Simoné es una chica de 25 años que lucha por obtener siempre lo que le gusta. Nada la detendrá por lograr sus objetivos, aunque tenga que luchar con su propia... ¡madre!
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Celos de su hija
En la sala de estar...
¿Qué te sucede, amor?, estás muy rara, Iván no entendía la actitud de Teresa. Sirvió dos copas de vino.
Teresa hizo la pregunta en caliente.
¿Te gusta mi hija?
Iván se sorprendió a tal grado que derramó el vino.
¿Eh?, amor, ¿qué pregunta es esa?
Solo contéstame, dijo ella.
No niego que es muy hermosa, pero yo solamente tengo ojos para una sola mujer, tú. Eres tú la única mujer a quien amo, a nadie más.
Una lágrima brotó de los ojos de Teresa, prométeme que nunca me vas a engañar.
Claro que no, mi amor.
¡Júramelo!, dijo ella muy ansiosa.
Iván la abrazó y le dijo al oído: jamás te engañaré, preciosa, te lo prometo.
Luego sacó un pañuelo que tenía en la bolsa del pantalón y le secó las lágrimas, que empezaron a salir lentamente.
El abrazo que sintió Teresa fue muy reconfortante para ella.
Rato después, Simoné se unió a ellos.
¿Me puedo sentar a ver la tele con ustedes?, no quiero estar sola.
Iván, como siempre muy atento, la invitó a sentarse con ellos en el sillón.
Claro que sí Simone ven Siéntate aquí con nosotros. Estamos buscando apenas en la cartelera, no sabemos qué película ver.
¿Por qué no vemos una película que se llama "en el amor no hay edades?", creo que les va perfecto a ustedes dos.
¿Y por qué mejor no te vas a dormir? Ya es muy tarde, ¿que no tienes trabajo?
Tienes razón, madre, con permiso.
En cuanto Simoné salió rumbo a su cuarto, Iván le dijo a Teresa:
Fuiste muy dura con ella. Solamente estaba bromeando.
Pues esa clase de bromas a mí no me parecen, y dejemos de hablar de Simoné, veamos la película.
Iván solo se encogió de hombros y buscó una película.
.
.
El nuevo día llegó cargado de muchas buenas vibras, el sol empezaba a salir.
Simoné se levantó y preparó el desayuno como siempre, para dos personas.
Lo que no contaba era que Iván se había quedado a dormir con su madre.
Ellos bajaron muy sonrientes y se acercaron a la cocina.
Hola, hija, qué linda eres ya preparaste el desayuno.
Simoné los vio e hizo una mueca. Claro que sí, mamá, enseguida preparo otro desayuno no sabía que Iván se había quedado en casa.
No te preocupes, hija, yo le prepararé el desayuno a Iván, dijo Teresa dándole un beso a Iván en los labios.
Pero Simoné le contestó: No, mamá, yo lo haré, mientras siéntense en la mesa enseguida les llevo el desayuno.
Iván y Teresa se fueron abrazados al comedor, la felicidad y el amor les brotaba por todos los poros.
Simoné sentía mucha rabia, quisiera con el alma estar en el lugar de Teresa. Dando un gran suspiro se contuvo.
En menos de lo que canta un gallo, preparó un tercer desayuno y los acercó a la mesa sentándose del lado de su madre.
Listo, ya podemos comer, dijo Simoné, satisfecha.
Iván dijo a manera de halago:
Esto se ve muy bueno y sabe muy rico también, agregó al dar un primer bocado.
La sonrisa de Simoné iluminó su rostro. Qué bueno que te gustó, Iván. Yo soy muy buena cocinera. Pregúntale a mi madre que todos los días le hago el desayuno y la comida. Ah, y también la cena.
Ya, m'hija no te alabes sola. Acuérdate que yo también hago de comer de vez en cuando.
Está bien, mamá, pero la mitad de las veces hago yo.
Claro que sí, hija. Y es verdad, cocinas muy bien, dijo Teresa solo por no parecer una mujer celosa.
Simoné terminó de comer rápido y se despidió de su madre.
Bueno, mamá me voy a mi trabajo, que estén bien.
Simoné se veía lindísima con esa ropa que traía puesta, y no pasó desapercibida para Iván.
Y claro, para Teresa tampoco pasó desapercibida la mirada de Iván hacia su hija.
Le dio una cachetada.
Mi amor, ¿por qué me pegas?, le preguntó Iván, que no comprendía la actitud de Teresa.
Te voy a decir una cosa Iván, no quiero que mi hija se interponga entre tú y yo. Yo soy tu prometida, no ella. ¿Crees que no me di cuenta cómo la veías?
Por favor, Teresa, no inventes historias, solamente la vi como a cualquiera persona. Es todo. Mi amor, ya te he dicho que yo solo te amo a ti. ¿De qué manera quieres que te lo demuestre?
Perdóname, mi amor, estoy ofuscada, no sé qué pensar. Estoy segura que Simoné está haciendo las cosas para separarnos.
Pero, amor, ella solo quiere ser amable. ¿Por qué no le das una oportunidad?, tal vez solo sean figuraciones tuyas. Tus celos te hacen ver cosas que no son.
Estás equivocado, amor, ¿por qué tendría que tener celos de mi propia hija?, dijo ella temiendo la respuesta de Iván.
Iván, tratando de no herirla dijo lo más sutil posible: Ella es muy hermosa y es más joven que tú, pero yo solo tengo ojos para ti, te lo he dicho muchas veces. Incluso te lo he demostrado siempre.
Tengo tanto miedo de perderte, Iván. Ya no podría volver a ser feliz. Te amo tanto que no concibo la vida sin ti, mi amor.
Preciosa, no me vas a perder. Ni mil Simonés van a lograr separarme de ti.
Teresa abrazó a Iván y permanecieron un rato así. Hasta que Iván dijo:
Bueno, es hora de irnos a trabajar. Acuérdate que tú también tienes tu pequeña empresa, no podemos dejar el trabajo mucho tiempo.
Está bien, vámonos.
Te llevaré a tu trabajo y después me voy al mío.
.
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Simoné, desde que entraste aquí las ventas han subido, veo que eres una gran empresaria, no me arrepiento de haberte dado el puesto de general de la empresa. Llevas dos meses aquí y has sido muy eficiente, Arturo, su nuevo jefe parecía estar muy complacido con ella.
Aunque, claro, no se le quitaba lo prepotente con la gente.
Pero eso no tenía importancia, ya que, las ventas subían como la espuma.
Más tarde, Simoné recibió una visita en su oficina.
Señorita, alguien quiere verla, le dijo su asistente.
¿Quién es, Laura?
Yo, Charly estaba parado en el quicio de la puerta.
Está bien, Laura, yo lo atiendo.
Laura salió y cerró la puerta tras de sí.
Siéntate, y ahora dime, ¿qué estás haciendo aquí?
que el Charly no sea idiota y la vaya a querer ayudar 😂