé si quiero
hacerle preguntas así.
—Está bien —dijo ella.
—Gracias por responder.
—Siempre es un placer hablar contigo.
Madison se levantó del banco y se dirigió al otro lado de la mesa, sentándose a
su lado.
—Gracias por preocuparte por mí —le dijo a Ismael.
—Mucha gente se preocupa por ti, madison.
—Tus razones no son obligaciones familiares. No es lo mismo.
La sonrisa de Ismael tenía siempre un poderoso efecto en ella, y sobre todo en ese
momento, cuando estaba tan cerca de él.
—No, supongo que no —dijo Ben.
—No sientes por mí lo mismo que sientes por Eliz, ¿verdad?
—Caro que no.
A Madison le resultó lo más natural levantar la mano y acariciarle la cara. Fue
una caricia íntima. Algo extraño. Prohibido. Excitante. Deslizó los dedos y palpó su
barba incipiente con un vuelco en el corazón.
—Esto es peligroso, madison —dijo él con voz rasgada.
—¿Porque deseas besarme?
Ismael asintió sin hablar.
—No importaría.
( :v pero que poco delicada nos salió xd)
FIN.👻