EL CEO MANDÓN

Mi vida empieza como debería y en la realidad. Ya se me hacía costumbre que después del trabajo iba a la tienda a leer y tomar ya sea un jugo o un café.

Saqué un papel y me puse hacer cuentas. Con lo que tengo en la tarjeta bien pago la renta de un año y con lo que gano creo que bien podría continuar en mi antigua universidad estudiando los días sábado.

Pedí permiso a don Carlos ese día para faltar, me fui a la universidad y me matriculé en mi cuarto año. Sé que con esfuerzo podré salir adelante. Me ajustaré con la comida.

~Alejandro~

Ahí estaba Esther encima mío cuando Megan entró. Acababa de regresar de Japón. Fue un viaje imprevisto. No le avisé a Megan porque ella estaba molesta y quise darle su espacio y su tiempo. Ella tiene razón, dos meses de conocerla y ya la había bombardeado con regalos. Fui detrás de ella pero no avancé.

En la noche fui al departamento y se había ido dejando todo lo que le había dado, celular, laptop, ropa, zapatos, en fin dejó todo.

Al día siguiente fui a la universidad y no llegó. No sabía nada de ella.

Esther ha pasado detrás mío todo estos años y la verdad no me gusta, la veo como una amiga. Mi padre quiere que me casé con ella para unir alianzas pero yo no voy ceder.

Quiero a Megan. Pagué a un investigador privado para que diera con ella. Fui a su antigua casa pero ahí solo vive Louis con una mujer. Es como si se la hubiese tragado la tierra.

~Megan~

Necesito ahorrar para comprar un celular, no puedo estar así. Necesito internet para poder hacer mis tareas. Necesito otro trabajo medio tiempo para poder ajustar.

Durante un mes estuve haciendo pastelito y los vendía en la calle, cerca de donde vivía y así pude comprarme un celular de segunda mano. Entré a mi Instagram y vi las fotos que subí cuando fui a Tokio con Alejandro.

Cuando pienso en él siento que mi corazón duele, como que le falta oxígeno. Me había enamorado de él. Era como mi primer amor. Pero ese amor era desde un inicio algo imposible, somos tan distinto. Me sentía como en el fango junto a él.

Postee una foto en mi Instagram con los hashtag #Un cafecito para el alma. #Nueva vida.

~Alejandro~

Entró una notificación a mi celular pero no le puse mente por qué estaba con una pila de documentos que tenía que leer.

Tomé mi teléfono a esos como a las 10 de la noche.

|Notificación de Instagram| @MeganMax acaba de postear una foto.

Abrí la notificación.

MeganMax: Un cafecito para el alma. #Nueva vida.

Es Megan. ¿Dónde está? No identifico ese lugar. En qué parte de esta ciudad estás. Necesito hablar y aclarar.

Hice una cuenta nueva en Instagram, necesitaba preguntar. Mi nuevo usuario es Tienda de artesanía Corea. Le di seguir y escribí un comentario.

"Nice pic. Lugar que me recomiendes para ir a tomar un cafecito"

Casi inmediato ella respondió.

" Gracias. Este cafecito lo venden en la Tienda Books and coffee. Es un café muy elaborado y el servicio es genial 🥇"

Por fin, se qué lugar frecuenta. Entré a Google Maps y puse Tienda Books and coffee y ahí estaba la dirección.

~Megan~

Un nuevo día. Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe, que dicho tan bueno. Terminé mi turno en el minimarket y necesitaba ir a la tienda para hacer la tarea. Ese lugar me resolvía la vida cuando no tenía internet en mi celular.

Estaba tan concentrada queriendo entender el contenido de la tarea de finanzas IV, cuando un chico se sentó frente mío. Levanté la vista y justo a la persona que menos esperaba ver, ahí estaba, Alejandro Verona.

Tiré el libro del susto. Cogí mis cosas y caminé a la puerta. Alejandro me siguió.

— Está vez no te me escaparás— Sujetó mi mano.

— No quiero verte. Mi vida está bien como está.

— Meses para encontrarte, así que no te vas de aquí sin mi. Necesito hablar contigo.

— Tú tienes una novia Esther. Yo no quiero nada con un mentiroso.

— Tienes un contrato conmigo, te acuerdas y firmaste. Solo yo puedo despedirte. Estas faltando al contrato. Te puedo demandar con eso.

— Hazlo no me importa.

Me metió a la fuerza al auto.

— Conduce— Le dijo al chófer.

— Esto es secuestro. Esto es violación a mis derechos. Te voy a denunciar y no me importa si eres Alejandro Verona o el rey de España.

— Eres como un animalito difícil de domar. Saldrás por la puerta a este paso.

— Es lo mejor. Si muero nadie me va a molestar.

Me sujetó fuerte.

— Esther no es nada mío.

— No me importa. No quiero nada contigo.

— Mis padres quiere que me casé pronto y ella es la escogida por ellos, pero yo no la amo.

— A la mansión— le dijo Alejandro al chófer.

— Ya no me escuchas. No me queda de otra que demandarte por incumplimiento de tus deberes.

— Eres un estúpido. A la fuerza ni los zapatos, okey.

Llegamos a la mansión, otra vez aquí. Me llevó en su hombro chineada como un saco de papa y me tiró a la cama de su habitación. Las empleadas solo veían asustada.

— No me molesten, el primero que lo haga, dese por despedido.

Cerró la puerta con llave.

— De aquí no sales hasta que lleguemos a un acuerdo.

— Estás loco.

— Te amo Megan.

— Yo no te amo. Como me puedes amar si no me conoces lo suficiente. Estas loco.

— Te lo dije fue amor a primera vista. Mi padre quiere que me case y tú serás mi esposa.

— Más loco aún.

— No me extrañaste ni un poco. Porque yo sí te extrañé, extrañé tus labios.

— No te extrañé.

— Te libero del contrato si me pagas 100 millones de dólares está noche. Solo así el contrato se rompe está noche.

— No tengo ese dinero. No puedes decidir cuanto te debo de pagar.

— Igual pagarías si te demando en una corte. Los jueces son mis amigos.

Me puse a llorar y le grité.

— ¿Qué diablos quieres de mí?. Maldigo el día que fui a tu maldita empresa. No tengo ese dinero.

— Hagamos un intercambio de contrato. Anulamos este y firmas este— Tomó de su mesa de noche unos papeles y me lo dio.

— Contrato de matrimonio por un año.

¿Qué diablo es esto?

— Un contrato de matrimonio por un año, si en ese año no logro que tú te enamores de mi, nos divorciamos y nunca más sabrás de mi. Es sencillo.

— Si firmo, solo será un año nada más y después seré libre.

— Así es. No te voy a obligar a tener intimidad y si sucede es porque tú lo deseas. Eso sí, tendrás que ir conmigo a todos los eventos familiares y de trabajo.

— Y las letras pequeñas dónde están. Seguro traes algún truco.

— Lo firmas, te conviene.

— Si. Pero en un año seré libre, no se te olvide cumplir CEO.

— ¿CEO? Ahora soy CEO para ti. Hay una sola condición que es inquebrantable e irrevocable. Mientras estemos casados dormiremos en la misma habitación.

— Sabía que traías algo. Eres un diablo.

— Mañana viene mi abogado y estaremos oficialmente casados— Puso una sonrisa de oreja a oreja.